Y sin más dilación, las reseñas, que hoy me he puesto a escribir esto muy tarde y no me apetece escribir una introducción. Además, que no se me ocurre ningún tema asociado a este mes. Marzo es un mes indiferente.
Buueno, venga, que nos vamos por los cerros de Úbeda.
Título: Los Vengadores (The Avengers)
Título en Serbia: Osvetnici
Director: Joss Whedon
Año: 2012
Intérpretes: Robert Downey Jr. (Tony Stark/ Iron Man), Chris Evans (Capitán América), Scarlett Johansson (Natasha Romanoff / Viuda Negra), Mark Ruffalo (Bruce Banner / Hulk), Chris Hemsworth (Thor), Jeremy Renner (Clint Barton / Ojo de Halcón), Samuel L. Jackson (Nick Furia), Tom Hiddleston (Loki)
Calificación (sobre 10): 9
La culminación del mega proyecto ideado por Marvel Studios desde que Iron Man salió a la luz, el trabajo de tantos y tantos años resultó, a pesar de las dudas y expectativas negativas que algunos teníamos antes de su estreno, el peliculonazo que todos deseamos y, no pienso negarlo, la mejor película palomitera de superhéroes de la historia.
En su momento quise hacer una reseña larga y profunda sobre este pedazo de cinta, pero mi acostumbrada vaguería me acabó echando para atrás y dicha crítica nunca vió la luz,. Pero estos son los Visionados, así que no voy a andarme con rodeos explicando lo que supuso la película para un servidor en su momento, comparándola con los cómics o metiéndome a fondo en los detalles de la misma ,simplemente voy a resumir lo más brevemente que pueda los principales logros de la película, así como sus escasas desventajas, de manera que entendáis porque Los Vengadores se ha ganado mi respeto y mi calificación sobresaliente.
En primer lugar, los pros.
Uno de los mayores puntos a favor de la peli es lograr que, a pesar de contar con , n gran número de personajes principales y secundarios, resulte una obra muy coral en la que prácticamente todos los personajes tienen su momento de gloria, desde Iron Man hasta el pobre del Agente Coulson, todos y cada uno de ellos tienen reservada una escena en la que se convierten en el centro de atención. Y eso le diga un ritmo y una agilidad a la acción envidiable, ya que esta va saltando de personaje en personaje sin parar en ningún momento, ya sea tanto en los diálogos (el ejemplo más palpable lo tenemos en la escena en la que el equipo completo discute sobre el plan a seguir una vez Loki ha sido encarcelado en el helitransporte de S.H.I.E.L.D. ) como especialmente, en las secuencias de acción pura y dura (en la mente de todos los que hemos visto la película quedará el imborrable y mitiquísimo plano-secuencia de la batalla final en la que vemos a todos y cada uno de los miembros del equipo peleando contra oleadas de enemigos mientras la cámara se desplaza por el campo de batalla deteniéndose momentáneamente en cada uno de los integrantes). Y no lo neguemos, la película podrá ser predecible, podrá tener un guión poco profundo, simplón para algunos (aunque una historia seria y profunda no era una de las cosas que más requería la película), pero no se puede negar de que es un producto que en ningún momento resulta soporífero, pues son tantas las ostias, tantos los momentos en los que hay acción, tantas las cosas que pasan sin que haya un descanso entre medias, que no te da tiempo a aburrirte. ¿Cuántas películas tienen a día de hoy el privilegio de poder decir eso? Pocas, muy pocas.
