miércoles, 8 de abril de 2015

VISIONADOS DE MARZO DE 2015: El mes que siguio al mes fantasma


¡¡¡SIIII!!! En Febrero me toqué los cojones de una manera espectacular pero aquí estamos de nuevo en la carretera. A partir de aquí, los visionados del mes. Vamos p'arriba:


Título: Distrito 9 (District 9)
Título en latinoamérica: Sector 9
Título en Serbia: Distrikt 9
Director: Neil Blomkamp
Año: 2009
Intérpretes: Sharlto Copley (Wikus van de Merwe), Jason Cope (Christopher Johnson), David James (Koobus), Vanessa Haywood (Tania van de Merwe), Luis Minnaar (Piet Smit), Eugene Kumbanyiwa (Obsesandjo)
Calificación (sobre 10) : 7,5

El primer contacto que tuve con esta película y con su director, Neil Blomkamp, tuvo lugar en el año 2013 en Santa Pola. Llevaba varios días bebiendo como un auténtico cosaco de la estepa junto a unos amigos (eran tiempos de vacaciones) y, en pleno resacón épico, acabamos topándonos con un videoclub de esos que, en sus últimos momentos de vida, liquidaba parte de su material. Aquel día, y porque prácticamente las regalaban, salí del local con tres, cómo decubriría más tarde, peliculones: Drive, Cisne Negro y esta Distrito 9. Poco había oído antes de la misma, y por lo que sabía podía no ser más que otra peli festivalera de estas que son aupadas y premiadas en su momento para luego caer en el más patético olvido. Una vez vista en su momento, y más ahora que la he revisionado, he decir que la cinta, sin llegar a ser una cosa maravillosa, me gusta y, al contrario que muchos, no pienso que haya reiventado nada dentro del género sci-fi, aunque si resulta original y, sobre todo, vistosa en ciertos aspectos que ahora comentaré.
Pero lo primero es lo primero. Distrito 9 nos cuenta cómo en un 1982 ficticio, una nave extraterrestre aparece en el cielo de Johannesburgo. Los alienígenas que las autoridades encuentran a bordo son enseguida separados de los humanos y encerrados en un ghetto dentro de la ciudad, donde comienzan a desarrollar su propia sociedad al margen de una humanidad que les desprecia. Saltamos entonces al presente, donde la MDU, una gran empresa encargada de manejar la situación con las criaturas, se prepara para realojar a estas a un nuevo “Distrito”, que no es ni más ni menos que un campo de concentración. En este contexto, el funcionario de la MDU Wikus van de Merwe entra en contacto, durante una operación en el Distrito 9, con un extraño potingue que disparará una mutación en su cuerpo, lo que provocará una serie de situaciones que le harán saber lo que se siente al estar “al otro lado de la valla”, literal y metafóricamente hablando.
Blomkamp utiliza a los alienígenas, como pone de manifiesto la sinopsis, para construir una metáfora exacerbada del apartheid surafricano, en la que no nos encontramos a blancos despreciando a negros, sino a un nivel más extremo, a una especie dominante, los seres humanos, repudiando con odio y violencia a unos alienígenas que, por azar del destino, han acabado varados en nuestro planeta teniendo que comerse este bonito marrón. La idea por lo general funciona bastante bien y Blomkamp intenta siempre llevarnos por “el lado correcto”, buscando la empatía del espectador para con los alienígenas, mostrando un crescendo en la crueldad de las interacciones entre estos y los humanos (empieza mostrándonos simples insultos xenófobos para acabar enseñándonos ejecuciones de aliens en plena calle y cómo los científicos de la MDU experimentan con estos, vivos o muertos). Que se le vaya la pinza luego mostrándonos cómo los extraterrestres consumen ávidos comida para gatos como si fuera pura droga o a mafiosos nigerianos que quieren comerse partes del cuerpo de los marcianos para adquirir “su poder” es otra cosa, pero lo que es la idea principal desarrollada durante la película, funciona bastante bien.
La película está rodada durante su primera media hora como si fuera una especie de reportaje para televisión, formato que abandona una vez transcurre este tiempo (aunque es recuperado en ciertos momentos puntuales de la cinta) , lo que es una auténtica pena, porque de no haber sido así tendríamos seguramente entre manos un mockumentary de lo más guapo en lugar de lo que es, una cinta con una introducción buenísima acompaña de un nudo y desenlace que, si bien no es malo, queda muy lejos de la calidad mostrada en esa primera media hora.
El casting está formado por un conjunto de actores desconocidos pero cumplidores en sus respectivos papeles encabezados por el único de todos ellos que salió de la experiencia con una carrera más o menos enfilada hacia algo más que el olvido, el protagonista Sharlto Copley, actor con un rostro de lo más desagradable que, si bien está más que correcto interpretando al pobre pringado de Wikus, pronto demostraría que le vienen mejor otros papeles más sucios,malrolleros y menos agradecidos que este.
Por último me gustaría mencionar por encima los efectos especiales, muy vistosos y espectaculares para tratarse del trabajo de un debutante (aunque quizá el nombre de Peter Jackson cómo el señor productor a.k.a “el que pone la pasta” tiene bastante que ver), en especial en lo referente al diseño de la nave nodriza (y eso que sólo la vemos de lejos), y sobre todo, al de los alienígenas, que dan muchísimo asco, lo cual hace que resulte más meritorio el lograr que sintamos empatía por ellos a lo largo de la cinta.
Al final, en Distrito 9 encontramos algo que, si bien no es el nuevo 2001: Odisea en el Espacio (Kubrick, hijo de puta), resulta muy majo, más aún para lo que nos puede ofrecer el género de ciencia ficción en los tiempos que corren. Notable.





Título: El Emperador y sus Locuras (Emperor's New Groove)
Título en latinoamérica: Las locuras del emperador
Título en Serbia: Carev novi fazon
Director: Mark Dindal
Año: 2000
Intérpretes: David Spade (Kuzco), John Goodman (Pacha), Eartha Kitt (Yzma), Patrick Warburton (Kronk)
Calificación (sobre 10) : 6

