¡¡¡SIIII!!! En Febrero me toqué los cojones de una manera espectacular pero aquí estamos de nuevo en la carretera. A partir de aquí, los visionados del mes. Vamos p'arriba:
Título: Distrito 9 (District 9)
Título en latinoamérica: Sector 9
Título en Serbia: Distrikt 9
Director: Neil Blomkamp
Año: 2009
Intérpretes: Sharlto Copley (Wikus van de Merwe), Jason Cope (Christopher Johnson), David James (Koobus), Vanessa Haywood (Tania van de Merwe), Luis Minnaar (Piet Smit), Eugene Kumbanyiwa (Obsesandjo)
Calificación (sobre 10) : 7,5
El
primer contacto que tuve con esta película y con su director, Neil Blomkamp,
tuvo lugar en el año 2013 en Santa Pola. Llevaba varios días bebiendo como un
auténtico cosaco de la estepa junto a unos amigos (eran tiempos de vacaciones)
y, en pleno resacón épico, acabamos topándonos con un videoclub de esos que, en
sus últimos momentos de vida, liquidaba parte de su material. Aquel día, y
porque prácticamente las regalaban, salí del local con tres, cómo decubriría
más tarde, peliculones: Drive, Cisne Negro y esta Distrito 9. Poco había oído
antes de la misma, y por lo que sabía podía no ser más que otra peli
festivalera de estas que son aupadas y premiadas en su momento para luego caer
en el más patético olvido. Una vez vista en su momento, y más ahora que la he
revisionado, he decir que la cinta, sin llegar a ser una cosa maravillosa, me
gusta y, al contrario que muchos, no pienso que haya reiventado nada dentro del
género sci-fi, aunque si resulta original y, sobre todo, vistosa en ciertos
aspectos que ahora comentaré.
Pero lo
primero es lo primero. Distrito 9 nos cuenta cómo en un 1982 ficticio, una nave
extraterrestre aparece en el cielo de Johannesburgo. Los alienígenas que las
autoridades encuentran a bordo son enseguida separados de los humanos y
encerrados en un ghetto dentro de la ciudad, donde comienzan a desarrollar su
propia sociedad al margen de una humanidad que les desprecia. Saltamos entonces
al presente, donde la MDU, una gran empresa encargada de manejar la situación
con las criaturas, se prepara para realojar a estas a un nuevo “Distrito”, que
no es ni más ni menos que un campo de concentración. En este contexto, el
funcionario de la MDU Wikus van de Merwe entra en contacto, durante una
operación en el Distrito 9, con un extraño potingue que disparará una mutación
en su cuerpo, lo que provocará una serie de situaciones que le harán saber lo
que se siente al estar “al otro lado de la valla”, literal y metafóricamente
hablando.
Blomkamp
utiliza a los alienígenas, como pone de manifiesto la sinopsis, para construir
una metáfora exacerbada del apartheid surafricano, en la que no nos encontramos
a blancos despreciando a negros, sino a un nivel más extremo, a una especie
dominante, los seres humanos, repudiando con odio y violencia a unos
alienígenas que, por azar del destino, han acabado varados en nuestro planeta
teniendo que comerse este bonito marrón. La idea por lo general funciona
bastante bien y Blomkamp intenta siempre llevarnos por “el lado correcto”,
buscando la empatía del espectador para con los alienígenas, mostrando un
crescendo en la crueldad de las interacciones entre estos y los humanos
(empieza mostrándonos simples insultos xenófobos para acabar enseñándonos
ejecuciones de aliens en plena calle y cómo los científicos de la MDU
experimentan con estos, vivos o muertos). Que se le vaya la pinza luego
mostrándonos cómo los extraterrestres consumen ávidos comida para gatos como si
fuera pura droga o a mafiosos nigerianos que quieren comerse partes del cuerpo
de los marcianos para adquirir “su poder” es otra cosa, pero lo que es la idea
principal desarrollada durante la película, funciona bastante bien.
La película
está rodada durante su primera media hora como si fuera una especie de
reportaje para televisión, formato que abandona una vez transcurre este tiempo
(aunque es recuperado en ciertos momentos puntuales de la cinta) , lo que es
una auténtica pena, porque de no haber sido así tendríamos seguramente entre
manos un mockumentary de lo más guapo en lugar de lo que es, una cinta con una
introducción buenísima acompaña de un nudo y desenlace que, si bien no es malo,
queda muy lejos de la calidad mostrada en esa primera media hora.