Asociado a la coralidad de la película tenemos a un plantel de actores a los que hemos ido conociendo con los años a lo largo de tantas y tantas películas de superhéroes previas a la culminación que supuso Los Vengadores, y por tanto, un casting que se conoce el personaje al que están interpretando y que han tenido tiempo para perfeccionar sus interpretaciones y corregir los errores pasados. Así, Chris Evans, que por ejemplo resultaba algo soso en Capitán América: El Primer Vengador, aquí ya convence totalmente como el Capi, mostrándose recto, serie, un soldado táctico de primera, alejado de cualquier atisbo del humor que mostraba en su propia película (lo que, dicho sea de paso, me da muy buenas vibraciones con respecto a la inminente Capitán América: El Soldado de Invierno); Robert Downey Jr. se muestra como siempre, como un actorazo sobresaliente capaz de alzarse por encima del resto del plantel, aunque aquí se encuentra con un serio competidor, al menos en mi opinión, como es Mark Ruffalo, que se alza, no ya como Hulk (que en el fondo es un personaje más CGI que humano) sino como el propio Bruce Banner, ya que, si uno se fija detenidamente, muestra en sus gestos, sus movimientos, en la propia presencia en la escena, todos los rasgos que podrían caracterizar al Banner de los cómics como lo que es, como un individuo nervioso, inquieto, constantemente preocupado por su otra mitad oscura y sobre todo, con la posibilidad de que esta salga a la luz y provoque el caos y la destrucción, lo que lo convierte desde ya en la mejor traslación que ha tenido el gigante escarlata en el cine en toda su historia. En cuanto al resto del plantel pues poco más puedo decir, Chris Hemsworth, al igual que ocurre con Chris Evans, se afianza plenamente como Thor dejando atrás la sosez y la poca profesionalidad de su anterior participación en el film individual del Dios del Trueno; al igual que Tom Hiddleston, que si ya en su momento resultaba lo mejor de dicho film, aquí logra componer un villano histriónico a la par que inquietante, mandando a tomar por culo a todos aquellos que decían que Loki no suponía un villano convincente ni suficientemente épico para una cinta de estas características, y convirtiéndose en el tercer mejor intérprete de todo el plantel. Por último tenemos a Scarlett Johansson y a Jeremy Renner que dan el pego totalmente como espía de armas tomar y soldado de élite, y a Samuel L. Jackson que con su perpetuo gesto de seriedad absoluta compone el Nick Furia que todos conocemos de los cómics, el hombre que siempre sabe más de lo que muestra y oculta más de lo que los demás piensan. Sin duda, tres personajes a los que me gustaría ver protagonizar una película sobre S.H.I.E.L.D. y todo ese submundo del espionaje marvelita si algún día tuvieran la oportunidad.
Más detalles que comentar. La dirección de Joss Whedon ,que recordemos, es una persona que aúna tanto el talento como guionista de prestigio de cómics para Marvel (ahí están para la posterioridad sus excepcionales Astonishing X-Men), como la de showrunner de éxito como creador de series de televisión de gran acogida entre el público como Buffy Caza Vampiros o Firefly, sin dejar de ser un trabajo meramente de estudio, resulta espectacular a todas luces, especialmente en las escenas de acción, tanto las más breves (destacando especialmente la pelea Thor-Capitán América- Iron Man y el choque de titanes entre Hulk y Thor) como la sublime batalla final, que además de ser larga de cojones, está rodada con una fluidez digna de admirar, sin movimientos espamódicos de la cámara y sin apenas mostrar los típicos recursos tan manidos actualmente en el cine de acción, como el slow motion, regalándonos momentos tan inolvidables como el plano secuencia comentado anteriormente o la primera reunión del equipo al comienzo de la batalla (el primer "Avengers Assemble" para el fan comiquero que se precie), que de tan vibrante y épica que resulta, casi provoca que me cayeran lágrimas por el rostro cuando la vi en el cine en su momento.
Evidentemente, todo esto viene acompañado por unos efectos especiales de diez y una banda sonora a cargo del mítico compositor Alan Silvestri (Regreso Al Futuro, Forrest Gump, etc) que si bien no destaca especialmente durante la mayor parte del film, presume de un tema principal bien épico, de esos en los que toda la orquestra es usada con toda la plenitud y fuerza de la que es capaz de hacer gala, que es usado con gran inteligencia en los momentos claves del film (aquellas escenas en las que hay que acelerarle el corazón a la gente y pegarles un subidón de adrenalina).