Año 2000. Disney afrontaba la aventura del nuevo siglo queriendo continuar con la estela de grandes títulos que había dejado en los últimos diez años ( La Bella y la Bestia, El Rey León, Tarzán, El Jorobado de Notre Dame…) y lo hacía estrenando no una, sino dos películas ese año, Dinosaurio (una cinta ninguneada en su momento y rodada completamente usando CGI) y El Emperador y sus locuras, una película de animación tradicional. A partir de aquí todo iría cuesta abajo y sin frenos, y le tomaría unos cuantos años a la compañía el tomar de nuevo el camino recto y arrebatarle el liderazgo a su competencia más seria en aquellos tiempos, Pixar (técnicamente hasta 2006, cuando el caballero Don Dinero hizo aparición en el escena y Walt Disney Studios se hizo con las llaves del reino de John Lasseter a golpe de talonario).
Pero hablemos de la película. La trama gira en torno a Kuzco, emperador inca y una persona despreciable y egoísta al que un día su consejera Yzma, buscando ganarse así el trono, convierte en llama. Descastado y abandonado en un cuerpo y un lugar que desconoce, Kuzco tendá que aliarse con Pacha, un campesino al que previamente quería joderle la puta vida derribando su aldea, para poder así rcuperar su antigua vida.
Si analizamos fríamente la película, la trama no da mucho de sí, los personajes son bastante planos y el guión es predecible de cabo a rabo, por lo que no dejaríamos de estar ante una mierdecilla. Sin embargo, en esa ocasión los guionistas consiguieron salvar el día, y las situaciones y gags de comedia ligera que plagan el film cumplen su objetivo de lograr un producto mínimamente entretenido. Si bien nunca llegas  la carcajada, los personajes de Yzma y Kronk y su relación villana-esbirro, unida a las continuas rupturas de la cuarta pared, provocan que estés los 80 minutos de metraje con una sonrisa en los labios. La animación es bastante fluida, aunque algo decadente si la comparamos con lo que nos había podido ofrecer Disney en la anterior década. En su versión original tenemos a David Spade poniéndole voz a Kuzco, a Eartha Kitt como Yzma, al gran John Goodman como Pacha y a Patrick Warburton (la voz de Joe Swanson de Padre de Familia) cómo Kronk. En el doblaje español , por otro lado, nos encontramos a Ángel Garó y a Pepe Mediavilla (la voz española de Morgan Freeman) haciéndose cargo de los papeles de Kuzco y Pacha respectivamente con resultados más que adecuados. Igualmente, la cinta presenta una banda sonora más olvidable que otra cosa y carece prácticamente de canciones con la excepción de un tema al inicio de la misma interpretado por el vozarrón del mismísimo Tom Jones en su versón original. Vamos, que entre unas cosas y otras, la película se deja ver perfectamente.
Y cómo esto se ha quedado corto,vamos con una pequeña ronda de curiosidades.  Esta pei originalmente iba a ser un proyecto más grande que iba a titularse Kingdom of the Sun, una superproducción que,en teoría, iba a basarse en el cuento de Mark Twain, El príncipe y el Mendigo. La historia iba a contar cómo Manco (el nombre original para el personaje de Kuzco, que sería modificado a posteriori porque, en palabras de Randy Fuller, productor de la película, se asemejaba mucho a, Omanco, palabra del argot japonés utilizada para designar al órgano femenino conocido como coño), el emperador, se encontraba con Pacha, un campesino cuyo aspecto físico era igual al suyo,que iba a ser intepretado por Owen Wilson con el cual intercambiaba los papeles.Yzma, por otro lado, iba a ser una bruja que pretendía utilizar al emperador para invocar a un dios oscuro, para lo cual transformaba al emperador en llama y obligaba a Pacha, ahora el “emperador de paja”, a ayudarle con su plan. A partir de aquí, Kuzco aprendería una valiosa lección y encontraría el amor en la persona de una joven pastora de llamas. La película iba a tratarse de una clásica comedia romántica musical, al más puro estilo Disney, que iba a contar con una banda sonora compuesta enteramente por Sting. Sin embargo, conforme se acercaba la fecha límite para la producción, más claro quedaba que el tiempo no era suficiente para tamaño proyecto, y las presiones por parte de las cabezas pensantes de Disney provocaron que el desarrollo de la peli se detuviera. Tras un cambio de director, el guión se volvió a escribir, se volvió a realizar un casting de voce y al pobre de Sting le mandaron a tomar por culo (a pesar de que para entonces ya había compuesto y grabado unos cuantos temas), de manera que, para cuando la película se terminó, esta era algo completamente distinto a lo que iba a ser en un principio. Paradojas del inmisericorde destino.





Título: Elysium
Título en Serbia: Elizijum
Director: Neil Blomkamp
Año: 2013
Intérpretes: Matt Damon (Max), Jodie Foster (Delacourt), Sharlto Copley (Kruger), Alice Braga (Frey), Wagner Moura (Spider)
Calificación (sobre 10) : 4


El segundo trabajo de Neil Blomkamp, de nuevo enmarcado dentro del sci-fi, pero esta vez contando con un casting más conocido y un presupuesto mayor. La película narra cómo en un futuro de mierda la Tierra esta hecha un asco, podrida por la contaminación y superpoblada hasta los topes.En este contexto, las clases más pudientes dela humanidad viven en Elysium, una estación espacial donde todo es maravilloso y la tecnología les impide envejecer y sufrir enfermedades, mientras que en la Tierra, los pobres curritos se tiene que joder y malvivir entre polvo y mugre. Max, es un ex=ladrón de coches que un buen día sufre un accidente de trabajo que le provoca envenenamiento por radiación, de manera que morirá a no ser que consiga llegar a Elysium y curarse usando las maquinas medicas de las que disponen allí. En su lucha por llevar a cabo este plan antes de palmarla, sin embargo, se verá metido de lleno en un juego de poderes por el control de la propia Elysium que le acarreará mas de un problema.

Si en Distrito 9, Blomkamp nos daba su particular visión sobre el Apartheid, aquí intenta hacer lo mismo utilizando la situación de Elysium y las diferencias sociales que esto causa como una metáfora sobre la inmigración y el clasismo que esto causa en la sociedad. Sin embargo, lo que funcionaba tan bien en su debut tras las cámaras aquí queda totalmente caricaturizado. Las ideas que Blomkamp intenta plasmar en la pantalla no quedan bien porque resultan demasiado forzadas y exageradas cómo para resultar creíbles. Dicho de otra manera, los habitantes de Elysium son tan despreciables para con los inmigrantes (les tirotean sin piedad, les exigen que ni siquiera les respiren encima,etc) que sólo falta que aparezca Robert de Niro pidiendo a la población que acaben con los parásitos. Igualmente, los intentos por introducir una relación amorosa entre los personajes de Frey y Max, de intentar hacer empatizar al espectador con un movimiento revolucionario, los cambios bruscos de los comportamientos de ciertos personajes y un final que no sólo es predecible sino que resuelve demasiado apresuradamente convierten al guión en una autentica catástrofe. De hecho, el propio trabajo como director de Blomkamp es bastante del montón, donde en Distrito 9 habia una perfecta simbiosis entre la cámara en mano, los planos aéreos y los primeros planos, aquí tenemos una dirección y un montaje confuso a más no poder, especialmente en las escenas de acción.
El casting por otro lado no podía ser mas decepcionante. Matt Damon es uno de esos actores a los que nunca nadie debió dar una sóla oportunidad, pues a día de hoy, todavía no soy capaz de recordar un solo papel en el que no me diera puto asco. Jodie Foster está muy vieja para esta clase de papeles y se le nota, que es sin duda lo peor que le puede pasar a una actriz veterana. La pobre Alice Braga no es más que un pobre maniquí sin personalidad rondando por los distintos decorados y exteriores de la cinta. El único que consigue salvarse de la quema es el asqueroso de Sharlto Copley,que interpreta de manera muy solvente al villano de turno, el mercenario Kruger, un personaje sucio y potente, que impone desde el primer momento que aparece en pantalla con esas gafas a lo Borderlands y cubierto con esa manta morroñosa. Sin duda, lo mejor de la película junto a los efectos especiales y el diseño de producción (una vez más, los responsables del mismo se lucen creando unos diseños para los robots y la tecnología, especialmente para el exoesqueleto que lleva el personaje d Matt Damon durante prácticamente toda la película, verdaderamente acojonantes).
El resultado de todo este conjunto de ideas mal plasmadas, actores mal escogidos y buenos efectos especiales es el de una pequeña cagarruta envuelta en un papel vistoso. Una segunda película muy mediocre. Para ver una vez y olvidar.




