Título: 800 Balas
Director: Álex de la Iglesia
Año: 2002
Intérpretes: Sancho Gracia (Julián), Ángel de Andrés López (Cheyenne), Carmen Maura (Laura), Luis Castro (Carlos), Manuel Tallafé (Manuel), Eduardo Gómez (Ahorcado), Luciano Federico (Enterrador), Enrique Martínez (Arrastrado),Terele Pávez (Rocío), Ramón Barea (Don Mariano), Eusebio Poncela (Scott)
Calificación: 7
Una vez más, esa criatura engendrada por demonios llamada Álex de la Iglesia se ha hecho un hueco en este blog. Parece ser que tendremos que ser más precavidos y evitar que vuelva a colarse dentro de nuestros muros en el futuro, pero es que con Álex nunca sabes por donde te pueden venir los tiros...
Y tras esta ida de olla digna de un esquizofrénico paranoide con serios trastornos mentales incurables (que no estoy diciendo que yo lo sea) comienza esta reseña de 800 Balas, uno de los trabajos más maltratados, vejados, insultados, criticados y vapuleados del director español y que, en mi modesta opinión, no supone un producto tan malo.
La película esta que tratamos hoy tiene lugar en Almería, concretamente en el desierto de Tabernas, antaño lugar esencial para la filmación de westerns que ahora se encuentra abandonado por la mano de Dios. Allí, en una polvorienta recreación de un poblado del oeste vive una serie de individuos comandados por Julián, un antiguo especialista de cine, que se ganan la vida interpretando clásicas escenas de las películas del oeste. La llegada al pueblo de un niño, Carlos, quién afirma ser nieto de Julián conducirá a todos sus habitantes a toda una serie de vivencias que acabarán con los susodichos defendiendo sus trabajos, sus casas y, en esencia, su forma de vivir la existencia, a base de balas.
Sin duda, lo que más llama la atención a primera vista de este film son sus personajes, una galería que, indudablemente, representan la decadencia y la miseria humana en todos sus sentidos. Así, tenemos por ejemplo a Arrastrado, un personaje cuyo único objetivo en la vida es ser arrastrado por un caballo; a Ahorcado, que está hasta los cojones de estar colgado todo el día y de que nunca le bajen; a Manuel, un especialista andaluz que se cree bilbaíno de tantas ostias que ha recibido en su vida; a Enterrador, un italiano que vino buscando trabajo a España y al que el mal tiempo obligó a quedarse permanentemente en el país,etc.
Como jefe de la tropa surge la figura de Julián, el único de todos los personajes que alguna vez ha tenido una experiencia en el mundo del cine pero que, sin embargo, sufre a causa de viejas heridas que no consiguen cicatrizarse. Absoluto protagonista del film, Julián es interpretado genialmente por Sancho Gracia, actor al que se le acusó de sobreactuacción en su momento pero que, en mi opinión, hace todo lo contrario, una gran interpretación, ya que los momentos que se pueden considerar de sobreactuacción no son sino una parodia, una ridiculización de la figura del especialista, capaz de hacer todo lo que un actor no puede hacer, pero que es incapaz de llevar a cabo una interpretación realista.
A la zaga le sigue Ángel de Andrés López, quién interpreta a Cheyenne, el eterno segundón quién no puede aspirar a más, y que realiza una interpretación buena, especialmente remarcable en los momentos finales del film.
En cuanto al resto de intérpretes se puede destacar positivamente a Carmen Maura que se pone en la piel de un personaje muy acorde con la actriz, una mujer de carácter fuerte e intenso, y negativamente a Eusebio Poncela, que interpreta abominablemente a un personaje igual de nefasto, sin duda, lo peor del film.
Otros aspectos a destacar del film es la música del maestro Roque Baños, uno de los grandes compositores españoles actuales, quién aporta su granito de arena a la película con toda una serie de piezas que homenajean a las clásicas Bandas Sonoras de las antiguas películas del oeste (siendo especialmente destacable la música de los créditos iniciales, una versión "flamenca" de El Bueno, el Feo y el Malo sencillamente deliciosa), y, por desgracia, una tara del film, que es su irregular ritmo, que fluctúa constantemente entre momentos épicos y emocionantes, y tramos lentos y, en ocasiones, hasta pesados, hecho que disminuye notablemente la calidad de la película.
En resumen, un homenaje-comedia-parodia a los spagetti western que, francamente, no supone ninguna de las tres cosas. Una película única por el hecho de resultar inclasificable, que resulta irregular en ocasiones pero que, sin embargo, merece la pena ver sobre todo por sus personajes, auténticos perdedores vivos ahora para siempre en la gran pantalla.
Un último detalle, a pesar del título de la entrada, Clint Eastwood no aparece en la película. ¿Que esperabáis?
Lo más glorioso
- Ahora, y siempre, Sancho Gracia, auténtico protagonista de la película como personaje y como actor
- La galería de personajes que pululan por el pueblo de Texas Hollywood, que te hace replantearte si la auténtica miseria se encuentra en Almería y no en el cuerno de África
- La música de Roque Baños, un grande entre grandes.
Lo puto peor
- Eusebio Poncela, absolutamente vomitivo
- Un ritmo irregular, que resta calidad a la película
- Que haya gente que sea incapaz de pasar por encima de estos fallos y, a día de hoy, sigue vapuleando sin piedad a esta película.
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