Título: La Casa de los Mil Cadáveres
Director: Rob Zombie
Año: 2003
Intérpretes: Erin Daniels (Denise), Chris Hardwick (Jerry), Sid Haig (Capitán Spaulding), Sheri Moon Zombie (Baby), Karen lack (Madre Firefly), Bill Moseley (Otis), Dennis Fimple (Abuelo Hugo)
Calificación (sobre 10): 4
En ocasiones ocurre que terminas de ver una película y sientes una sensación de inquietud, de ardor en el estómago, un sentimiento de incomidad que te revuelve las entrañas y que te hace reflexionar sobre que cojones acabas de ver y por qué has malgastado tu tiempo de semejante forma...esas son más o menos las impresiones que me provocaron La Casa de los Mil Cadáveres, la ópera prima de Rob Zombie, un peculiar artista cuya calidad como músico no voy a entrar a valorar, que nos permite adentrarnos en su perturbada psique con este relato de terror sobre unos asesinos en serie de los de toda la vida.
En La Casa de los Mil Cadáveres se nos cuenta como cuatro adolescentes que están escribiendo un libro sobre "Atracciones de carretera" parten en busca de la leyenda del Dr. Satán, un desquiciado cirujano piscópata que fue linchado públicamente por sus crímenes. Durante esta búsqueda, acabarán desafortunadamente dándose de bruces con una familia de asesinos en serie que les harán pasar por toda clase de penurias.
Como veis desde un principio, y dejando de lado los paralelismos/homenajes a La Matanza de Texas, tenemos la historia más vieja del mundo, al menos en lo referente al cine de terror, sin embargo, conforme avanza la trama y pasan los minutos, la película pierde el rumbo de manera desconcertante, convirtiéndose en una sucesión continuo de los delirios y las pajas mentales del director, de manera que, una vez termina la cosa, sabes que acabas desistir a uno de los mayores despropósitos que ha visto este puto mundo de mierda en el que vivimos.
Cojones, y es que precisamente eso es lo malo, porque la estética, el imaginerío visual del director es cojonudo, una mezcla entre el más puro estilo videoclipero y la estética de la serie B de los ochenta que congenia a la perfección y crea la atmósfera perfecta para una película de terror. Incluso la primera media hora se puede considerar que es buena, joder, el momento en el que el Capitán Spaulding (interpretado genialmente por Sid Haig, que es de lejos lo mejor de la película) cuenta a los protagonistas la historia del Dr. Satán es brillante. Pero en cuanto se encuentran con la familia de asesinos, la película comienza a decaer hasta profundidades abisales sin que el director parezca querer remediarlo de alguna forma hasta concluir con un final, que además de ser una putísima mierda, es anticlimático de cojones.
Pero antes de meternos más a fondo con las paranoias mentales de Rob Zombie, conozcamos a la familia de asesinos (de los protas ni hablamos porque son cuatro mindundis que son básicamente carnaza para los psicópatas).
Primero tenemos a Madre Firefly (así viene en IMDB), que como podréis suponer es la madre de la familia, interpretada por Karen Black, actriz que en sus tiempos mozfresquibilis.
os llegó a trabajar con Hitchcock y que aquí aparece perdidísima, encarnando a una prejubilada piscópata sedienta de sexo, que por momentos parece una versión americana de Estela Reynolds, hasta el punto de que esperas que saque un vestido de plumas y se ponga a cantar el
Otis, es el jefazo de la familia y está interpretado por el único actor aparte de Sid Haig que no da asco, Bill Moseley. En realidad, es un personaje que no desentona en ningún momento y es el que más se ajusta al modelo de psicópata que todos conocemos, aunque sus motivaciones .y ya que estamos, las del resto de la familia, no llegan a quedar claras en ningún momento, aunque esto al final será la menor de nuestras preocupaciones.
Sheri Moon Zombie, conocida como Baby en la película, es el claro ejemplo de que en esta vida un buen par de tetas y un culo bien puesto te pueden abrir las puertas de Hollywood. Su papel se reduce a contonearse por la película, puteando a los jovencillos y poniendo cachondo al personal, hasta el punto de que hay momentos de la película en los que Zombie se recrea tanto en las partes más interesantes del cuerpo de su mujer que parece que en el fondo lo que quiera sea violarla con la cámara. El culmen de esta situación lo tenemos en una escena a mitad de película en la que, sin venir nada a cuento, Baby, prácticamente en bolas va a comprar alcohol a una especie de licorería-sex shop regentada por el primo bastardo de Florentino Fernández.