El
casting está formado por un conjunto de actores desconocidos pero cumplidores
en sus respectivos papeles encabezados por el único de todos ellos que salió de
la experiencia con una carrera más o menos enfilada hacia algo más que el
olvido, el protagonista Sharlto Copley, actor con un rostro de lo más
desagradable que, si bien está más que correcto interpretando al pobre pringado
de Wikus, pronto demostraría que le vienen mejor otros papeles más sucios,malrolleros
y menos agradecidos que este.
Por
último me gustaría mencionar por encima los efectos especiales, muy vistosos y
espectaculares para tratarse del trabajo de un debutante (aunque quizá el
nombre de Peter Jackson cómo el señor productor a.k.a “el que pone la pasta”
tiene bastante que ver), en especial en lo referente al diseño de la nave
nodriza (y eso que sólo la vemos de lejos), y sobre todo, al de los
alienígenas, que dan muchísimo asco, lo cual hace que resulte más meritorio el
lograr que sintamos empatía por ellos a lo largo de la cinta.
Al
final, en Distrito 9 encontramos algo que, si bien no es el nuevo 2001: Odisea
en el Espacio (Kubrick, hijo de puta), resulta muy majo, más aún para lo que
nos puede ofrecer el género de ciencia ficción en los tiempos que corren. Notable.
Título: El Emperador y sus Locuras (Emperor's New Groove)
Título en latinoamérica: Las locuras del emperador
Título en Serbia: Carev novi fazon
Director: Mark Dindal
Año: 2000
Intérpretes: David Spade (Kuzco), John Goodman (Pacha), Eartha Kitt (Yzma), Patrick Warburton (Kronk)
Calificación (sobre 10) : 6
Año
2000. Disney afrontaba la aventura del nuevo siglo queriendo continuar con la
estela de grandes títulos que había dejado en los últimos diez años ( La Bella
y la Bestia, El Rey León, Tarzán, El Jorobado de Notre Dame…) y lo hacía
estrenando no una, sino dos películas ese año, Dinosaurio (una cinta ninguneada
en su momento y rodada completamente usando CGI) y El Emperador y sus locuras,
una película de animación tradicional. A partir de aquí todo iría cuesta abajo
y sin frenos, y le tomaría unos cuantos años a la compañía el tomar de nuevo el
camino recto y arrebatarle el liderazgo a su competencia más seria en aquellos tiempos,
Pixar (técnicamente hasta 2006, cuando el caballero Don Dinero hizo aparición en
el escena y Walt Disney Studios se hizo con las llaves del reino de John
Lasseter a golpe de talonario).
Pero
hablemos de la película. La trama gira en torno a Kuzco, emperador inca y una
persona despreciable y egoísta al que un día su consejera Yzma, buscando
ganarse así el trono, convierte en llama. Descastado y abandonado en un cuerpo
y un lugar que desconoce, Kuzco tendá que aliarse con Pacha, un campesino al
que previamente quería joderle la puta vida derribando su aldea, para poder así
rcuperar su antigua vida.
Si analizamos
fríamente la película, la trama no da mucho de sí, los personajes son bastante
planos y el guión es predecible de cabo a rabo, por lo que no dejaríamos de
estar ante una mierdecilla. Sin embargo, en esa ocasión los guionistas
consiguieron salvar el día, y las situaciones y gags de comedia ligera que
plagan el film cumplen su objetivo de lograr un producto mínimamente
entretenido. Si bien nunca llegas la
carcajada, los personajes de Yzma y Kronk y su relación villana-esbirro, unida
a las continuas rupturas de la cuarta pared, provocan que estés los 80 minutos
de metraje con una sonrisa en los labios. La animación es bastante fluida,
aunque algo decadente si la comparamos con lo que nos había podido ofrecer
Disney en la anterior década. En su versión original tenemos a David Spade
poniéndole voz a Kuzco, a Eartha Kitt como Yzma, al gran John Goodman como
Pacha y a Patrick Warburton (la voz de Joe Swanson de Padre de Familia) cómo
Kronk. En el doblaje español , por otro lado, nos encontramos a Ángel Garó y a
Pepe Mediavilla (la voz española de Morgan Freeman) haciéndose cargo de los
papeles de Kuzco y Pacha respectivamente con resultados más que adecuados.