Título: Los Aristogatos (The Aristocats)
Título en Serbia: Mačke iz visokog društva
Director: Wolfgang Reitherman
Año: 1970
Intérpretes: Phil Harris (Thomas O'Malley), Eva Gabor (Duquesa), Scatman Crothers (Scat-Cat), Roddy Maud-Roxby (Edgar)
Calificación (sobre 10) : 5

Ay, que maravilla la etapa errática de Disney. Así es como me gusta denominar a esa etapa de la compañía que transcurre entre los años 60 y los 90, el puente entre dos etapas doradas, la inicial, y la resurrección ya en los 90, donde volvieron a estar en la cresta de la ola, antes de volver a caer para, al parecer, comenzar a alzarse de nuevo en la actualidad. Una auténtica montaña rusa de trayectoria. Pero es la etapa errática la que yo creo que es más fascinante, porque fue el momento en que, igual que parieron grandes películas, clásicos prácticamente intocables, también trajeron al mundo truños como puños. Y entre todas las opciones disponibles, hoy me he decidido a escoger Los Aristogatos cómo objetivo de mi inclemente prosa.
La historia todo el mundo la sabe. Una vieja ricachona decide dejar en herencia todas sus riquezas a sus queridas mascotas gatunas, lo que provoca que el mayordomo de la anciana los rapte y abandone en plena campiña francesa, donde los felinos deberán poner su confianza en Thomas O`Malley , un gato callejero, para poder volver sanos y salvos a la ciudad.
La película era cómo una brillante joya en mi más tierna infancia. A día de hoy y después de revisionarla me ha parecido una peli floja a más no poder. Aparte de que el argumento de la cinta es simplón a más no poder, prácticamente de lo que hoy en día se consideraría una road movie (Personaje/s tienen que ir de punto A a punto B y les pasan cosas por el camino), las relaciones entre los personajes surgen de la nada y se desarrollan de la manera más insólita (por ejemplo, O'Malley comienza la peli siendo un bohemio que no quiere otra cosa que copularse a Duquesa para, sin que el espectador sepa cómo, transmutarse en un hombre recto que sólo quiere una esposa y una familia y dejar la vida loca de lado), el espectador adulto acaba empatizando con el villano antes que con los protagonistas (si la loca del coño de mi jefa, a la que he estado cuidando toda mi vida, no sólo me dejara de lado en su testamento, sino que encima dejara por escrito que tendría que dedicarme tras su muerte a cuidar de sus asquerosos gatos, beneficiarios de su herencia, también me dedicaría a arrojar mascotas drogadas por el borde un puente) , y los mejores personajes no son explotados lo más mínimo ( y me estoy refiriendo por supuesto a Scat-Cat, o Gato-Jazz cómo prefiráis llamarlo, y su Big Band de gatos arrabaleros), mientras que minutos de metraje, que no son más que puro relleno, son concedidos a personajes que, no sólo nos interesan una mierda, sino que no aportan nada a la trama de por sí ( Roquefort el ratón, los perros Napoleón y Lafayette, y otros tantos más).  Aun así, la peli consigue llamar mi atención en ciertos momentos, véase la cara y la actitud de O'Malley en plan “los críos me han jodido el polvo” cuando estos se encuentran por primera vez, o los personajes de las gemelas gansas que piensan que Thomas es poco menos que Satanás (un golpe más a la rectitud y a la caspa británica), el puto borracho del Tío Waldo o todas y cada una de las apariciones de la banda de Scat-Cat, que ya sólo por ser un festival de estereotipos de todas las culturas mundiales llama la atención. En el doblaje original tenemos a la hermana de Zsa Zsa Gabor, Eva Gabor cómo Duquesa, a Phil Harris (que había puesto voz a Baloo en El Libro de la Selva y se la pondría a Little John años más tarde en Robin Hood) como Thomas O'Malley y a Scatman Crothers (el Dick Halloran de El Resplandor de Stanley Kubrick) doblando a Scat-Cat, entre muchos otros más menos dignos de mención.
Ahora pongámonos serios, si hay algo que verdaderamente hay que preservar para la posteridad de esta cinta es la banda sonora. De la parte instrumental se encargó George Bruns y de la composición de las canciones los incombustibles Sherman Brothers. La música del film es un festival de Jazz en su más pura esencia, incluso fuera de las canciones, la partitura rara vez abandona la tonalidad clásica del jazz y el ritmo “swing” de la batería y los bajos, y en los momentos en los que lo hace resulta igualmente brutal (muy “fan” soy de la locura que sufre la percusión en el tema Two Dogs and a Cycle, la música que suena en la escena de la persecución de Edgar y los perros). En cuánto a las canciones tenemos un poco de todo, canciones malas (gracias a Dios, sólo el perforatímpanos que es Escalas y Arpegios), canciones normalillas (cómo el tema introductorio que abre la película, una melodía muy francesa para la cual rescataron a Maurice Chevalier, famoso cantante galo, para intepretarla, el cual palmaría pocos años después de que la peli se realizara) y auténticos temazos ( me estoy refiriendo por supuesto a la inmortal Everybody Wants to Be a Cat, pieza que debería ser intepretada obligatoriamente por Big-Bands de todo el mundo hasta que llegue el día del Armaggeddon). 
Para terminar la reseña, que menos que añadir una pequeña ronda de curiosidades. Para empezar, este fue el último film a que el bueno de Walt Disney dio luz verde antes de que pasara a ser pasto de los gusanos, y por lo tanto, no tocó ni uno solo de los aspectos de la producción (quien sabe como habría sido el resultado de no haber sido así las circunstancias). Entre las distintas referencias a la cultura francesa tenemos el nombre de los cachorritos felinos Toulousse (por el pintor Tolousse-Lautrec) y Berlioz (por el compositor Hector Berlioz), y el de los perros Napoleon (obvia referencia) y Lafayette (otro reconocido estratega militar francés). Finalmente recalcar que el papel de Scat-Cat iba a ser originalmente interpretado por el célebre trompetista de jazz Louis Amstrong ( de hecho, el propio diseño del personaje esta inspirado en parte en la figura del músico), pero el pobre se puso enfermito en el momento de rodaje y tuvo que ser sustituido por el ya mencionado Scatman Crothers.
En fin. Al final Thomas O'Malley acaba aburguesado y retirado de la buena vida, Edgar es encerrado en un baul y enviado a Timbuctu por mensajeria en un viaje en el que seguro que moriría asfixiado y todos los personajes acaban contentos menos mi niño interior, que ve destruido uno de los mitos de su infancia. Pasara mucho tiempo antes de que decida volver a echarle un vistazo.