Luego tenemos al abuelo Hugo, un engendro que parece salido directamente de un sanatorio y que se dedica únicamente a pegar berridos durante toda la película siendo especialmente recordada esta memorable al igual que lamentable escena:
Y finalmente tenemos a los dos miembros restantes de la familia, el Peque, un mostrenco mudo y deforme de dos metros interpretado por el gigante de Big Fish con un kilo de látex en la cara, y Rufus, un personaje carente totalmente de carisma que posee una grúa y va vestido con una especie de zorro muerto en la cabeza a lo David Crockett.
Así, pues, una vez los cuatro mindundis se encuentran con la familia, y tras pasar por toda una serie de sucesos que harían salir escopetados a cualquier persona con un mínimo de sentido común, como son el encuentro con Rufus asistente en carretera en medio del bosque o el monólogo del abuelete que habéis podido disfrutar, los jovencillos son capturados, amordazados y encerrados por los psicópatas.
Y es aquí donde Zombie decide mandar la coherencia a la mierda y comenzar a hilar conceptos a troche y moche sin pensar en lo que estaba haciendo. Para empezar, un par de secuencias chulas, uno de los chavales es asesinado y convertido en una "obra de arte" por Otis y a otro de ellos le arrancan el cuero cabelludo a cuchilladas aunque sobrevive, lo cual al parecer no satisface a los hijos de puta estos.
En este momento entran en acción dos policías que acuden a investigar las misteriosas desapariciones que se han ido produciendo a lo largo del tiempo en las cercanías de la granja de los Firefly; dos cenutrios que mueren de las formas más tontas posibles, ya que uno de ellos entra en la casa a interrogar a Mamá Firefly, quien le intenta poner cachondo y lo acaba metiendo un tiro en un descuido, mientras que el otro se rinde frente a Otis, quién ni corto ni perezoso, aprovecha que el tipo está de rodillas para volarle la cabeza.
Tras este interludio que no sirve más que para añadir cadáveres al bodycounting, la familia al completo decide vestir a los supervivientes con disfraces de conejo y conducirlos a un páramo desolado, donde, mientras una de las chicas intenta huir para acabar siendo acuchillada, los jóvenes restantes son introducidos en un cajón y arrojados a unas catacumbas donde unos individuos viejos, calvos y mudos les atacan y les arrancan la ropa (si, se que esto que os estoy contando no tiene ningún tipo de sentido, pero es lo que ocurre, palabrita del niño jesús).
Al final, la última de las chicas se pierde en los túneles y acaba llegando a una cueva donde encuentra al Dr. Satán en persona torturando al otro chaval que quedaba con vida. El Dr. Satán, que viene un engendro tal que así:
Que se encuentra acompañado por un ayudante armado con un pico de minero y enfundado en una máscara antigas que viene a ser algo como esto:
Afortunadamente, la chica consigue huir y llegamos a un desenlace apoteósico en el que se revela que el Capitán Spaulding estaba compinchado con la familia de asesinos desde un principio, quienes vuelven a secuestrar a la chica superviviente para a saber que malvados propósitos que realmente les importan tres carajos a un público que hace ya rato que sudó de la película. FIN.
Una vez terminada la película me vienen a la cabeza varias preguntas que le haría a Rob Zombie sobre la película, a saber, ¿A cuento de qué viene la escena del atraco a la gasolinera al comienzo de la película?, ¿En qué consisten los últimos tres cuartos de hora de película?, ¿El Dr. Satán es parte de la familia,va por su cuenta, sólo pasaba por allí, es una alucinación de los protas o que coño pasa? y sobre todo, ¿Cómo consiguió engañar a tanta gente para que participasen en semejante diarrea mental?
La Casa de los Mil Cadáveres es el perfecto ejemplo de como se puede construir una atmósfera cojonuda y preparar al espectador para una película de terror para luego mandarlo todo a la mierda, rellenar la mitad del metraje con lo que a uno le ha salido del nabo y colarlo como si fuera la experiencia terrorífica y gore definitiva cuando para lo único que vale es para limpiarse el culo cuando a uno se le gaste el papel higiénico. Es como si en un restaurante pidieras por ejemplo un trozo de tarta de chocolate y cuando te la trajeran, en un platito de porcelana precioso con su natita y todo, y le pegaras un mordisco descubrieras que en realidad te habían servido un pastiche compuesto por la mierda de todos los camareros, cocineros y gerentes del local recolectada y fermentada durante una semana. Es una vergüenza, un timo, un despropósito, una cagada en el pecho del espectador.
En definitiva, un ejemplo más de ese fenómeno conocido por algunos como Coprofagia audiovisual.
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