Igualmente, la cinta presenta una banda sonora más olvidable que otra cosa y
carece prácticamente de canciones con la excepción de un tema al inicio de la
misma interpretado por el vozarrón del mismísimo Tom Jones en su versón
original. Vamos, que entre unas cosas y otras, la película se deja ver
perfectamente.
Y cómo
esto se ha quedado corto,vamos con una pequeña ronda de curiosidades. Esta pei originalmente iba a ser un proyecto
más grande que iba a titularse Kingdom of the Sun, una superproducción que,en
teoría, iba a basarse en el cuento de Mark Twain, El príncipe y el Mendigo. La
historia iba a contar cómo Manco (el nombre original para el personaje de
Kuzco, que sería modificado a posteriori porque, en palabras de Randy Fuller,
productor de la película, se asemejaba mucho a, Omanco, palabra del argot
japonés utilizada para designar al órgano femenino conocido como coño), el
emperador, se encontraba con Pacha, un campesino cuyo aspecto físico era igual
al suyo,que iba a ser intepretado por Owen Wilson con el cual intercambiaba
los papeles.Yzma, por otro lado, iba a ser una bruja que pretendía utilizar al
emperador para invocar a un dios oscuro, para lo cual transformaba al emperador
en llama y obligaba a Pacha, ahora el “emperador de paja”, a ayudarle con su
plan. A partir de aquí, Kuzco aprendería una valiosa lección y encontraría el
amor en la persona de una joven pastora de llamas. La película iba a tratarse
de una clásica comedia romántica musical, al más puro estilo Disney, que iba a
contar con una banda sonora compuesta enteramente por Sting. Sin embargo,
conforme se acercaba la fecha límite para la producción, más claro quedaba que
el tiempo no era suficiente para tamaño proyecto, y las presiones por parte de
las cabezas pensantes de Disney provocaron que el desarrollo de la peli se
detuviera. Tras un cambio de director, el guión se volvió a escribir, se volvió
a realizar un casting de voce y al pobre de Sting le mandaron a tomar por culo
(a pesar de que para entonces ya había compuesto y grabado unos cuantos temas),
de manera que, para cuando la película se terminó, esta era algo completamente
distinto a lo que iba a ser en un principio. Paradojas del inmisericorde
destino.
Título: Elysium
Título en Serbia: Elizijum
Director: Neil Blomkamp
Año: 2013
Intérpretes: Matt Damon (Max), Jodie Foster (Delacourt), Sharlto Copley (Kruger), Alice Braga (Frey), Wagner Moura (Spider)
Calificación (sobre 10) : 4
El segundo trabajo de Neil Blomkamp, de nuevo enmarcado dentro del sci-fi, pero
esta vez contando con un casting más conocido y un presupuesto mayor. La
película narra cómo en un futuro de mierda la Tierra esta hecha un asco,
podrida por la contaminación y superpoblada hasta los topes.En este contexto,
las clases más pudientes dela humanidad viven en Elysium, una estación espacial
donde todo es maravilloso y la tecnología les impide envejecer y sufrir
enfermedades, mientras que en la Tierra, los pobres curritos se tiene que joder
y malvivir entre polvo y mugre. Max, es un ex=ladrón de coches que un buen día
sufre un accidente de trabajo que le provoca envenenamiento por radiación, de
manera que morirá a no ser que consiga llegar a Elysium y curarse usando las
maquinas medicas de las que disponen allí. En su lucha por llevar a cabo este
plan antes de palmarla, sin embargo, se verá metido de lleno en un juego de
poderes por el control de la propia Elysium que le acarreará mas de un
problema.
