Título: Sherlock Holmes: Juego de Sombras (Sherlock Holmes: A Game of Shadows)
Director: Guy Ritchie
Año: 2011
Intérpretes: Robert Downey Jr. (Sherlock Holmes), Jude Law (Watson), Jared Harris (Moriarty), Noomi Rapace (Simza), Stephen Fry (Mycroft Holmes), Kelly Reilly (Mary), Rachel McAdams (Irene Adler), Paul Anderson (Sebastian Moran)
Calificación (sobre 10): 7,5
NOTA: Esta reseña, casi con toda seguridad, contiene spoilers de la primera parte de SHERLOCK HOLMES
Sherlock Holmes, uno de los personajes más míticos de la historia, grande entre los grandes, no sólo por las brillantes novelas de Arthur Conan Doyle que constituyen la génesis del personaje, si no por sus cada vez más geniales adaptaciones, tanto a la pequeña pantalla (vease la miniserie de dos temporadas de la BBC Sherlock, que es realmente deliciosa) como a la grande, de las cuales este Juego de Sombras es el último aporte.
Ante todo, debemos la existencia de esta película a su predecesora, Sherlock Holmes de 2009, dirigida también por Guy Ritchie, y en mi opinión, una de las mejores películas que se estrenaron ese año, fresca y original, daba una vuelta de tuerca al personaje, sin perder la esencia de este, hecho que no habría sido posible desde luego sin el gran trabajo de esa bestia de la interpretación llamada Robert Downey Jr. , que con su desparpajo natural clavó el personaje como pocos antes, cosa que vuelve a repetir en esta secuela.
Y vamos a empezar ya con el tema.
Tras descubrir la identidad de su némesis, el profesor James Moriarty, al final de la primera parte, en esta secuela nos encontramos con un Sherlock Holmes obsesionado con descubrir cual es el gran complot que trama su archienemigo, para lo cual contará con la ayuda de su inseparable amigo el doctor Watson, y con la de una pitonisa gitana llamada Simza.
De nuevo, partimos de la simpleza más absoluta y profundizamos en un caso que se enrevesará más y más, y que, al final, nos quedará totalmente claro gracias a las prodigiosas dotes del sr.Holmes (o debería decir de los señores guionistas), aunque, en este caso, la resolución del gran misterio sea más predecible que en la anterior entrega ,y más aún si has leído los libros (concretamente, el relato El problema final), lo que desde luego, te hace ver antes de tiempo por donde van los tiros, restándole "sorpresa" a la película.
De todos modos, volvemos a tener los mismos pros de los que gozaba su anterior entrega, empezando por la talentosa dirección de Ritchie, que repite los mismos esquemas que ya utilizó en Sherlock Holmes (es decir, ralentizaciones, los flash-forwards de Holmes deduciendo como va a llevar a cabo determinadas acciones, los flash-backs para mostrar como ha realizado este acciones pasadas, etc), lo que algunos han calificado de poco original y repetitivo pero que, en mi opinión, es un punto a favor, ya que es un estilo de dirección que ha quedado asociado al personaje, de manera que quizá otro tipo de técnicas no lograría un efecto tan llamativo (algo innegable), como el que se logra con estos esquemas "ya repetidos".
Así, tenemos escenas gloriosas, rozando el extremo, de las que destacan la persecución el bosque (la mejor escena de toda la película, sin duda) y las escenas compartidas por Holmes y Moriarty, destacando sobre todo, la escena final, que constituye un clímax igual de intenso e incluso superior al de la primera entrega.
En cuanto al plantel de actores, dejando de lado a Downey Jr., tenemos a Jude Law como Watson, en un papel muy normalito, que, sin embargo, sigue manteniendo la misma química con Downey Jr. que en la primera entrega, cosa muy de agradecer, y al otro grande de la película, Jared Harris, que borda su papel de Moriarty, especialmente en las escenas que comparte con Downey Jr., haciendo que el espectador sienta que de verdad está presenciando un duelo de mentes privilegiadas.
Sin embargo, es necesario destacar que en su conjunto, los actores secundarios están totalmente desperdiciados, pasando por el papel de Rachel McAdams (Irene Adler), que no va más allá de un simple cameo, o el de Noomi Rapace, cuyo personaje, Simza, es totalmente sobrante. Aún así, he de destacar a un secundario por encima de todos, y este es Paul Anderson, un actor desconocido para mí al menos hasta película, y que me dejó muy buena impresión con su interpretación de Sebastian Moran, un pistolero a sueldo, mano derecha de Moriarty y uno de los mejores personajes de la película, aunque también se puede destacar al siempre satisfactorio Stephen Fry como Mycroft Holmes, el hermano del detective, a quién nunca está de mal ver en cualquier película.
En cuanto a otros aspectos, poco más hay que decir. Los efectos especiales son muy buenos, y visualmente (fotografía, exteriores, etc) la película está muy currada, al igual que su anterior entrega. De la misma forma, la música no merece tampoco nada en especial, ya que está formada por variaciones de los temas de la película anterior en su mayoría, y dado que esta era perfecta para Sherlock Holmes, no hay por que poner quejas en este caso.
En resumen, al igual que su anterior entrega, Sherlock Holmes: Juego de Sombras resulta una película divertida al 100%, quizá con menos intriga que la primera, pero mucho más frenética y con muca más acción,resultando una excusa perfecta para disfrutar de uno de esos personajes que nunca pasan de moda. Una opción perfecta para aquellos que quieran ir al cine sin más expectativas que el simple entretenimiento.
Lo más Glorioso:
- Robert Downey Jr. y Jared Harris. Sherlock Holmes y James Moriarty. El héroe de héroes y el villano de villanos enfrentados. Una razón más que suficiente para ver la película.
- La dirección de Guy Ritchie, vertiginosa e igual de original que en su anterior entrega. Una fórmula muy acertada para películas de acción como esta, que quizá debiera aplicarse más a menudo.
- Visualmente, es simple y llanamente la ostia.
Lo puto peor:
- Un plantel de secundarios totalmente desaprovechado. Papeles que podrían haber dado de más como el de Noomi Rapace o el de Rachel McAdams quedan reducidos a la miseria (aunque esto no se aplica a todos los secundarios, vease por ejemplo a Paul Anderson y Stephen Fry)
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