Título: Iron Man 3
Director: Shane Black
Año: 2013
Intérpretes: Robert Downey Jr. (Tony Stark/ Iron Man ), Gwyneth Paltrow (Pepper Potts), Don Cheadle (Coronel James Rhodes/ Iron Patriot), Guy Pearce (Aldrich Killian), Rebeca Hall (Maya Hensen), Jon Favreu (Happy Hogan), Ben Kingsley (Mandarin)
Calificación (sobre 10): 7
NOTA: En un determinado momento de la crítica hay un par de SPOILERS enormes que desvelan detalles importantes de la trama. Para aquellos que no la hayan visto, que sepan que estarán convenientemente señalado
Iron Man. El Hombre de Acero. Tony Stark. El auténtico primer vengador. El salvador de la Industria cinematográfica Marveliana.
Remontémonos al año 2008. La segunda parte de los Cuatro Fantásticos había sido un pufo tremendo, la tercera parte de la saga de X Men había dejado un mal sabor de boca a muchos y Spiderman 3 se acababa de convertir en uno de los mayores cagarros de la historia del cine comercial por méritos pro
pios. Marvel necesitaba dar un empujón rápido a sus proyectos cinematográficos bajo riesgo de convertirse en un pantano de mierda en el que agonizaran hasta la muerte y posterior olvido todos y cada uno de los personajes de su Universo (eso si, un pozo de mierda que a pesar de todo daba dinero).
Así pues, entre los rumores de un spin-off, que por desgracia se convirtió en relidad, de Lobezno y las amenazas de incluir (y posiblemente destruir) a Matanza en una hipotética Spiderman 4, los señores trajeados de Paramount decidieron tirarse a la piscina y dar luz verde a una adaptación de un nuevo superhéroe, que sería la primera piedra en los cimientos de un nuevo universo cinematográfico marveliano que tenía como único objetivo el hacer realidad el gran proyecto que vería la luz años después: Los Vengadores.
Así nació Iron Man. La primera entrega fue un pelotazo indudable que dio pie a una segunda parte dos años después que, aún siendo de una calidad bastante menor, seguía cumpliendo con su objetivo de ser un sano entretenimiento. Ahora, en 2013, y tras el espectáculo tremebundo y multiorgásmico que fue Los Vengadores, tocaba iniciar la ya conocida como Fase 2 de este universo cinematográfico marveliano. Y si Iron Man inició la primera, era lógico que una nueva película del hombre de hierro iniciara la segunda.
Y eso es lo que nos encontramos en Iron Man 3, una película que nos narra lo ocurrido con Tony Stark tras Los Vengadores. Psicológicamente afectado por los sucesos vividos en Nueva York durante esta última y obsesionado con sus armaduras, Tony se encuentra en un delicado momento de su vida personal y en su relación con Pepper Potts. Es en este momento, el más dramático de su vida, cuando una nueva amenaza mundial surge en la figura de El Mandarín, un peligroso terrorista que ha puesto en jaque a la nación entera. Así pues, Tony Stark deberá enfundarse una vez más la armadura de Iron Man para combatir el mal, descubriendo por el camino una dura realidad: los errores del pasado se pagan en el presente.
Las primeras impresiones son claras. Esta no va a ser una película de Iron Man, va a ser una película de Tony Stark. En la línea de lo que actualmente se lleva en este tipo de películas, lo que comúnmente se conoce como "Nolanizar al protagonista", Capitán América, las escenas de acción están muy bien resueltas y situadas muy inteligentemente dentro del metraje de la película, lo que provoca que la misma no sea un aburrimiento de dos horas de gente hablando sin darse de ostias. Sin embargo, creo, y sospecho que mucha gente piensa igual, que después de los Vengadores, todos queríamos ver más rayos y explosiones y menos desarrollo del personaje.
tenemos un Iron Man en teoría, "más oscuro y adulto" (aunque en el fondo sigue siendo el mismo cachondo de siempre), o lo que es lo mismo, que Robert Downey Jr. aparece más tiempo vestido de persona normal que con la armadura puesta ( ya sueño con una cuarta entrega en la que Tony Stark aparezca en la pantalla vestido con un chandal de Adidas y una camiseta de Naranjito), aunque esto no resulta una novedad, ya que cualquiera que haya visto las anteriores entregas se habrá dado cuenta de que en el fondo, los momentos de acción con Iron Man enfundado en la armadura no sobrepasan la media hora (cuarenta minutos a lo máximo), y negar eso no tiene otro nombre que hipocresía. Lo que pasa es que, al igual que sus predecesoras, y a diferencia de otras películas Marvel como el tostón del
De hecho, vamos a hablar de esto último.Realmente, ¿Qué aspecto del personaje se ha desarrollado en esta película que no se haya visto antes?, en Iron Man, ya vimos a Tony lidiando con sus errores del pasado viendo como el terrorismo se aprovechaba de las armas que había creado en su juventud; en Iron Man 2, le vimos al borde de la muerte y en modo depresivo-suicida. ¿Que tenemos en Iron Man 3? Realmente, más de lo mismo, alguien a quien Tony jodió en el pasado vuelve para putearle (que es algo que ya hemos visto en las anteriores entregas) mezclado con una subtrama en la que sufre de ataques de ansiedad y traumas debido a su casi muerte en Los Vengadores, lo que le hace incluso plantearse si vale la pena seguir siendo Iron Man. Es más de lo mismo, se mire como se mire. Si de verdad querían haber seguido desarrollando al personaje podían haberle echado cojones y haber sacado a un Tony Stark que, por ejemplo, tras su experiencia combatiendo alienígenas se hubiera radicalizado, más en la línea del Iron Man de Poderosos Vengadores o de Iron Man: Director de S.H.I.E.L.D; o podían habernos mostrado al Iron Man alcohólico de El Diablo en la Botella (cómics, todos estos que he mencionado, que deberían ser lectura obligatoria para todo fan que se precie) en vez de enseñarnos más de lo mismo.