Si en
Distrito 9, Blomkamp nos daba su particular visión sobre el Apartheid, aquí
intenta hacer lo mismo utilizando la situación de Elysium y las diferencias
sociales que esto causa como una metáfora sobre la inmigración y el clasismo que
esto causa en la sociedad. Sin embargo, lo que funcionaba tan bien en su debut
tras las cámaras aquí queda totalmente caricaturizado. Las ideas que Blomkamp
intenta plasmar en la pantalla no quedan bien porque resultan demasiado
forzadas y exageradas cómo para resultar creíbles. Dicho de otra manera, los
habitantes de Elysium son tan despreciables para con los inmigrantes (les
tirotean sin piedad, les exigen que ni siquiera les respiren encima,etc) que sólo
falta que aparezca Robert de Niro pidiendo a la población que acaben con los
parásitos. Igualmente, los intentos por introducir una relación amorosa entre
los personajes de Frey y Max, de intentar hacer empatizar al espectador con un
movimiento revolucionario, los cambios bruscos de los comportamientos de
ciertos personajes y un final que no sólo es predecible sino que resuelve
demasiado apresuradamente convierten al guión en una autentica catástrofe. De
hecho, el propio trabajo como director de Blomkamp es bastante del montón,
donde en Distrito 9 habia una perfecta simbiosis entre la cámara en mano, los
planos aéreos y los primeros planos, aquí tenemos una dirección y un montaje
confuso a más no poder, especialmente en las escenas de acción.
El
casting por otro lado no podía ser mas decepcionante. Matt Damon es uno de esos
actores a los que nunca nadie debió dar una sóla oportunidad, pues a día de
hoy, todavía no soy capaz de recordar un solo papel en el que no me diera puto
asco. Jodie Foster está muy vieja para esta clase de papeles y se le nota, que
es sin duda lo peor que le puede pasar a una actriz veterana. La pobre Alice
Braga no es más que un pobre maniquí sin personalidad rondando por los
distintos decorados y exteriores de la cinta. El único que consigue salvarse de
la quema es el asqueroso de Sharlto Copley,que interpreta de manera muy
solvente al villano de turno, el mercenario Kruger, un personaje sucio y
potente, que impone desde el primer momento que aparece en pantalla con esas
gafas a lo Borderlands y cubierto con esa manta morroñosa. Sin duda, lo mejor de
la película junto a los efectos especiales y el diseño de producción (una vez
más, los responsables del mismo se lucen creando unos diseños para los robots y
la tecnología, especialmente para el exoesqueleto que lleva el personaje d Matt
Damon durante prácticamente toda la película, verdaderamente acojonantes).
El
resultado de todo este conjunto de ideas mal plasmadas, actores mal escogidos y
buenos efectos especiales es el de una pequeña cagarruta envuelta en un papel
vistoso. Una segunda película muy mediocre. Para ver una vez y olvidar.
Título: Los Aristogatos (The Aristocats)
Título en Serbia: Mačke iz visokog društva
Director: Wolfgang Reitherman
Año: 1970
Intérpretes: Phil Harris (Thomas O'Malley), Eva Gabor (Duquesa), Scatman Crothers (Scat-Cat), Roddy Maud-Roxby (Edgar)
Calificación (sobre 10) : 5
Ay, que
maravilla la etapa errática de Disney. Así es como me gusta denominar a esa
etapa de la compañía que transcurre entre los años 60 y los 90, el puente entre
dos etapas doradas, la inicial, y la resurrección ya en los 90, donde volvieron
a estar en la cresta de la ola, antes de volver a caer para, al parecer,
comenzar a alzarse de nuevo en la actualidad. Una auténtica montaña rusa de
trayectoria. Pero es la etapa errática la que yo creo que es más fascinante,
porque fue el momento en que, igual que parieron grandes películas, clásicos
prácticamente intocables, también trajeron al mundo truños como puños. Y entre
todas las opciones disponibles, hoy me he decidido a escoger Los Aristogatos
cómo objetivo de mi inclemente prosa.
La
historia todo el mundo la sabe. Una vieja ricachona decide dejar en herencia
todas sus riquezas a sus queridas mascotas gatunas, lo que provoca que el
mayordomo de la anciana los rapte y abandone en plena campiña francesa, donde
los felinos deberán poner su confianza en Thomas O`Malley , un gato callejero,
para poder volver sanos y salvos a la ciudad.