Evidentemente, todo esto viene acompañado por unos efectos especiales de diez y una banda sonora a cargo del mítico compositor Alan Silvestri (Regreso Al Futuro, Forrest Gump, etc) que si bien no destaca especialmente durante la mayor parte del film, presume de un tema principal bien épico, de esos en los que toda la orquestra es usada con toda la plenitud y fuerza de la que es capaz de hacer gala, que es usado con gran inteligencia en los momentos claves del film (aquellas escenas en las que hay que acelerarle el corazón a la gente y pegarles un subidón de adrenalina).
¿Los principales defectos de la película? Pocos, pero destacables. El primero y más importante, que para comprender en toda su plenitud las motivaciones y situaciones de los personajes en la película, uno tiene que haber visto previamente todas las películas de Marvel anteriores a Los Vengadores, las cuales son unas cuantas (concretamente Iron Man, Iron Man 2, Increíble Hulk, Capitán América: El Primer Vengador y Thor). Un hecho que no está plenamente solucionado en la cinta y que puede llegarse a notar en momentos como los diálogos entre Thor y Loki en los que se hacen referencias a Asgard y a la primera película del Dios del Trueno o en los flashbacks iniciales del Capitán América al comienzo de la película.
El otro gran defecto, en mi opinión, es considerado por un servidor como un producto del hype. Lo que quiero decir con esto es que, todos lo sabréis a estas alturas, Los Vengadores supuso un pelotazo y un éxito de taquilla inesperado incluso para un proyecto de esta envergadura, por lo que la gente (y esta opinión viene de una persona que verdaderamente adora esta película) tiende a exagerar y a endiosarla en exceso, de manera similar a lo que ocurrió con El Caballero Oscuro de Christopher Nolan en su momento, lo cual puede llegar a crear un efecto contraproducente, ya que el público, ante tantas críticas positivas y en tanto número, puede sentirse decepcionado al encontrar un producto meramente palomitero, que lo es (eso sí, entretenimiento de una calidad excepcional) en lugar de algo serio y profundo, y más aún, la propia impaciencia de este público por ver un espectáculo de acción sin parangón puede acabar echando para atrás a este (yo lo he podido comprobar en persona) durante la primera media hora de película, en la que prácticamente no tienen lugar momentos de acción (aunque la restante hora y media sea frenética a más no poder), ya que es la parte de la película en la que se tienen que presentar todos los personajes y la situación a la que se enfrentan.
Y a propósito, a todo esto, estoy llegando al final y no he contado de que va la película. Bueno, pues Los Vengadores narra una historia situada en el Universo Marvel, un mundo de superhéroes, en el que Loki, el hermano malvado de Thor y dios de las mentiras, se hace con un artefacto tecnológico muy poderoso, el Teseracto, con el que pretende abrir una puerta a otro universo y, mediante un ejército de orígen extraterrestre, conquistar el mundo. De esta manera, el director de la agencia de pacificación mundial S.H.I.E.L.D. reúne a un equipo de individuos con habilidades sobrehumanas que resultarán capaces de enfrentarse a una amenaza de semejante calibre. Ellos son Iron Man, el Capitán América, Thor, Hulk, la Viuda Negra y Ojo de Halcón, más conocidos por todos como Los Vengadores.