Título: Chappie
Título en Serbia: Čepi: Robot koji je promenio svet
Director: Neil Blomkamp
Año: 2015
Intérpretes: Sharlto Copley (Chappie), Dev Patel (Deon Wilson), Hugh Jackman (Vincent Moore), Sigourney Weaver (Michelle Bradley), Ninja (Ninja), Yo-Landi Visser (Yolandi)
Calificación (sobre 10) : 6,5


Abracadabra y de la manga me sale el último trabajo recién estrenado hace nada, del director surafricano Neil Blomkamp. Trabajo por el cual se ha llevado mas palos que una estera por parte sobre todo de ese sector critico que parece haberse olvidado de que el cine muchas veces esta para ofrecernos únicamente puro entretenimiento y no tiene porque meternos siempre un mensaje en la cabeza ni ofrecernos algo que nos haga reflexionar todo el camino de vuelta a casa. Pero antes de recurrir al ataque más vil y miserable hacia aquellos que no están aquí para defenderse vamos a resumir un poco la trama de la película.  En un futuro indeterminado, Johannesburgo (como no) es pionera en el uso de una policía robotizada que remplaza a los polis humanos en las calles. Sin embargo, el creador de estos robots, Deon, está obsesionado con dar el siguiente paso lógico en la robótica y dotar a las máquinas de inteligencia artificial, algo a lo que sus superiores se niegan rotundamente. Desobedeciendo sus órdenes, decide actuar por su cuenta implantar, con éxito, un programa de I.A. en un robot. El conflicto estallará cuando unos pandilleros deciden raptar al creador y a su creación con el fin de utilizar al robot para dar un golpe criminal a gran escala que les permita solucionar un problema en forma de deuda millonaria a un mafioso local que tienen entre manos.
Bien, vayamos punto por punto. La trama de la película, a pesar de tener un concepto cojonudo cómo es el que un robot con sentimientos y emociones sea criado por unos criminales y conducido por el mal camino, acaba siendo la misma historia sobre el robot que “quiere ser un ser humano de verdad” (como si de Pinocho se tratara) que hemos visto una y mil veces. Esto no es ningún problema, pues a pesar de ser una historia más vista que el tebeo está bien contada y resulta ágil y entretenida (y por primera vez en la carrera de Neil Blomkamp no intenta ser una crítica a alguna mierda social). Igualmente, los distintos personajes están bien configurados, tanto el científico, cómo los pandilleros (a los que enseguida les dedicaré un pequeño inciso), el personaje de Hugh Jackman (muy normalillo para lo que puede dar de sí) o el de Sigourney Weaver (muy vieja, por cierto), a pesar de que este último no deja de ser un mero cameo. Pero todos ellos se quedan pequeños, minúsculos, al lado del robot Chappie, auténtico protagonista de la película (CÓMO DEBE SER), perfectamente integrado con el resto de personajes y doblado en su versión original por el actor fetiche de Blomkamp, el guarro de Sharlto Copley. Por otro lado, el propio Blomkamp, que en Distrito 9 probó ser un director mañoso, y en Elysium un auténtico patán, realiza aquí un trabajo a medio camino entre ambas cintas, ejecutando una dirección más cercana al estilo de Elysium, pero bastante más fluida y profesional, sobre todo en las escenas de acción, que en dicha basurilla (a pesar de que al principio nos intenta engañar metiéndonos una secuencia introductoria igualita al comienzo de Distrito 9, haciéndonos pensar por escasos minutos que nos íbamos a encontrar de nuevo ante otro intento de mockumentary). Sin embargo, el punto más fuerte de la película, al igual que en sus anteriores trabajos, es la estética, los efectos especiales (cojonudos, como de costumbre) y el diseño de los robots, los cuales aparecen representados en varios modelos, el robot policía, estilizado cómo si de un producto de cadena de montaje se tratara, cosa que de hecho es; el propio Chappie, que cómo si de una versión algo “cogida por los pelos” de Frankenstein acaba conformado por pedazos de distintos robots policía, y  “El Buey”, el clásico “robot del malo”, digno heredero de aquel mostrenco mecanizado de Robocop que se caía por las escaleras.
Y ahora, para terminar (podría comentar la banda sonora cómo es costumbre, pero la parte instrumental de la misma corre a cargo de Hans Zimmer, personaje que a día de hoy lleva unos cinco o seis años haciendo prácticamente el mismo trabajo para todas las bandas sonoras que compone), voy a comentar un pequeño detalle. A la película se le ha acusado de ser una especie de maniobra comercial para promocionar al grupo de rap surafricano Die Antwoord, cuyos componentes aparecen en la película en forma de papeles protagonistas interpretando a los pandilleros que secuestran a Chappie y su creador, personajes que para mas inri se refieren a sí mismos con el mismo nombre artístico que utilizan los susodichos raperos. Se ha llegado a decir que, en todo momento, la única intención de Blomkamp es lograr que estos músicos ,cuya calidad no voy a entrar a criticar,  sean el auténtico epicentro de la película y que todo gire a su alrededor (cosa que es mentira, pues no dejan de ser dos actores, muy malos por cierto porque no son auténticos actores, y muy feos interpretando su papel y nada más). Bien, pues he de decir que, para empezar, yo no conocía a estos Die Antwoord antes de ver la película, y que una vez vista y una vez he investigado quienes son esta gente, he de decir que en ningún momento todas las referencias al grupo y sus canciones (que aparecen en forma de camisetas que llevan los personajes, mensajes en graffitis, en los tatuajes con aerosol con los decoran el cuerpo metálico de Chappie, etc) me distrajeron de lo que estaba ocurriendo en la peli, cosa que habría ocurrido de haber sido esto un gigantesco spot sobre ellos cómo algunos dicen. Por tanto, he de decir que la gente que afirma esto no son más que vulgares haters de tres al cuarto ( una plaga que cada día se esta extendiendo más por el público general) incapaces de disfrutar de un producto palomitero cómo es este y que únicamente intentan buscarle los tres pies al gato con el único fin de desprestigiar el trabajo de Blomkamp, un señor que por otro lado, bastante tiene con haber remontado después de su último film.
Dicho esto termino diciendo que Chappie es mejor que Elysium, peor que Distrito 9 (no creo que Blomkamp nos vuelva a deleitar con otro Distrito 9 nunca, jamás volverá a estar a esa altura) y que bien merece un visionado pues resulta más que disfrutable. A día de hoy, gente en todas partes del mundo se está cagando en los muertos surafricanos del señor Blomkamp porque se va a hacer cargo del proyecto de Alien 5. Yo digo que ya podrían esperar antes de defecar encima de nadie, pues nunca  se sabe cuando alguien a quién se tiene como mediocre puede hacer algo cojonudo. Y Blomkamp, desde luego, es alguien que creo que puede darnos esa sorpresa. Hay que tener fe a veces.




