Título: Los Tres Caballeros (The Three Caballeros)
Director: Norman Ferguson
Año:1944
Intérpretes: El Pato Donald, José Carioca, Panchito Pistolas y multitud de seres humanos de la América Latina
Calificación (sobre 10): 3
¡¡Caña al asunto!!
Ante todo, creo necesario hablar un poco sobre historia. Corría el año 1944, por aquel tiempo los aliados desembarcaban en Normandía y el Tercer Reich daba sus últimos estertores de vida;en España, el señor Francisco confirmaba una y otra vez la neutralidad del país frente al gran conflicto mundial; en Holanda el primer riñón artificial es creado y, mientras tanto, en Estados Unidos, a Walt Disney se le ocurre una idea. Dada la tremenda situación que se vivía en todo el mundo por culpa de la puta Guerra Mundial, a nuestro querido Disney se le ocurre hacer una película en la que se muestre las simpáticas relaciones que mantienen con los Estados Unidos los países de la América Latina, especialmente México y Brasil, una película que sirviera al mismo tiempo para mostrar el hermanamiento entre dichos países y que a la vez, entretuviera a la gente y la hiciera olvidar los problemas que se vivían en Europa.
Sin embargo, cuando uno visiona Los Tres Caballeros, lo que se llega a preguntar es el por qué después del estreno de la misma, México no declaró la guerra a su vecino del norte junto a Brasil en represalia.
Es, en verdad una cinta dificil, compleja, se podría decir que hasta visionaria. Y es que Los Tres Caballeros se adelanta a hechos que sucederían después, como pueden ser el surrealismo, el auge de los alucinógenos durante el movimiento hippy y el género del falso documental.
Esta cutreza suprema es principalmente destacable en primer lugar por su doblaje cochambroso, que hace que la mitad de la pelicula sea ininteligible. En otras palabras, por ejemplo el doblaje en castellano del Pato Donald es tan pésimo que se entiende muchísimo mejor al loro José Carioca a pesar de que el 90 % de sus líneas de diálogo están en PORTUGUÉS.
Por otro lado, el principal defecto (o virtud según se mire) de la película es la ausencia de argumento, lo que unido al caótico montaje consigue que el producto en su conjunto sea una sucesión de escenas sin orden ni concierto, llegando a tales extremos que parece que los responsables de la misma fueron añadiendo escenas sobre la marcha conforme se les fueran ocurriendo cosas que incluir en la misma. Esto hace que la película sea extremadamente divertida. Además, como su duración es de una hora escasa, te la puedes tragar perfectamente de una sentada porque no te crees lo que estás viendo.
Pero, la mejor manera de que entendáis esto que os estoy contando es haceros un pequeño recorrido por este viaje de setas.
Ladys and Gentlemen: Esto es Los Tres Caballeros.
La película comienza con una breve escena en la que se nos presenta la situación. El Pato Donald celebra su cumpleaños (en la más miserable soledad, al menos al principio) y comienza a abrir los regalos de sus amigos de América Latina. El primer regalo es un rollo de celuloide y un proyector que contienen tres historias, a cada cual más bizarra.
La primera es un corto animado (que por sí sólo funcionaría bastante bien y que de hecho, es de las pocas cosas salvables de la película) sobre un pingüino que está hasta las pelotas de pasar frío e inicia un peregrinaje hacia las islas galápagos (con erótico resultado).
La segunda es un pseudodocumental ficticio sobre Aves de la selvas amazónicas, interesante porque nos da a conocer que pasa cuando dos tucanes "hacen el amor" y nos presenta a una de esas aberraciones cromosómicas que jamás debieron haber existido: El Aracuán.
Tras la visión de este engendro, que aparecerá varias veces a lo largo de la película se inicia la tercera y última historia. Un corto narrado por un argentino sobre un gaucho que encuentra un burro volador y comete fraude en unas carreras de caballo que en su conjunto me parece totalmente horrendo.
Una vez finalizada esta, aparece José Carioca, un loro fumador de puros que siempre va trajeado, cuya escena de presentación no es especialmente grotesca pero a mi me hace gracia, no se muy bien por qué:
Tras una canción en la que se nos describe la ciudad de Baía, los dos héroes viajan en un tren de ruedas cuadradas hasta Brasil, donde comienzan a aparecer personas de carne y hueso, que protagonizan un largo número musical que deja a las coreografías de West Side Story al nivel de una obra de colegio y que nos permite ver lo natural que queda la unión del metraje animado y real:
Como podéis comprobar, en esta escena se nos presenta al villano de la película, que no es otro que el demonio de la lujuria, que de ahora en adelante poseerá a Donald cada vez que vea a una mujer, desencadenando escenas de acoso sexual y persecución a féminas, en verdad, muy pertubadoras. Después de esto y de un par de escenas insípidas más, entra en escena México en la piel de Panchito Pistolas, un gallo mariachi, y con él, llega la mescalina y los alucinógenos:
Tras esta apoteósica presentación, pasamos al mejor momento de la película (en serio, fuera coñas) que es esta canción:
Panchito Pistolas se ocupará de rellenar el metraje que sobra de la película de la mejor manera posible: convirtiendo la misma en un documental sobre las costumbres de México. De esta manera, y en escenas que me niego a colgar aquí por sus efectos nocivos sobre la salud mental, se nos muestran cosas como las celebraciones navideñas mexicanas, el orígen de la ciudad de México D.F. , un muestrario de bailes tradicionales de la nación y una espectacular persecución con a saber que siniestras intenciones protagonizada por Donald a unas mujeres en bañador por las playas de Acapulco.
Y cuando te estás preguntando que cojones haces viendo esta mierda llega el punto en el que la película se redime completamente, un punto en el que la película pasa del tedio y la mediocridad, al surrealismo más desmadrado. Un clímax final único en la historia del cine, una orgía de colorines, pájaros haciendo cosas raras y bizarradas que recrean perfectamente los efectos de meterse un chute de LSD sin necesidad de drogas. Ocho minutos en los que se ven cosas realmente terroríficas y que aquí os dejo íntegros para que los disfrutéis bajo vuestra responsabilidad:
En resumen, Los Tres Caballeros, como habéis podido comprobar, es una aberración de esas que hoy en día no verían la luz ni de coña pero que ahí está, resistiendo el paso del tiempo. Después de esto, llegarían cosas Mickey y las Judías Mágicas o El Señor Sapo que continuaron con la vorágine de truños animados que poblaron la filmografía de Disney en los años 40 hasta que en 1950 llegó La Cenicienta y con ella la lógica y la moderación volverían a la compañía, devolviéndola por fin a su cauce.
En verdad os digo: RECOMENDADÍSIMA, por su corta duración y el conjunto de bizarradas que muestra (que de hecho llegan a divertir al final y todo) resulta perfecta para una sesión de cine de mierda. Ahora sí, no recomiendo para nada el consumo de sustancias durante su visionado, ya que dicha mezcla puede ser, casi seguro, mortal de necesidad.
Hasta más ver cuates.
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