Título: Piratas del Caribe: En Mareas Misterosas (Pirates of the Caribbean: On stranger tides)
Director: Rob Marshall
Año: 2011
Intérpretes: Johnny Deep (Jack Sparrow), Penélope Cruz (Angélica), Geoffrey Rush (Héctor Barbossa), Kevin McNally (Joshamee Gibbs)
Calificación (sobre 10) : 6,5 (más o menos)
Piratas del Caribe. La primera entrega, la buena, es y será siempre una película mítica. Eso está claro. Lo que no está tan claro es que coño le pasó a Gore Verbinsky para joder una idea tan condenadamente buena con la segunda y tercera secuela, especialmente tras esta última, de la cual parecía que la saga no iba a levantar cabeza ni aún enchufándola a un desfibrilador a máxima potencia. Así pues, cuando se anunció que iba a haber cuarta entrega y que esta iba a tener nuevo director se ofrecían dos posibilidades. Una, que fuera el truñaco del año y la muerte cinematógrafica definitiva de la saga, o Dos, algo bueno o por lo menos, aceptable dentro de un límite. Así, meses después de su estreno, gracias a la magia de Internet y sin el engorro del 3D de los cojones de por medio puedo decir que, vistos los resultados, Piratas del Caribe puede salvarse.
El cofre del hombre muerto, segunda entrega de los andanzas de Jack Sparrow, era un intento de hacer una película más oscura, con almas condenadas, Davy Jones y monstruos marinos gigantes de por medio, que se acabó convirtiendo en un ladrillo interminable que para más inri dejaba el final abierto para una tercera entrega, En el Fin del mundo, que directamente era un despropósito sin ningún tipo de sentido en el que, a la media hora de empezar, ya no sabías que quería cada personaje, si combatir al villano, matar a Davy Jones y convertirse en capitán del Holandés Errante, liberar a una diosa todopoderosa, quedarse con la Perla Negra o directamente, profanarle el coño a Keira Knightley. Una destrempada interminable que auguraba el futuro más negro a Jack Sparrow.
Así pues, la decisión más inteligente de Rob Marshall para En Mareas Misteriosas es hacer como si estas dos secuelas no hubieran existido, mandar a tomar por culo a Orlando Bloom y Keira Knightley, y dejarnos de maldiciones absurdas, diosas, krakens , corazones extracorpóreos y polleces similares, para centrarse en un objetivo claro y sencillito, es decir, la Fuente de la Juventud.
De esta manera, al comienzo de la película nos encontramos al capitán Jack Sparrow en Londres, intentando salvar a su lugarteniente más fiel, Joshamee Gibbs de una muerte segura. Correría que acaba con Sparrow siendo conducido hasta el rey Inglés , quién le pide que lidere junto al capitán Barbossa, cojo y convertido ahora en corsario servidor de la monarquía, una expedición para encontrar la Fuente de la Juventud (recordemos que Jack encontró al final de la tercera parte, un mapa que señalaba el camino a dicho lugar) antes que los españoles, ya que los ingleses no quieren permitir que unos diabólicos católicos papistas obtengan la vida eterna. Sin embargo, a nuestro pirata favorito no le hace especial ilusión esto y escapa, encontrándose en su huida con Angélica (Pe), una antigua amante de Jack quien, mediante una artimaña, acaba dejando a Sparrow a bordo de la Venganza de la Reina Ana, un barco muy molón propiedad de Barbanegra, "el pirata al que temen los piratas" y papaíto de la susodicha Angélica.
Ahora, hagamos una pausilla y centremonos en la figura de Barbanegra. Si hay algo verdaderamente molón en Piratas del Caribe son sus villanos: Barbossa era un hijo de puta sin escrúpulos, Davy Jones tenía tentáculos, el alma podrida y un monstruo marino amaestrado, y Cutler Beckett llevaba peluca y la escena de su muerte era de las pocas cosas buenas que tenía En el Fin del Mundo. Así, pues, ¿que aporta Barbanegra?. Bien, lo primero, que está inspirado en un personaje real que dejó tras de sí un legado impresionante en el mundo de la ficción, lo segundo, que posee carisma, algo que no tenían los villanos de las dos películas anteriores (y que le sobraba a Geoffrey Rush en la primera), y que es aportada sobre todo por la interpretación de Ian McShane (que ya interpretó a otro gran villano, el padre Walleran, en los Pilares de la Tierra, la serie de TV ), aunque también se debe a su modus operandi, ya que Barbanegra, entre otras cosas se dedica a zombificar personas, masacrar otros barcos piratas y sobre todo, a dirigir su propio navío gracias a una espada con propiedades mágicas. En resumen, que se diferencia de los otros villanos de la saga para bien, y no para mal.