En resúmen, estamos ante la confirmación de dos hechos básicos. Uno, que es posible hacer una película de superhéroes respetuosa con el público y con el fan comiquero de turno, que trate con el cariño el material original sin dejar por ello de crear un producto de entretenimiento de excepcional calidad. Y dos, que no es necesario que una película sea profunda y seria para que sea sobresaliente. Porque yo os digo una cosa, yo he visto el Padrino y he visto Ciudadano Kane (y no una, sino repetidas veces), y muchas películas que son consideradas por la crítica como obras maestras, y me parecen películas maravillosas, auténticas obras maestras. Pero no son películas para disfrutar sin trabas, películas que visionas cuando quieres pasar un rato de diversión sin ningún propósito más, no son películas vibrantes, emocionantes y adrenalínicas como un vulgar subidón de cocaína. No, son otro tipo de películas y juegan en otra liga, la "liga seria". Pero en la liga de la diversión, la liga del entretenimiento palomitero, el puesto está reservado para otra clase de cintas, y es entre los más altos sitios de honor de esta liga donde está situada Los Vengadores. Una película cojonuda, una traca final de dos horas , una cinta maravillosa que podría visionar mil veces sin cansarme. Podría intentar negarlo, pero no lo voy a hacer, esto es prácticamente una obra maestra. Ni más ni menos.
Título: True Detective
Emitido por: HBO (2014)
Intérpretes: Matthew McConaughey (Detective Rust Cohle), Woody Harrelson (Detective Marty Hart), Michelle Monaghan (Maggie Hart), Tory Kittles (Detective Thomas Papania), Michael Potts (Detective Maynard Gilbough)
Calificación (sobre 10): 8
La vida es, en ocasiones, el producto de una serie de coincidencias. Y desde luego, la existencia y éxito de True Detective viene asociada a una serie de coincidencias, coincidencias que la han situado en un momento en el que el culto por las series de televisión está mas extendido que nunca; en el que uno de los protagonistas de la misma, Matthew McConaughey (al que desde ahora llamaré San Mateo, o Mateo para abreviar), se encuentra en la cúspide de su carrera con su recién ganado Óscar, y en el que la HBO se puede considerar como la cadena reina absoluta entre el fandom popular como casa hospedadora y creadora de pepinazos tales como Juego de Tronos, Boardwalk Empire, True Blood , The Whire o Los Soprano. Junta todos elementos y tendrás un pelotazo instantáneo como ha sido True Detective, cuyo hype se ha disparado en escasos días a cotas tan elevadas que ha entrado directamente en IMDB (medio de "prestigio" donde los haya) como la segunda mejor serie de la historia según las calificaciones de los espectadores...y es ahora cuando viene la gran pregunta, ¿Es merecida esta calificación?
Antes de empezar a centrarme en aspectos concretos de la serie, voy a dejar clara una cosa. True Detective es una serie cuya historia no deja de ser una historia policíaca de corte clásico (que bebe mucho, al menos en mi opinión, del trabajo del genial escritor de novela negra James Ellroy), que ha sabido ganarse a los espectadores gracias a sus inquietante puesta en escena y a la mitología a la que ha dado lugar sin ofrecer nada nuevo en este aspecto, siendo una serie en la que lo que prima por encima de la historia es el desarrollo de los personajes principales, el marco que les rodea, y su evolución, aspectos que son lo que la encumbran en el Olimpo de la series de culto.
Y ahora, la sinopsis. En 1995, dos detectives, Cohle y Hart son asignados a trabajar, a pesar de que presentan personalidades prácticamente opuestas y que los roces entre ellos son continuos, en un caso de asesinato con tintes ritualísticos. 17 años más tarde, ambos policías se han retirado del cuerpo y llevan años sin saber nada el uno del otro. Sin embargo, cuando aparece un cadáver que guarda similitudes con el encontrado en el 95, ambos detectives serán interrogados por la policía al respecto, y todo lo acontecido a lo largo de esos 17 años saldrá a la luz.