              
Título: Puro Vicio (Inherent Vice)
Título en latinoamérica: Vicio Propio
Director: Paul Thomas Anderson
Año: 2014
Intérpretes: Joaquin Phoenix (Doc Sportello), Josh Brolin (Bigfoot), Katherine Waterston (Shasta Fay), Benicio Del Toro (Sauncho Smilax), Owen Wilson (Coy Harlingen), Martin Short (Rudy Bladnoyt), Michael Kenneth Williams (Tariq Khallil), Eric Roberts (Michael Wolfmann)
Calificación (sobre 10) : 3   
                                           
La virgen, es verdad eso que dicen que no hay ni un solo director de cine con una carrera impecable. Llamate Kubrick, Spielberg, Hitchcock o Wells, que aún así no tendrás tu carrera completa si no has parido uno o más bodrios infumables…y por supuesto Paul Thomas Anderson no podía seguir adelante con su carrera sin haberse unido antes a este club. Ya con The Master daba claras muestras de estar bastante lejos de Pozos de Ambición o Boogie Nights, sus obras más míticas, pero ni en más insana enajenación mental se me podía haber ocurrido que podía realizar algo tan nefasto como Puro Vicio. El mero hecho de intentar sintetizar una sinopsis ya me cuesta trabajo porque sinceramente de poco me enteré durante su visionado por razones que comentaré enseguida. Basta con decir que se trata de una peculiar historia de detectives en la que el señor Doc Sportello investiga, a petición de su ex-novia, la desaparición de un importante empresario inmobiliario. A partir de aquí se suceden toda una serie de embrollos que complican la situación y en los que participaran mil y un personajes, pero todo está tan mal contado que para cuando se ha resuelto el misterio ni este te queda claro ni tienes ningún interés en entenderlo. El guión es un completo fracaso que no se merece otra cosa que el ser quemado y reducido a putas cenizas , ya que si bien puede resultar atractivo por algunos monólogos y coñas bien construidos, fracasa en el principal objetivo que debe tener un guión de cine, el contar una historia de manera clara y concisa. Dicho esto, cabe resaltar que en la última edición de los premios Óscar el susodicho guión fue nominado al premio de mejor guión adaptado, o dicho de otra forma, apaga y vámonos. Quizá una de esas ocasiones en la que alguien debería haberle dado un toque (o más bien un codazo en las costillas) al autor de turno.
Y es una pena porque la peli sin duda tiene un repartazo bastante atractivo que, por lo general, cumple de sobra con lo exigido, lo cual no hace sino multiplicar por cien los efectos de tener un guión desastroso.  Joaquin Phoenix deslumbra con un papelón absolutamente esperpéntico en el que se droga todo lo que puede (lo que siempre es divertido) y sobreactúa deliciosamente, demostrando una vez más que es uno de los mejores actores que podemos encontrar en el panorama cinematográfico actual. Acompañando a Phoenix tenemos a un Josh Brolin  muy bueno también y que además protagoniza la más memorable escena del film (una de tal calibre que me hizo carcajear a viva voz de lo ridícula que resultaba), un Benicio del Toro que no sabe muy bien que pinta en la trama (por culpa del apestoso guión), una Reese Whiterspoon ala que le ocurre esto mismo, un Owen Wilson cuya interpretación merece una sentencia de pena capital y una Katherine Waterston que da más pena que otra cosa. Acompañando a los personajes principales además, tenemos una auténtica horda de cameos de los cuales merece la pena destacar a Martin Short,  sobreactuando y esnifando; a Michael Kenneth Williams, el Chalky White de la serie de TV Boardwalk Empire; y a Eric Roberts, actor de capa caidísima (tan caída que ya se mueve como pez en el agua en el circuito de cine en el que The Asylum, el canal Sci-FI y Tomcat Films gobiernan) cuya presencia es, sin lugar a dudas, lo más sorprendente del film.
Finalmente, y antes de dar carpetazo a este truño, merece la pena detenernos brevemento en el auteur, Paul Thomas Anderson. ¿Dónde está en esta cinta? Si, tenemos una cuidada fotografía de colores chillones, una iluminación que se adapta como si fuera una segunda piel a los cambios de tono de la “trama”, pero, ¿Dónde están esos planos secuencia que quitaban el hipo y demás marcas de la casa del director? Si no fuera porque el envoltorio que acompaña a la cinta es claramente similar a sus anteriores trabajos uno podría llegar a pensar que esto ha sido una especie de encargo o que la productora le ha forzado bajo amenaza a dirigir una nueva película ya en lugar de dejarle esperar los cinco años que se tiró sin hacer nada entre Pozos de Ambición y The Master.
Vamos, que resumiendo en pocas palabras, es una película con un guión catastrófico que echa por tierra todo el trabajo de los actores y el diseño de producción. La gran puta mierda de Paul Thomas Anderson, al que ya podemos tachar de la lista de posibles “directores perfectos” de la historia del cine. 



¿Contentos? Si no, que os follen. Si es que sí, hasta el mes que viene. Ale.



lunes, 2 de febrero de 2015

VISIONADOS DE ENERO DE 2015 : El mes de la vagancia y la pereza





Que bonito el mes de Enero, cuando vuelves de las vacaciones de Navidad para meterte de lleno en los exámenes del primer cuatrimestre, o por el contrario, para recibir las calificaciones, esperadas o no, de aquellos exámenes que hiciste antes de Navidad. Cuando te das cuenta de que te has tocado los cojones como nunca y que lo vas a seguir haciendo porque no aprendes de las lecciones de la vida, que todo te da pereza y que no te rodean más que zorras, chacales y retrasados mentales de diverso grado. 
Menos mal que siempre te puedes poner una peli y fingir que es otro mes cualquiera. Ale, esto es lo que he visto este mes (estoy por dejar de hacer introducciones, que cada vez me da más pereza).