Aún así, y con todos los defectos que esto conlleva, el personaje sigue contentando al fan de turno (me incluyo), precisamente porque sigue siendo el mismo, engreído, cachondo, algo irresponsable, pero a pesar de todo un buen hombre y alguien que merece ser un héroe, con la responsabilidad que ello conlleva; por eso y por Robert Downey Jr. que una vez más demuestra que él
y no otro es Iron Man, y siempre va a serlo, deleitándonos con otra gloriosa interpretación en la línea de lo que nos tiene acostumbrados. Un grande que esperemos, nunca cambie.
Pero dejamos al de la armadura roja y dorada y hablemos de sus compis de reparto, que también tienen su sitio en esta crítica.
Ahí tenemos a Gwyneth Paltrow,mujer atractiva para muchos, que, aunque normalmente no despierta mucho mi admiración aquí si logró captar mi interés, aunque claro SPOILER verla reventando armaduras robóticas con las manos desnudas y en ropa interior pone cachondo a culaquier friki comiquero que valga FIN DE SPOILER, repitiendo una vez más como Pepper Potts, personaje que, a diferencia del de Downey Jr., si sufre una evolución considerable respecto a los anteriores films. Atrás quedaron sus tiempos de mujer florero, ahora, Pepper es una mujer poderosa, directora de industrias Stark y pareja estable de Tony, y es por ello que, lógicamente gana más protagonismo, de manera que parte de la trama recae sobre ella e incluso llega a convertirse en el centro de atención absoluto del público en un par de momentos muy destacables de la película.
Cosa que no se puede decir de Máquina de Guerr...perdón, de Iron Patriot, es que se me hace difícil ver la armadura roja y azul sin el bueno de Norman Osborn dentro (los lectores habituales de Marvel sabrán a que me refiero). El caso es que el personaje interpretado por Don Cheadle repite los mismos errores que en la anterior entrega, apareciendo ocasionalmente para pegar cuatro tiros y poco más, reafirmándose definitivamente como uno de los personajes de cómics más desaprovechados de todas las adaptaciones cinematográficas de Marvel (un personaje además, que está pidiendo a gritos un spin-off que podría ser espectacular). El pobre Don hace lo que puede con el
papel que le han dado, pero, desgraciadamente, no logra destacar lo suficiente.
Pero dejemos de hablar de los héroes y hablemos un poco de los villanos. Concretamente, del personaje que ha hecho que los fans del cómic en muchas partes del globo estén desempolvando las hachas y prendiendo fuego a las antorchas para descuartizar a Shane Black lenta y despiadadamente. Nos referimos por supuesto al Mandarín. (AVISO: VA A HABER UN SPOILER ENORME Y GIGANTESCO EN EL SIGUIENTE PÁRRAFO, SI NO HAS VISTO LA PELI, SALTATELO POR TU PROPIO BIEN)
El Mandarín había sido anunciado como el mejor villano de todas las películas de Iron Man, las primeras críticas lo ponían por las nubes, llegando incluso a atreverse a compararlo con el Joker interpretado por Heath Ledger en la colosal El Caballero Oscuro. Una vez vista la película sólo puedo decir una cosa...¡¡Como se puede tener tan poca vergüenza y tanta cara dura!! El Mandarín no es el mejor villano de todos los tiempos, ni siquiera es un villano corriente y moliente, es ni más ni menos que el mayor engaño, el timo más descarado que he sufrido en mucho tiempo. Inicialmente es presentado como un super terrorista acojonante y despiadado, que pone en jaque a Iron Man y al gobierno de los Estados Unidos. Sin embargo, hacia el final de la película asistimos incrédulos a un giro de guión que sienta a todo aquel que lo ve como una patada en los huevos, pues resulta que el Mandarín es en realidad un reventado de la vida un actor , contratado por el auténtico villano de la película (de quien hablaremos después) .El Mandarín no existe, ni nunca existió, sólo era parte de una farsa, una trama absurda para engañar al gobierno y la población y achacar todos los ataques terroristas de la película (incluyendo un intento de asesinato del presidente) a un fantasma, todo ello enfocado a un único objetivo: la comercialización del virus Extremis como arma de guerra. Esto quiere decir, que la mayor parte de la trama es en realidad, un paripé. Lo que se ha hecho en esta película no tiene ningún precedente que se le acerque ni siquiera un poco. Ridículo, vergonzoso, miserable...no, a mi no la cuelan.