Como ya he dicho la trama remite en gran medida a lo que se puede ver en las novelas de James Ellroy y, en especial, me recuerda poderosamente a esa obra maestra de la novela negra que es L.A. Confidential, salvando las distancias. Los personajes de Rust y Marty son perfectamente comparables a los personajes de Vincennes, "Bud" White y Exley de la obra de Ellroy (policías con personalidades opuestas forzados a trabajar juntos), y detalles de la trama como la reapertura de un caso que parecía finiquitado o ciertos detalles del finale de la serie que coinciden en ciertos aspectos con el desenlace de la novela de Ellroy me hacen presuponer que la obra del maestro del género noir ha sido tenida muy en cuenta por el señor Nick Pizzolato, guionista y productor de la serie, a la hora de dar a luz a su criatura (de hecho, podría atreverme a sugerir la serie de cómics de Sin City de Frank Miller como otra posible inspiración para la confección de True Detective, pero temo que eso supondría ser demasiado audaz).
Resumiendo que la historia no supone nada nuevo ya que, a pesar de introducir toda una serie de conceptos que podríamos considerar como el esbozo de una mitología autóctona de la serie, esta no deja de ser los canones del género policíaco de toda la vida, en los que el peso de la historia recae sobre los crímenes , sobre el misterio detrás de la identidad del asesino y sobre la tensión y el suspense que rodea a la cacería de este. Entonces, si esto no es lo que hace grande a la serie, ¿Qué es lo que ha hecho que gane el reconocimiento que ha tenido en tan poco tiempo?
Por un lado tenemos esas colosales interpretaciones de los protagonistas que se convierten automáticamente en lo puto mejor de la serie. Así, Matthew McConaughey se convierte en uno de esos casos en los que un actor de mierda se convierte de la noche en la mañana en el intérprete del momento. Mateo demuestra aquí que cuando se encuentra cómodo en un papel lo puede bordar sin problemas, puede hacer que el espectador sienta feeling con el personaje, que llegue a apreciarlo de verdad, que salte la chispa entre ambos, y más mérito tiene esto cuando se trata de un personaje como el de Rust, un nihilista, un pesimista y una persona que, en la vida real, no provocaría otra cosa que rechazo en la gente. Todo en él, los gestos de las manos, las expresiones faciales, la modulación de la voz, el propio cambio en el físico del actor, todo ello hace que el bueno de Mateo se coma la pantalla desde el minuto uno de su interpretación. Es sin duda, el alma de la serie.
Pero muy a la zaga le sigue Woody Harrelson, que aquí se casca su mejor interpretación posiblemente desde Asesinos Natos, destacando especialmente en las escenas en las que muestra toda la rabia y el odio que el personaje de Marty lleva dentro, que son unas cuantas (acojonante, por ejemplo, la escena en la que le da de ostias al chavalín que se folla a su hija en el calabozo de la comisaría). En pocas palabras, dos grandes actores que, con sus interpretaciones, sostienen por sí solos el resto de la serie.
Pero es que aún hay más, el que posiblemente sea el mejor aspecto de la serie, que es el hecho de que, al prescindir de una gran profundidad en la trama ( no es que no sea extensa o compleja, es que es una trama que, al igual que el resto de la serie, es más cinematográfica que televisiva), se centre casi en su totalidad en explorar las personalidades de los personajes, su relación entre ellos y su desarrollo durante los diecisiete años que transcurren desde el primero hasta el último capítulo. Cada personaje tiene sus motivaciones, sus conflictos, sus virtudes y sus defectos, todo ello enfocado a una sóla pregunta...¿Quién es en esta serie el True Detective, el Detective Verdadero? o en otras palabras, ¿Cuál es el ejemplo a seguir aquí?