Título: 20.000 Leguas de Viaje Submarino (20.000 Leagues Under the Sea)
Título en Serbia: Dvadeset hiljada milja pod moem
Director: Richard Fleischer
Año: 1954
Intérpretes: Kirk Douglas (Ned Land), James Mason (Capitán Nemo), Paul Lukas (Profesor Aronnax), Peter Lorre (Conseil)
Calificación (sobre 10): 6

En medio de una búsqueda en pos de un misterioso “monstruo” que está atacando a los buques británicos en alta mar, el barco en el que viajan el profesor Aronnax y su ayudante Conseille es atacado por la misma criatura que andan persiguiendo. Ambos hombres, junto al arponero Ned Land, acaban a la deriva y son hechos prisioneros por el monstruo en cuestión, que resulta ser un submarino capitaneado por el Capitán Nemo, un apátrida desencantado con la humanidad. Los tres hombres asistirán a continuación a toda una travesía oceánica en la que lo mejor y lo peor del mundo se mostrará ante sus ojos.
Adaptación de la Disney de la obra literaria de Julio Verne, protagonizada por Kirk Douglas, James Mason , Paul Lukas y Peter Lorre en los papeles principales. Como translación del trabajo de Verne a la gran pantalla la verdad es que resulta bastante acertada, a pesar de sus diferencias respecto a la novela y el material de relleno introducido que comentaremos más adelante. La espectacularidad de los paisajes submarinos, del gigantesco Nautilus y de la escena cumbre del film (me estoy refiriendo, por supuesto, al mítico momento del ataque del calamar gigante) resulta palpable en todo momento gracias a unos efectos especiales bastante resultones para tratarse de una película de los años 50 y a la utilización en las escenas submarinas de escenarios y, sobre todo, de animales reales a la hora del rodaje.
Los personajes resultan también ser una adecuada representación de sus homónimos en la novela, en especial el personaje de Nemo, el más complejo y arriesgado de mostrar en pantalla, al cuál no se cortan en mostrar cómo lo que es, el misántropo definitivo, un hombre que prefiere la soledad del océano y de su submarino al “mundanal ruido” de la civilización que diría San Francisco, y al que no le tiembla la mano a la hora de impartir lo que él considera justicia, incluso si esta tiene consecuencias mortales para los ajusticiados. La mejor forma de lograr esta traslación a la gran pantalla, es decir, el respetar el material original, es, por tanto,  una regla cumplida a rajatabla, de manera que incluso los pasajes más memorables de la novela son transcritos literalmente en el guión, siendo especialmente memorable el que, en mi opinión, es el mejor fragmento que se puede extraer de la novela y toda una declaración de intenciones por parte del personaje de Nemo, fragmento el cual, no puedo evitar transcribir aquí y ahora mismo: “No soy lo que usted consideraría un hombre civilizado. He renegado de la sociedad por razones que sólo yo me atrevo a valorar. Por lo tanto, no obedezco sus leyes”.
En el aspecto más técnico, salvando los efectos especiales, que ya han sido comentados, ni la dirección ni la banda sonora hacen grandes alardes, así cómo el componente actoral de la cinta, ya que la calidad de la interpretación del cuarteto de protagonistas no se puede definir de otra forma que simplemente correcta (siendo el mejor de los cuatro, obviamente, el señor James Mason).
La película es entretenida, pero dado el corte de cinta de aventuras clásica que sigue, se hace pesada en ciertos momentos, en especial en esos momentos de completo y absoluto relleno (producto del pecado original de Disney, el querer lograr un producto familiar en todo momento) en el que Kirk Douglas protagoniza escenas cómicas junto a un león marino que habita en el submarino junto a los demás personajes, se emborracha e incluso llega a coger un ukelele en un par de momentos del film para arrancarse a cantar. Dicho de otra manera, a la película le sobra metraje.

De esta manera, podríamos resumir la misma en dos conceptos clave: una buena adaptación de la novela, una película mundana más entre tantas y tantas.





Titulo: El Castigador (The Punisher)
Título en Serbia: Panišher
Director: Jonathan Hensleigh 
Año: 2004
Intérpretes: Thomas Jane (Frank Castle/ Castigador), John Travolta (Howard Saint), Laura Harring (Livia Saint), Ben Foster (Spacker Dave), Rebeca Romjin (Joan)
Calificación (sobre 10): 5