(FIN DEL SPOILER)
Pero dejando de lado este lamentable error, centrémonos en otro error aún más lamentable: la
interpretación de Ben Kingsley. Analicémoslo detenidamente. Este buen hombre entró por la puerta grande en el mundillo del cine ganando un óscar con su interpretación de Gandhi en el film del mismo nombre de Richard Attenborough y continuó trabajando en cintas de calidad como La Lista de Schindler. Peró tras esta última alguna conexión sináptica se debió trastocar en su cerebro, ya que, exceptuando en contadas ocasiones, ha ido encadenando un truño detrás de otro, a destacar por ejemplo, Species, Thunderbirds, la costrosa El Sonido del Trueno, El Gurú del Buen Rollo e incluso Bloodrayne con el "maestro" Uwe Boll. Y entre este batiburrillo le tenemos en Iron Man 3 realizando una interpretación que por momentos llega a convencer para, al minuto siguiente, dejar al espectador tapándose la cara de la vergüenza que le provoca el veterano actor (SPOILER en la mente de todo espectador permanecerá para siempre la escena en la que Kingsley celebra cerveza en mano un gol del Liverpool sentado en el sofá de casa, un momento tan patético que por momentos llegas a pensar que el bueno de Ben va encocado o algo FIN DE SPOILER).
En resúmen, un villano totalmente tergirversado y desaprovechado interpretado por un actor que ha conocido mejores momentos. Una gran oportunidad de deslumbrar al público tirada al retrete, ya que una vez más, al igual que en Iron Man 2, el villano principal (por supuesto, hiper promocionado en todos los trailers y anuncios posibles) queda relegado a un segundo plano, cediéndole el puesto a un segundo personaje que se lleva todo el protagonismo, con la salvedad de que, mientras en Iron Man 2 este personaje, el de Justin Hammer, era igual de patético que el de Mickey Rourke, en Iron Man 3, el personaje que se lleva todo el protagonismo (cuya identidad no voy a desvelar para no introducir más spoilers) funciona a la perfección como villano "secundario" y resulta mucho más destacable en todos los sentidos que El Mandarín.
En fin, ¿que más se puede decir de esta tercera entrega de Iron Man? Los efectos especiales son sobresalientes, al nivel de Los Vengadores (en especial en la escena del ataque a la casa y la batalla final, especaculares ambas); el trabajo de dirección es normalito, muy similar al estilo de Jon Favreau, osea que sin queja alguna, al igual que la banda sonora, que salvo el temazo que suena durante los créditos finales (y ya os digo desde aquí que son los mejores créditos finales de todas las películas Marvelitas) no destaca especialmente, y finalmente, y pensando en los fanáticos del cómic que estará pensando ya en cuarta entrega, la escena post-créditos (que, evidentemente la hay) es totalmente innecesaria y sobrante, y no revela nada que nos sirva de pista para futuras entregas, así que esta vez no hay necesidad de tra
garse los créditos enteritos.
Resumamos. Tenemos ante nosotros una película de superhéroes bastante aceptable a pesar de sus defectos. Al igual que las anteriores se caracteriza por mostrar contadas escenas de acción, espectaculares eso si, siendo películas en las que predomina el hombre detrás del héroe, concepto que se convierte en una máxima aquí, ya que en Iron Man 3 Tony Stark aparece más minutos sin la armadura que con ella, por lo que aquellos que vayan buscando lo contrario se sentirán decepcionados. A destacar, las interpretaciones de Robert Downey Jr. (como siempre) y de Gwyneth Paltrow (cuyo personaje sufre una evolución considerable respecto a los anteriores films), y a condenar al olvido la interpretación de Ben Kingsley como el Mandarín, el villano más desaprovechado de la historia de las películas marvelitas y una auténtica bofetada en la cara al fan del cómic, lo que sin embargo no consigue deslucir el conjunto que aprueba con nota.
El espectador medio disfrutará siempre y cuando no exija demasiado de la película, el fan del cómic gozará como un loco a pesar de los fallos cometidos y aquellos que simplemente busquen pasar el rato verán su dinero compensado con creces. Al fin y al cabo Iron Man es y será siempre Iron Man, cine palomitero de primerísima calidad.
Carpe Diem amigos y amigas, y hasta otra.
Lo más Glorioso:
- Iron Man está de vuelta. Robert Downey Jr. está de vuelta. Vale la pena seguir yendo al cine
- La evolución que sufre el personaje de Gwyneth Paltrow, a mejor, evidentemente.
- Armaduras, Armaduras everywhere.
- Los mejores créditos finales de la historia del cine de superhéroes.
Lo puto peor:
- El Mandarín, el mayor engaño que he sufrido en una sala de cine en muchísimo tiempo...un escupitajo en la cara del fan del cómic.
- Por las mismas, un Ben Kingsley en horas bajísimas, rozando lo subterráneo (P.D: Va acabar trabajando para Asylum, ya lo veréis)
- Una escena post-créditos totalmente sobrante e innecesaria que no crea ningún tipo de inquietud en el espectador
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