La
película era cómo una brillante joya en mi más tierna infancia. A día de hoy y
después de revisionarla me ha parecido una peli floja a más no poder. Aparte de
que el argumento de la cinta es simplón a más no poder, prácticamente de lo que
hoy en día se consideraría una road movie (Personaje/s tienen que ir de punto A
a punto B y les pasan cosas por el camino), las relaciones entre los personajes
surgen de la nada y se desarrollan de la manera más insólita (por ejemplo,
O'Malley comienza la peli siendo un bohemio que no quiere otra cosa que
copularse a Duquesa para, sin que el espectador sepa cómo, transmutarse en un
hombre recto que sólo quiere una esposa y una familia y dejar la vida loca de
lado), el espectador adulto acaba empatizando con el villano antes que con los
protagonistas (si la loca del coño de mi jefa, a la que he estado cuidando toda
mi vida, no sólo me dejara de lado en su testamento, sino que encima dejara por
escrito que tendría que dedicarme tras su muerte a cuidar de sus asquerosos
gatos, beneficiarios de su herencia, también me dedicaría a arrojar mascotas
drogadas por el borde un puente) , y los mejores personajes no son explotados
lo más mínimo ( y me estoy refiriendo por supuesto a Scat-Cat, o Gato-Jazz cómo
prefiráis llamarlo, y su Big Band de gatos arrabaleros), mientras que minutos
de metraje, que no son más que puro relleno, son concedidos a personajes que,
no sólo nos interesan una mierda, sino que no aportan nada a la trama de por sí
( Roquefort el ratón, los perros Napoleón y Lafayette, y otros tantos
más). Aun así, la peli consigue llamar
mi atención en ciertos momentos, véase la cara y la actitud de O'Malley en plan
“los críos me han jodido el polvo” cuando estos se encuentran por primera vez,
o los personajes de las gemelas gansas que piensan que Thomas es poco menos que
Satanás (un golpe más a la rectitud y a la caspa británica), el puto borracho
del Tío Waldo o todas y cada una de las apariciones de la banda de Scat-Cat,
que ya sólo por ser un festival de estereotipos de todas las culturas mundiales
llama la atención. En el doblaje original tenemos a la hermana de Zsa Zsa
Gabor, Eva Gabor cómo Duquesa, a Phil Harris (que había puesto voz a Baloo en
El Libro de la Selva y se la pondría a Little John años más tarde en Robin
Hood) como Thomas O'Malley y a Scatman Crothers (el Dick Halloran de El Resplandor
de Stanley Kubrick) doblando a Scat-Cat, entre muchos otros más menos dignos de
mención.
Ahora
pongámonos serios, si hay algo que verdaderamente hay que preservar para la
posteridad de esta cinta es la banda sonora. De la parte instrumental se encargó
George Bruns y de la composición de las canciones los incombustibles Sherman
Brothers. La música del film es un festival de Jazz en su más pura esencia,
incluso fuera de las canciones, la partitura rara vez abandona la tonalidad
clásica del jazz y el ritmo “swing” de la batería y los bajos, y en los
momentos en los que lo hace resulta igualmente brutal (muy “fan” soy de la
locura que sufre la percusión en el tema Two Dogs and a Cycle, la música que
suena en la escena de la persecución de Edgar y los perros). En cuánto a las
canciones tenemos un poco de todo, canciones malas (gracias a Dios, sólo el
perforatímpanos que es Escalas y Arpegios), canciones normalillas (cómo el
tema introductorio que abre la película, una melodía muy francesa para la cual
rescataron a Maurice Chevalier, famoso cantante galo, para intepretarla, el
cual palmaría pocos años después de que la peli se realizara) y auténticos
temazos ( me estoy refiriendo por supuesto a la inmortal Everybody Wants to Be
a Cat, pieza que debería ser intepretada obligatoriamente por Big-Bands de
todo el mundo hasta que llegue el día del Armaggeddon).
Para
terminar la reseña, que menos que añadir una pequeña ronda de curiosidades.
Para empezar, este fue el último film a que el bueno de Walt Disney dio luz
verde antes de que pasara a ser pasto de los gusanos, y por lo tanto, no tocó
ni uno solo de los aspectos de la producción (quien sabe como habría sido el
resultado de no haber sido así las circunstancias). Entre las distintas
referencias a la cultura francesa tenemos el nombre de los cachorritos felinos
Toulousse (por el pintor Tolousse-Lautrec) y Berlioz (por el compositor Hector
Berlioz), y el de los perros Napoleon (obvia referencia) y Lafayette (otro
reconocido estratega militar francés). Finalmente recalcar que el papel de
Scat-Cat iba a ser originalmente interpretado por el célebre trompetista de
jazz Louis Amstrong ( de hecho, el propio diseño del personaje esta inspirado
en parte en la figura del músico), pero el pobre se puso enfermito en el
momento de rodaje y tuvo que ser sustituido por el ya mencionado Scatman
Crothers.