Impresiones muy encontradas las que tengo con esta sucia película. Una vez mas, el gran problema que tiene Frank Castle, problema que no ha solucionado a dia de hoy ninguna de sus adaptaciones, que una película del Castigado tiene que ser ante todo una película que tiene como protagonista a un loco, un psicópata, porque Punisher no es un héroe, un antihéroe ni polleces por el estilo, sino un perturbado, un tipo que  raíz de la muerte de su familia no concibe otra forma de vivir que matar continuamente criminales amparado por un sentido retorcido de la justicia, mas cercano a un trastorno obsesivo compulsivo que a una filosofía de vida mas o menos “razonada”. Pero bueno, en cuanto al tratamiento del personaje a dia de hoy, no podemos esperar nunca una adaptación con cojones como dios manda (principalmente porque creo que ninguna de las productoras a dia de hoy se atrevería a hacer una película que tuviera como objetivo el hacerte empatizar con un psicópata), asi que si, tendremos gore,tiros y muertes a troche y moche (ahí tenemos esa Punisher: Diario de Guerra que aquí en España salió directa a DVD, que precisamente se alzaba en ese aspecto),pero aun falta un paso mas adelante para ver a Frank Castle como se merece (quizá en una serie de televisión…).
En cualquier caso, a dia de hoy, aparte de la ya mencionada Diario de Guerra, contamos en nuestro haber con dos adaptaciones mas en imagen real de la obra y milagros del Castigador, la versión de Dolph Lundgren (que ni era el Castigador ni era nada) que se cocino alla por los años 80, y la que tratamos hoy, la primera incursión del justiciero dentro de la primera oleada de películas de superhéroes marvelitas  que aconteció tras el éxito de la primera entrega de la trilogía de Spiderman de Sam Raimi. En esta ocasión, tenemos una película de génesis,( que en realidad, poco tiene que ver con la historia original del comic) en la que Frank Castle es un agente de operaciones encubiertas del FBI que, durante una operación, provoca indirectamente la muerte del hijo de un poderoso mafioso, el cual decide en venganza masacrar  toda su familia y asesinar al propio Castle. La cosa es que el bueno de Frank sobrevive, y consumido por la avidez y el ansia de venganza volverá su rabia, su furia y sus innumerables armas contra el enemigo mafioso, covirtiendose en El Castigador.
Vayamos punto por punto. Primero, ¡Qué hace el puto Punisher en Florida! Vamos a ver, el Castigador es un personaje sucio y callejero por encima de todo. Dicho de otra forma, que no pega ni con cola en un escenario mas conocido por ser el hogar del  sol, la playa y los latinos ardientes, mas aun si tomamos como punto de partida que la película intenta ser una adaptación del arco argumental Welcome Back Frank, la carta de presentación de Garth Ennis dentro de la colección de Punisher, arco que como todo lector del mismo recordara, comenzaba con el Castigador arrojando a un mafioso desde lo alto del Empire State de Nueva York, una ciudad sucia, puerca y enfangada en el crimen y la mierda hasta las cejas. Primer fail.
Segundo: la forma de actuar del personaje. A lo largo de toda la película el Castigador se molesta en trazar un meticuloso plan para que el malo se cargue a su propia familia. Vamos a ver, ¿Por qué? El Castigador no es un James Bond, no es un espia, no es un hombre de grandes planes, el Castigador es un señor que se pilla un fusil de asalto, se cuelga dos UZIs de la espalda y se llena el cinturón de cartuchos y se mete a saco matraco a disparar a todo bicho viviente. Dicho esto, ¿Por que si al final Frank Castle comete una masacre en la que entre otras lindezas le atraviesa la cabeza entera por el eje a un maloso con un cuchillo de combate, no mantiene esa dinámica durante todo el metraje? Grandes enigmas de la historia.
Ahora, una cosa que me gustaría destacar de la película es como traslada a la pantalla los personajes secundarios de Joan, Spacker Dave y Bumpo, los adorables vecinos de Punisher, y alivio comico por excelencia durante la etapa de Garth Ennis en Marvel Knights: Punisher. Eso, la pelea con el Ruso, que es todo lo cachonda, absurda y ridícula que debía ser, diga lo que diga la gente, asi como la fantasmada tan absurda como loable que es el personaje de Harry Heck, interpretado por el cantante de country Mark Collie, el cual se planta delante del Castigador y, ni corto ni perezoso, le canta una canción diciéndole que le va a matar antes de liarse a tiros con él. No todo tenía por que ser malo o mediocre.
Eso si, Thomas Jane es el actor perfecto para interpretar al Castigador. Fisicamente es clavado al Punisher de Gerry Conway, y como actor, bien es verdad que para otro tipo de papel seria un interprete nefasto, pero para encarnar al Castigador es perfecto, pues lo que necesita dicho personaje no es actor expresivo de método, sino un actor carapalo que ya solo con verle imponga, cosa que, al menos durante el tramo final de la peli, logra. Acompañandole tenemos a John Travolta en su mas baja decadencia encarnando al peor villano que ha tenido el Castigador tanto dentro como fuera del comic, un personaje patético al que las pocas ganas que le pone el señor Travolta con su interpretación no le ayuda lo mas minimo. Por el metraje se pasea también Laura Harring, que se hizo famosa por chuparle la boca y tocarle las tetas a una desnuda Naomi Watts en Mullholland Drive; Roy Scheider, antaño actor en la cima cuando interpreto al jefe Brody del Tiburon de Spielberg y que en los tiempos de Punisher se dedicaba a malvivir de las migas que le habían dejado actores con mejor fortuna que el; Rebecca Romjin, que se alzo interpretando a Mistica en la trilogía original de X-Men (todo queda en familia); Ben Foster, que un par de años después se colgaría las alas del Angel en X-Men: La decisión final (todo queda en familia de nuevo) y, aunque por breves instantes, Kevin Nash, antiguo luchador de la WWE reconvertido en esbirro cachas de tres al cuarto.
En cuanto al resto de detalles de la película, pues lo típico de una producción menor como es en el fondo esta adaptación del Castigador: dirección de telefilm, una banda sonora que no pega ni con cola con lo que se esta contando, un presupuesto mas o menos grande que se va prácticamente en balas, efectos especiales de tiros y explosiones y en la cocaína que consumio John Travolta durante el rodaje. Eso si, el diseño de los créditos iniciales, con esas heridas de bala supurando colores grises, blancos y negros es de un molon y noir que no se puede aguantar. Sublime.
En resumen. El tono equivocado, el actor protagonista ideal, secundarios en algunos casos desaprovechados y en otros bien plasmados, un tufo constante a telefilm, y sinceramente, una película bastante aburridilla hasta prácticamente su tramo final. Consigue aprobar con un cinco raspado, pero no es para nada lo que se merece un personaje tan memorable como el Castigador. Tengamos fe en que llegue el dia en el que Frank Castle reciba justicia y no solo castigo.





Título: Edmond
Director: Stuart Gordon
Año: 2005
Intérpretes: William H. Macy (Edmond), Joe Mantegna (Tío en el Bar), Denise Richards (Stripper), Bai Ling (Chica del Peep-Show), Julia Stiles (Glenna), Mena Suvari (Escort)
Calificación (sobre 10): 5

Sorpresas nos da la vida, la vida nos da sorpresas. He aquí la primera película en mucho tiempo que me deja completamente anonadado, pero no por lo buena o infecta que sea, sino porque no tengo muy claro todavía que cojones me ha querido contar la muy sucia cinta. Definir Edmond es algo complejo,quizá lo mas apropiado seria decir que es una especie de “videorreportaje ficticio” sobre lo que le pasa a un hombre, el susodicho Edmond, cuando decide salir a vagar por las calles más sordidas de una ciudad en plena noche tras haber dejado a su mujer.
La película comienza con una especie de declaración de intenciones de parte del propio Edmond, el cual esta hasta los cojones de su vida, se aburre, esta harto, y decide que es hora de salir a ver como es el mundo, todo aquello que se ha perdido durante su vida de casado. En un bar, se encuentra con Joe Mantegna, el cual suelta la perla mas memorable de toda la película, el hombre de vez en cuando necesita autodestruirse (…), necesita follar”. A partir de aquí, prácticamente la totalidad del metraje son situaciones en las que Edmond ronda de un prostíbulo a otro (moviéndose en un mundo que desconoce por completo y, por lo tanto, comportándose como un autentico caricato, siendo objeto de las burlas y engaños de todos) y enfrentándose a situaciones violentas y sordidas, curiosamente protagonizadas todas por negros ( se podría decir que la película tiene un poso racista que nunca llega a mostrar explícitamente pero que creo que resulta bastante evidente). Lo que comienza siendo una especie de discurso sobre como desperdiciamos nuestras vidas, el vivir dia a dia y todo eso, acaba convirtiéndose, conforme avanza la película en un batiburrillo de ideas inconexas, de manera que para cuando la misma ha terminado uno esta mas aturdido que otra cosa y, la verdad, no sabe muy bien que mensaje extraer del visionado. De todas formas, una vez he madurado todo lo que me ha mostrado la película,  me gusta pensar que todos deberíamos hacer como Edmond al menos una vez en la vida y salir por ahí simplemente “a ver que pasa”, eso si, sabiendo donde nos metemos y que todo lo que hagamos puede tener consecuencias, sean buenas o malas. Desde luego, apalancarse en la monotonía y la rutina es una puta mierda, lo diga yo, lo diga Edmond o lo diga quien sea.
La película, analizándola fríamente, es poco mas que una mierdecilla, y seguramente no llega a ser una porquería del todo porque dura apenas hora y veinte minutos; porque el director, Stuart Gordon, reconocido artesano del cine de terror, dota a la película de un aire sordido e inquietante en todo momento, muy de acuerdo con lo que nos esta contando la película, y sobre todo, por William H. Macy, que esta muy pero que muy bien interpretando al puto Edmond (que a estas alturas de la critica tiene el nombre mas gastado que el capullo de un quinceañero), poniendo unas caras de loco y unas miradas perdidas en la lejana profundidad del infinito que ya quisiera mas de un actor ganador de Oscar. Acompañando a William H. Macy tenemos al mencionado Joe Mantegna, y sobre todo, a una ingente cantidad de zorras de toda clase e índole, entre las que destacan Denise Richards (que enseñaba las tetas en Juegos Salvajes), Mena Suvari (que enseñaba las tetas y protagonizaba la famosa escena de los petalos de rosa en American Beauty), Bai Ling (una oriental que enseña las tetas en esta película) y una tal Julia Stiles, actriz que he conocido con esta cinta y de la cual ignoro en que estado se encontrará a dia de hoy (han pasado casi diez años desde que se rodo esta película), pero que , por lo menos aquí, es la cara mas bonita de todo el film.
En fin, que con sus mas y sus menos es una película atípica, de esas que definen por si solas su propio genero, pero ni por asomo podría decir que es una buena película. Se deja ver, y hasta puedes quedar satisfecho con las peripecias del buen Edmond a altas horas de la noche, pero nada mas. Como detalle final, después de ver la cinta, realizando mis investigaciones post visionado, he encontrado fuentes que aseguran que David Mamet, guionista y autor de la obra de teatro en la que se basa la película, escribió dicha obra de un tiron después de que su mujer le abandonara. La moraleja de la historia es que, probablemente, la inconexión de las ideas mostradas en la película es producto de una noche en la que el autor de la obra estaba completamente aturdido por culpa de sus problemas de pareja. Lo cual es algo maravilloso a todos luces. Una rara avis sin duda alguna. Ah, y el poster es una guapada de lo mas sordida por cierto.