Analicemos la situación. Por un lado tenemos a Marty, un hombre que ha conseguido todo lo que un hombre puede tener una vida, éxito profesional, una buena mujer e hijas de las que cuidar, vamos, el ideal perfecto de felicidad. Sin embargo, este desperdicia esos regalos a base de infidelidades constantes y una personalidad celosa y desconfiada que progresivamente le irá distanciando de todo esto. Rust, por el contrario es un hombre que ha perdido todo lo que podía proporcionarle
la felicidad y el optimismo para seguir adelante y al que las drogas y la mala
vida le han pasado factura, de esta manera se vuelve un personaje pesimista,
sin creencias ni esperanzas de ningún tipo, que hasta llega a hablar de la
muerte cómo un alivio a su condición. La convivencia entre ambos personajes es
dura, con peleas y conflictos constantes, pero al final, ninguno demostrará ser
el Detective Verdadero, ninguno es un ejemplo a seguir, pero ambos, tras tantos
años de convivencia, habrán adquirido algo de la personalidad del otro, habrán
evolucionado como personas hacia la senda correcta, hacia la reparación de sus
fallas personales. Los que empezaron siendo rivales demostrarán progresivamente
según avanza la serie, que no podrían haber encontrado mejor amistad que la que
hayan el uno en el otro.
Finalmente, y al margen de detalles de guión e
interpretaciones, hay que alabar los aspectos técnicos de True Detective. La
HBO siempre asegura que haya pasta puesta en cada episodio (además de asegurar los correspondientes desnudos y la violencia pura y dura cuando se tiene que mostrar) y que esto se note
(series como Juego de Tronos o Boardwalk Empire lo demuestran con creces), y
por tanto, al disponer de un presupuesto tan elevado y de todos los medios
disponibles a su alcance, el resultado en la pantalla suele tener casi siempre
un aspecto muy cinematográfico. Sin embargo, en True Detective, esta situación
va un paso más allá. Las técnicas de dirección utilizadas, la fotografía, los
encuadres, la composición de los planos, todo esto, tiene un trabajo detrás más
propio de un director de cine de autor que de series de televisión, hecho que
queda demostrado en el ya comentado hasta la saciedad en todas partes (es lo
que ocurre cuando una secuencia se convierte en historia viva de la ficción
televisiva) tiroteo en el gueto de los afroamericanos hacia el final, un plano
secuencia larguísimo que recorre exteriores e interiores siguiendo a nuestros
protagonistas mientras el caos se desata a su alrededor, y que recuerda a la
labor de Paul Thomas Anderson de Boogie Nights (es decir, cine de arte y ensayo
de envergadura). Sin palabras. Me quito el sombrero ante los responsables de la
dirección, que han logrado que goce de las imágenes vistas en esta serie (los
planos de paisajes, las secuencias comtemplativas centradas en los personajes,
las escenas más espectaculares de acción y las más elaboradas como la que
acabamos de comentar) como no había disfrutado en muchísimo tiempo con un
producto televisivo.
En resúmen, tenemos una serie con todos los elementos que hacen una serie grande, actuaciones estelares, una historia buena en la que se mantiene la tensión hasta el final de la misma y se desarrollan los personajes al máximo y una calidad de fotografía y dirección digna de una producción cinematográfico, y todo ello concentrados en ocho capítulitos que al final, se te hacen cortos, lo que en realidad es bueno, porque hace que esta temporada autoconclusiva se te pase en un suspiro y te deja con ganas de más. Lo dicho, una serie fenomenal de la que espero una segunda temporada con avidez. Ahora sí entiendo el que haya tenido tanto éxito de golpe. Si todos los estrenos en TV fueran así, otro gallo cantaría.
Título: 300: El Orígen de un Imperio (300: Rise of an Empire)
Título en Serbia: 300: Uspon Carstva
Director: Noam Murro
Año: 2014
Intérpretes: Sullivan Stapleton (Temístocles), Eva Green (Artemisia), Lena Headey (Reina Gorgo), Hans Matheson (Aesyklos), Callan Mulvey (Scyllias), Rodrigo Santoro (Xerxes)
Calificación (sobre 10): 7
El grueso de la crítica y el público a veces me desconciertan completamente, porque a esta secuela de la grandísima 300 le han caído palos por todas y, a mi forma de ver, sin ningún motivo.