En fin.
Al final Thomas O'Malley acaba aburguesado y retirado de la buena vida, Edgar
es encerrado en un baul y enviado a Timbuctu por mensajeria en un viaje en el
que seguro que moriría asfixiado y todos los personajes acaban contentos menos
mi niño interior, que ve destruido uno de los mitos de su infancia. Pasara
mucho tiempo antes de que decida volver a echarle un vistazo.
Título: Chappie
Título en Serbia: Čepi: Robot koji je promenio svet
Director: Neil Blomkamp
Año: 2015
Intérpretes: Sharlto Copley (Chappie), Dev Patel (Deon Wilson), Hugh Jackman (Vincent Moore), Sigourney Weaver (Michelle Bradley), Ninja (Ninja), Yo-Landi Visser (Yolandi)
Calificación (sobre 10) : 6,5
Abracadabra
y de la manga me sale el último trabajo recién estrenado hace nada, del
director surafricano Neil Blomkamp. Trabajo por el cual se ha llevado mas palos
que una estera por parte sobre todo de ese sector critico que parece haberse
olvidado de que el cine muchas veces esta para ofrecernos únicamente puro
entretenimiento y no tiene porque meternos siempre un mensaje en la cabeza ni
ofrecernos algo que nos haga reflexionar todo el camino de vuelta a casa. Pero
antes de recurrir al ataque más vil y miserable hacia aquellos que no están
aquí para defenderse vamos a resumir un poco la trama de la película. En un futuro indeterminado, Johannesburgo
(como no) es pionera en el uso de una policía robotizada que remplaza a los
polis humanos en las calles. Sin embargo, el creador de estos robots, Deon,
está obsesionado con dar el siguiente paso lógico en la robótica y dotar a las
máquinas de inteligencia artificial, algo a lo que sus superiores se niegan
rotundamente. Desobedeciendo sus órdenes, decide actuar por su cuenta
implantar, con éxito, un programa de I.A. en un robot. El conflicto estallará
cuando unos pandilleros deciden raptar al creador y a su creación con el fin de
utilizar al robot para dar un golpe criminal a gran escala que les permita
solucionar un problema en forma de deuda millonaria a un mafioso local que
tienen entre manos.
Bien,
vayamos punto por punto. La trama de la película, a pesar de tener un concepto
cojonudo cómo es el que un robot con sentimientos y emociones sea criado por
unos criminales y conducido por el mal camino, acaba siendo la misma historia
sobre el robot que “quiere ser un ser humano de verdad” (como si de Pinocho se
tratara) que hemos visto una y mil veces. Esto no es ningún problema, pues a
pesar de ser una historia más vista que el tebeo está bien contada y resulta
ágil y entretenida (y por primera vez en la carrera de Neil Blomkamp no intenta
ser una crítica a alguna mierda social). Igualmente, los distintos personajes
están bien configurados, tanto el científico, cómo los pandilleros (a los que
enseguida les dedicaré un pequeño inciso), el personaje de Hugh Jackman (muy normalillo
para lo que puede dar de sí) o el de Sigourney Weaver (muy vieja, por cierto),
a pesar de que este último no deja de ser un mero cameo. Pero todos ellos se
quedan pequeños, minúsculos, al lado del robot Chappie, auténtico protagonista
de la película (CÓMO DEBE SER), perfectamente integrado con el resto de
personajes y doblado en su versión original por el actor fetiche de Blomkamp,
el guarro de Sharlto Copley. Por otro lado, el propio Blomkamp, que en Distrito
9 probó ser un director mañoso, y en Elysium un auténtico patán, realiza aquí
un trabajo a medio camino entre ambas cintas, ejecutando una dirección más
cercana al estilo de Elysium, pero bastante más fluida y profesional, sobre
todo en las escenas de acción, que en dicha basurilla (a pesar de que al
principio nos intenta engañar metiéndonos una secuencia introductoria igualita
al comienzo de Distrito 9, haciéndonos pensar por escasos minutos que nos
íbamos a encontrar de nuevo ante otro intento de mockumentary). Sin embargo, el
punto más fuerte de la película, al igual que en sus anteriores trabajos, es la
estética, los efectos especiales (cojonudos, como de costumbre) y el diseño de
los robots, los cuales aparecen representados en varios modelos, el robot
policía, estilizado cómo si de un producto de cadena de montaje se tratara,
cosa que de hecho es; el propio Chappie, que cómo si de una versión algo
“cogida por los pelos” de Frankenstein acaba conformado por pedazos de
distintos robots policía, y “El Buey”,
el clásico “robot del malo”, digno heredero de aquel mostrenco mecanizado de
Robocop que se caía por las escaleras.