Bueno, continuamos. La cosa es que todos quieren la Fuente de la Juventud, los ingleses, los españoles e incluso Barbanegra, quién necesita ganar unos cuantos años de vida para escapar a una profecía que dice que perderá la vida a manos de un hombre con una sóla pierna. Sin embargo, la Fuente tiene trampa, porque para llevar a cabo el ritual para que funcione el agua de la Fuente se necesitan dos cálices hallados por Ponce de León (descubridor de la Fuente), las lágrimas de una sirena y sobre todo, a dos personas, porque el poder de la Fuente permite obtener la juventud pero sólo arrebatandole los años de vida a otra persona. Es Aquí cuando surge una subtrama (no muy tratada en el film, y gracias a Dios) en forma de historia de amor entre Philip, un misionero prisionero de Barbanegra, y Syrenia, una sirena capturada por el malvado pirata para el ritual.
El caso es que se trazan y destrazan alianzas, y al final resulta que nada es lo que parece. En la escena final, los españoles (que al parecer querían destruir la Fuente al considerarla una abominación contra Dios), los ingleses y los piratas de Barbanegra se enfrentar por el dominio de esta. De esta manera, Barbanegra sucumbe ante la espada de Barbossa (quien sólo buscaba venganza contra él porque fue el causante de la pérdida de su pierna), soltando una frase muy molona antes de morir ("En la fe hay luz para ver, pero oscuridad suficiente para dejar ciego"); la Fuente es destruida , Barbossa se convierte en capitán de la Venganza de la Reina Ana y renuncia a su fidelidad al rey en favor de la piratería, el misionero se queda con la sirena y Angélica es abandonada en una isla desierta por Sparrow, quién se reúne con Gibbs, emprendiendo una búsqueda de una manera de recuperar la Perla Negra (que había sido encogida mediante magia por Barbanegra), dejando un trasfondo abierto para una más que probable quinta entrega.
Y ahora, en el apartado "serio" de la crítica, hay que decir, que la película está pensada casi exclusivamente para Deep y Rush, quienes se lo pasan en grande, sobre todo en las escenas en las que aparecen ambos, y demuestran los grandes actores que son, y que los personajes de Sparrow y Barbossa les vienen como anillo al dedo, siendo imposible imaginarlos siendo interpretados por otros actores.
Ian McShane realiza también una interpretación bastante buena, que queda muy cerca de las de Deep y Rush, aunque en ocasiones parece que su personaje no es aprovechado todo lo que podía ser.
Penélope Cruz no da asco en su papel, pero desde luego su interpretación no es buena, ni tampoco mala, es normalilla, aunque, sin embargo, la línea que la separa de la mala actuación en ocasiones se desdibuja por culpa del papel que interpreta, un personaje sosísimo de cojones.
En cuanto a los secundarios, McNally cumple como siempre, el personaje del misionero no destaca para nada, al igual que la sirena, quién no llama la atención por su actuación, pero sí por el cochambroso doblaje al castellano que tiene, que parece llevado a cabo por una inmigrante bielorrusa con apenas nociones de castellano.
La dirección de Rob Marshall no es nada del otro mundo, pero si se nota el cambio, ya que es mucho más "calmada" que la de las anteriores entregas (los planos son más prolongados, las batallas no dan sensación de caóticas, etc).
Y en cuanto a la música, a los ya ultraconocidos temas compuestos por Klaus Badelt para la primera entrega, no se le añade nada que merezca la pena señalar.
En resumen, una película con cosas buenas y cosas malas (como casi cualquiera), que se aleja satisfactoriamente del patético espectáculo de las dos secuelas anteriores, pero que no le llega ni de lejos a la primera entrega, quedándose únicamente en un producto entretenido, que no será una obra maestra ni mucho menos pero que te da la oportunidad de juntarte con unos amigos y...¡¡Brindad compañeros YO HO!!!
Lo más Glorioso
- Jack Sparrow y Héctor Barbossa (Johnny Deep Y Geoffrey Rush) campan a sus anchas y disfrutan de sus personajes para deleite de los espectadores.
- Barbanegra, por fin, un villano con algo de la carisma que poseía Geoffrey Rush en la primera entrega, interpretado por un grande, Ian McShane
- Que la historia de amor entre el misionero y la sirena sea tratada de manera superficial, evitando así que ocurra algo similar al "quiero y no puedo" entre Orlando Bloom y Keira Knightley en las tres primeras entregas
- Que se dejen de lado las chorradas de maldiciones, Davy Jones y compañía (y sus ochocientos giros de guión sin sentido alguno) para centrarse en algo simple y sencillo, como en la primera entrega.
Lo puto peor
- El doblaje de la sirena al castellano, una pifia suprema.
- El personaje de Penélope Cruz, soso de cojones y cansino hasta más no poder.
- Que a pesar de todo, uno sea incapaz de olvidar a la segunda y tercera secuela, lo que sin duda baja las expectativas conforme al film e impide que se le pueda valorar de una forma más objetiva.
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