La acción transcurre tras el fin de la batalla de las Termópilas y durante la misma. Leónidas y sus 300 espartanos están yaciendo muertos en el frío barro, el resto de Esparta está ávida de venganza por la muerte de su rey y Grecia entera está al borde del apocalipsis ante los interminables ejércitos persas. En este contexto, Temístocles, senador, militar de renombre y el hombre que acabó con Darío, el padre de Xerxes, en la batalla de Maratón, sugiere un plan de acción al senado de Atenas, unir a todas las ciudades-estado griegas para hacer frente al enemigo. Ante las dudas del senado y con Xerxes y sus soldados dispuestos a enfrentarse a los 300 en las Termópilas, Temístocles y un puñado de soldados atenienses deciden aportar su granito de arena al conflicto enfrentándose a la flota de navíos persas ,lideradas por la comandante Artemisia, en la bahía de Salamina. Las consecuencias de ambas batallas decidirán el futuro de toda la Grecia Antigua.
En esta ocasión no tenemos al frente a Zack Snyder y. sin emargo, esta secuela es la prueba definitiva de que el estilo de este puede ser copiado por cualquiera, incluso por un mercenario un director desconocido como Noam Murro. Básicamente, tenemos una secuela que repite los mismos esquemas que la primera (misma escenografía, mismas técnicas de fotografía y dirección, mismo abuso del "stop-motion molón", misma o mayor cantidad de violencia y gore, mismo mensaje sobre la superación y el heroísmo, etc) y que no merece tener su misma calificación únicamente porque previamente existía una primera 300 a la cual imita. Por tanto, me niego a comentar los detalles técnicos de la película, pues sería hacer una reseña de 300 de Zack Snyder y ponerle otro nombre (contentaos con saber que, incluso años después, el estilo visual que impuso el señor Snyder sigue vigente, perfectamente válido e igual de "cool" que en el momento en el que supuso una novedad), así que voy comentar simplemente las diferencias, buenas y malas, respecto a la primera entrega que tiene la película.
Cosas buenas. Que la acción se desarrolle prácticamente en su totalidad en forma de batallas navales, y más aún, de noche o bajo cielos nublados o tormentosos, en contraposición a la primera película que transcurría casi totalmente a plena luz del día; que se nos muestran hechos ocurridos antes de 300, de manera que podemos ver el orígen de Xerxes y Artemisia o la batalla de Maratón, expandiéndose así el contexto "histórico" de la película; y, a título personal, que la última escena de acción de la cinta sea un duelo de "uno contra uno", cosa que en la primera no apareció, y que siempre mola ver en batalla. Igualmente, hay que destacar el trabajo de Eva Green, que pese a que tiene sus momentos de sobreactuación con sus correspondientes caretos de paciente habitual de psiquiátrico, consigue componer un personaje femenino imponente y además, por que no decirlo, tiene unos hermosos pechos, enormes y redondos, que enseña en cierto momento de la película, para disfrute del público masculino y alguna que otra mujer. Ah, y en los créditos finales suena de banda sonora Black Sabbath,lo que también mola un cojón y parte del otro.
Cosas malas. Los personajes no son para nada tan carismáticos como los de la primera entrega entrega, especialmente el protagonista, que es insulso a más no poder; la estructura es prácticamente idéntica, de manera que prácticamente te sabes de memoria lo que va a pasar y en que momento va a ocurrir y, finalmente, que a pesar de ser lo que es, osease, una cinta de acción sin mesura, tiene algunas flipadas que no hay por donde cogerlas, como la presencia de cierto caballito trotón.
Resumiendo, es una película que encantará a los que les encantó la primera, gustará a aquellos que disfruten del cine de acción desenfrenado y supondrá un entretenimiento perfecto para el resto del público, pero de ninguna manera es una película mala. Así que no vengan aquí los "entendidos en cine" ahora diciendo que es una puta mierda sosteniéndose en que repite los mismos esquemas de la primera, que a estas alturas de la vida, ya no cuela usar ese tipo de argumentos para calificar una película de mala.