Y
ahora, para terminar (podría comentar la banda sonora cómo es costumbre, pero
la parte instrumental de la misma corre a cargo de Hans Zimmer, personaje que a
día de hoy lleva unos cinco o seis años haciendo prácticamente el mismo trabajo
para todas las bandas sonoras que compone), voy a comentar un pequeño detalle.
A la película se le ha acusado de ser una especie de maniobra comercial para
promocionar al grupo de rap surafricano Die Antwoord, cuyos componentes
aparecen en la película en forma de papeles protagonistas interpretando a los
pandilleros que secuestran a Chappie y su creador, personajes que para mas inri
se refieren a sí mismos con el mismo nombre artístico que utilizan los
susodichos raperos. Se ha llegado a decir que, en todo momento, la única
intención de Blomkamp es lograr que estos músicos ,cuya calidad no voy a entrar
a criticar, sean el auténtico epicentro
de la película y que todo gire a su alrededor (cosa que es mentira, pues no
dejan de ser dos actores, muy malos por cierto porque no son auténticos
actores, y muy feos interpretando su papel y nada más). Bien, pues he de decir
que, para empezar, yo no conocía a estos Die Antwoord antes de ver la película,
y que una vez vista y una vez he investigado quienes son esta gente, he de
decir que en ningún momento todas las referencias al grupo y sus canciones (que
aparecen en forma de camisetas que llevan los personajes, mensajes en
graffitis, en los tatuajes con aerosol con los decoran el cuerpo metálico de
Chappie, etc) me distrajeron de lo que estaba ocurriendo en la peli, cosa que
habría ocurrido de haber sido esto un gigantesco spot sobre ellos cómo algunos
dicen. Por tanto, he de decir que la gente que afirma esto no son más que
vulgares haters de tres al cuarto ( una plaga que cada día se esta extendiendo
más por el público general) incapaces de disfrutar de un producto palomitero
cómo es este y que únicamente intentan buscarle los tres pies al gato con el único
fin de desprestigiar el trabajo de Blomkamp, un señor que por otro lado,
bastante tiene con haber remontado después de su último film.
Dicho
esto termino diciendo que Chappie es mejor que Elysium, peor que Distrito 9 (no
creo que Blomkamp nos vuelva a deleitar con otro Distrito 9 nunca, jamás
volverá a estar a esa altura) y que bien merece un visionado pues resulta más
que disfrutable. A día de hoy, gente en todas partes del mundo se está cagando
en los muertos surafricanos del señor Blomkamp porque se va a hacer cargo del
proyecto de Alien 5. Yo digo que ya podrían esperar antes de defecar encima de
nadie, pues nunca se sabe cuando alguien
a quién se tiene como mediocre puede hacer algo cojonudo. Y Blomkamp, desde
luego, es alguien que creo que puede darnos esa sorpresa. Hay que tener fe a
veces.
Título: Puro Vicio (Inherent Vice)
Título en latinoamérica: Vicio Propio
Director: Paul Thomas Anderson
Año: 2014
Intérpretes: Joaquin Phoenix (Doc Sportello), Josh Brolin (Bigfoot), Katherine Waterston (Shasta Fay), Benicio Del Toro (Sauncho Smilax), Owen Wilson (Coy Harlingen), Martin Short (Rudy Bladnoyt), Michael Kenneth Williams (Tariq Khallil), Eric Roberts (Michael Wolfmann)
Calificación (sobre 10) : 3
La virgen, es verdad eso que dicen que no hay
ni un solo director de cine con una carrera impecable. Llamate Kubrick,
Spielberg, Hitchcock o Wells, que aún así no tendrás tu carrera completa si no
has parido uno o más bodrios infumables…y por supuesto Paul Thomas Anderson no
podía seguir adelante con su carrera sin haberse unido antes a este club. Ya
con The Master daba claras muestras de estar bastante lejos de Pozos de
Ambición o Boogie Nights, sus obras más míticas, pero ni en más insana
enajenación mental se me podía haber ocurrido que podía realizar algo tan
nefasto como Puro Vicio. El mero hecho de intentar sintetizar una sinopsis ya
me cuesta trabajo porque sinceramente de poco me enteré durante su visionado
por razones que comentaré enseguida. Basta con decir que se trata de una
peculiar historia de detectives en la que el señor Doc Sportello investiga, a
petición de su ex-novia, la desaparición de un importante empresario
inmobiliario. A partir de aquí se suceden toda una serie de embrollos que
complican la situación y en los que participaran mil y un personajes, pero todo
está tan mal contado que para cuando se ha resuelto el misterio ni este te
queda claro ni tienes ningún interés en entenderlo. El guión es un completo
fracaso que no se merece otra cosa que el ser quemado y reducido a putas
cenizas , ya que si bien puede resultar atractivo por algunos monólogos y coñas
bien construidos, fracasa en el principal objetivo que debe tener un guión de
cine, el contar una historia de manera clara y concisa. Dicho esto, cabe
resaltar que en la última edición de los premios Óscar el susodicho guión fue
nominado al premio de mejor guión adaptado, o dicho de otra forma, apaga y
vámonos. Quizá una de esas ocasiones en la que alguien debería haberle dado un
toque (o más bien un codazo en las costillas) al autor de turno.
Y es una pena porque la peli sin duda tiene
un repartazo bastante atractivo que, por lo general, cumple de sobra con lo
exigido, lo cual no hace sino multiplicar por cien los efectos de tener un
guión desastroso. Joaquin Phoenix
deslumbra con un papelón absolutamente esperpéntico en el que se droga todo lo
que puede (lo que siempre es divertido) y sobreactúa deliciosamente,
demostrando una vez más que es uno de los mejores actores que podemos encontrar
en el panorama cinematográfico actual. Acompañando a Phoenix tenemos a un Josh
Brolin muy bueno también y que además
protagoniza la más memorable escena del film (una de tal calibre que me hizo
carcajear a viva voz de lo ridícula que resultaba), un Benicio del Toro que no
sabe muy bien que pinta en la trama (por culpa del apestoso guión), una Reese
Whiterspoon ala que le ocurre esto mismo, un Owen Wilson cuya interpretación
merece una sentencia de pena capital y una Katherine Waterston que da más pena
que otra cosa. Acompañando a los personajes principales además, tenemos una
auténtica horda de cameos de los cuales merece la pena destacar a Martin
Short, sobreactuando y esnifando; a
Michael Kenneth Williams, el Chalky White de la serie de TV Boardwalk Empire; y
a Eric Roberts, actor de capa caidísima (tan caída que ya se mueve como pez en
el agua en el circuito de cine en el que The Asylum, el canal Sci-FI y Tomcat
Films gobiernan) cuya presencia es, sin lugar a dudas, lo más sorprendente del
film.
Finalmente, y antes de dar carpetazo a este
truño, merece la pena detenernos brevemento en el auteur, Paul Thomas Anderson.
¿Dónde está en esta cinta? Si, tenemos una cuidada fotografía de colores chillones,
una iluminación que se adapta como si fuera una segunda piel a los cambios de
tono de la “trama”, pero, ¿Dónde están esos planos secuencia que quitaban el
hipo y demás marcas de la casa del director? Si no fuera porque el envoltorio
que acompaña a la cinta es claramente similar a sus anteriores trabajos uno
podría llegar a pensar que esto ha sido una especie de encargo o que la
productora le ha forzado bajo amenaza a dirigir una nueva película ya en lugar
de dejarle esperar los cinco años que se tiró sin hacer nada entre Pozos de
Ambición y The Master.
Vamos, que resumiendo en pocas palabras, es
una película con un guión catastrófico que echa por tierra todo el trabajo de
los actores y el diseño de producción. La gran puta mierda de Paul Thomas Anderson,
al que ya podemos tachar de la lista de posibles “directores perfectos” de la
historia del cine.
¿Contentos? Si no, que os follen. Si es que sí, hasta el mes que viene. Ale.