Título: Los Tres Mosqueteros (Mickey, Donal and Goofy: The Three Musketeers)
Director: Donovan Cook
Año: 2004
Intérpretes: Mickey, Donald, Goofy, Minnie, Daisy, la vaca Clarabelle y Pete
Calificación (sobre 10): 5
Lo que tenemos aquí es un "Direct to DVD" de Disney que por azares del destino no resulta ser una puta mierda y que intenta adaptar, a su manera, la legendaria obra de Alejandro Dumas.
Así tenemos a Mickey, Donald y Goofy, que querrían ser mosqueteros pero sólo han llegado a ser conserjes porque son unos torpes de mierda, y por otro lado tenemos a Pete, que querría ser Rey de Francia pero sólo ha llegado a ser capitán de los mosqueteros. De esta manera, cuando la princesa Minnie reclama unos guardaespaldas mosqueteros para protegerla, Pete encargará bajo amenaza a los tres patanes protagonistas dicha tarea, con el fin secreto de que estos la caguen y poder hacerse fácilmente con el trono. Evidentemente, las cosas no saldrán como ninguno esperaba.
Los Tres Mosqueteros es una cinta con una trama tontilla, un desarrollo más propio de un capítulo de dibujos animados que de un largometraje y una conclusión típicamente Disney, con la pastelosa historia de amor correspondiente en la que la felicidad se eleva a niveles tan altos que sale a borbotones del lector de DVDs.
Y sin embargo resulta algo entrañable por dos razones, básicas y fundamentales, que salvan la peli de la pira funeraria.
Primero, que los personajes, a pesar de ser tan conocidos por todos, son presentados, en algunos casos, de maneras nunca vistas antes, al menos por un servidor. Por ejemplo, Daisy es presentada como una especie de feminista que desconfía de todos los personajes masculinos, especialmente de Donald, al cual ningunea dejándolo por el puto suelo, y Clarabelle, a pesar de ser un personaje menos conocido, encarna al clásico esbirro asesino que, entre otras cosas, intenta ahorcar a Goffy desde un puente. La pena es que los responsables de la cinta, por respeto a los críos o yo que coño se, la cagan al final, de manera que todo acaba como tiene que acabar, es decir, cada oveja con su pareja, Mickey con Minnie, Donald con Daisy, Goofy con Clarabelle y el espectador con la sensación de que podían haber hecho algo distinto a lo que finalmente salió.
Y segundo y más importante, la puta banda sonora, compuesta a base de versiones Disney de piezas clásicas, como si de un Fantasía III con letras en las canciones se tratara. Además, dado que la acción transcurre en Francia, vemos versionadas con gran acierto piezas como el Can-Can de Offenbach o la Habanera del Carmen de Bizet, que se ven acompañadas por otras como In the Hall of the Mountain King de Grieg, la Quinta de Beethoven o el Danubio Azul de Strauss. El culmen de esta pequeña joyita se encuentra en la escena final, que transcurre en la Ópera de Paris, y en la que el protagonismo recae en los fragmentos literales de la opereta cómica Los Piratas de Penzance de Gilbert y Sullivan (que, precisamente, descubrí gracias a esta película) insertados en el metraje.
Resumiendo, esto es un producto de consumo casero, digno de un pase de tarde en el Disney Channel pero de nada más, a pesar de contar con un enfoque inicialmente original que acaba desarrollándose malamente y con una banda sonora muy fresca y divertida para lo que se nos tiene acostumbrados en productos de este tipo. Prescindible
Y con esto y un bizcocho, hasta los visionados de Abril, el mes Santo, en el que espero comentar al menos una película religiosa. Os dejo con una canción de la mencionada opereta The Pirates of Penzance, el tema del Rey Pirata. Hasta otra.
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