Y ya está, no hay más. Ya sabéis lo que dice la gente. Si es breve, dos veces bueno, y si no os gusta, chupadme el capullo...dame la nota final, Ray.


domingo, 9 de noviembre de 2014

VISONADOS DE OCTUBRE DE 2014: El mes de la segunda Bienvenida

¡Bienvenidos de nuevo al peor blog de la historia de Internet!



Octubre de un nuevo curso escolar. El mes de Halloween y el mes que uno ya ha conseguido ponerse las pilas para afrontar la rutina agotadora del día a día, pero aún así, queda tiempo para ir alguna que otra vez al cine (y más aún con el regreso de la tan cacareada por los medios “Fiesta del Cine”, ese recordatorio para el 80% de los españoles de que aún siguen existiendo esos establecimientos) y para ponerse alguna que otra cosilla en tu casa para pasar la noche. Y cómo no, a gallina vieja buen caldo, y lo que funciona una vez, funcionará siempre. Dicho y hecho, he aquí los primeros visionados mensuales de esta nueva temporada de A Serbian Blog. Disfruten si pueden de la experiencia.




Título: Coherence
Director: James Ward Byrkit
Año: 2013
Intérpretes: Emily Baldoni (Em), Maury Sterling (Kevin), Nicholas Brendon (Mike), Elizabeth Gracen (Beth), Alex Manugian (Amir), Lauren Maher (Laurie), Hugo Armstrong (Hugh), Lorena Scafaria (Lee)
Calificación (sobre 10): 5

Fiesta del cine. Entradas a 2,90 €. Colazas en las taquillas de cualquier cine. Decido no pringar cómo en anteriores ediciones y decido meterme a ver la película más serie B/ underground/ independiente que pueda encontrarme. Me encuentro con el cartel de Coherence en los cines Yelmo Ideal. Su carácter cómo película de género, independiente y en versión original me hacen pensar que ni el tato va a entrar en la sala. Sus buenas críticas en el festival de Sitges de 2013 me ayudan a terminar de decidirme y entro al cine…90 minutos después me he dado de bruces con la cruda realidad.
Un grupo de amigos se reúnen en casa de uno de ellos para una cenita y una noche de charla amistosa y jolgorio. Sin embargo, esa misma noche un cometa cruza el cielo terrestre, y extrañas cosas comienzan a pasar que alterarán el clima de paz y armonía dentro de la casa.
Una de esas películas de las que si te cuentan aunque sea un mínimo spoiler te la joden por completo, lo malo es que también es de esas películas que tendrían que verse con manual de instrucciones para enterarse bien de todo lo que ocurre (desde luego coherencia, en ciertos momentos, hay bien poca), especialmente cuando intentar explicar los misteriosos acontecimientos que ocurren introduciendo conceptos de física cuántica. Un comienzo interesante, un final adecuado, pero un absoluto coñazo en su tramo intermedio, en el que incluso llegan a haber momentos en que de verdad no sabes qué está ocurriendo.
Eso sí, ole los cojones del director por intentar lograr hacer un producto de ciencia ficción teniendo a mano poco más que una casa, un puñado de actorcillos desconocidos  y una caja con objetos cotidianos en su interior cómo ingredientes. Unas técnicas de dirección totalmente amateurs y la práctica ausencia de banda sonora completan un cuadro que puede que haya gustado a ciertas personas, pero a mí desde luego me parece totalmente fallido y, sobre todo, aburrido. Y mira que el tema que trata es interesante, pero a veces las cosas no salen cómo deberían. Y eso es todo lo que tengo que decir.





Título: Steins Gate (Shutainzu Geto)
Director (es): Hiroshi Hamasaki, Takuya Sato
Año: 2011
Producido por: White Fox
Intérpretes (Voces): Mamoru Miyano (Okabe Rintarou), Asami Imai (Makise Kurisu), Kana Hanazawa (Mayuri Mayushii), Halko Momio (Feyris Nyannyan), Yu Kobayashi (Urushibara Ruka), Tomokazu Seki (Itaru “Daru” Hashida), Yukari Tamura (Amane Suzuha), Saori Goto (Moeka Kiryu)
Calificación (sobre 10): 8

He aquí uno de esos animes cortitos considerados por otakus acérrimos y aficionados ocasionales al género como obra maestra instantánea y al que tarde o temprano me iba a tener que enfrentar, y la verdad, es que no he quedado decepcionado con la experiencia.
Un opening con un diseño y un tema musical con toques technos y futuristas nos da la bienvenida a una historia de ciencia ficción en estado puro de la que muchos abanderados del género deberían tomar nota. Un grupo de jóvenes “científicos” liderados por el excéntrico Okabe Rintarou crean por error, al unir en un mismo aparato un teléfono móvil y un microondas, una máquina del tiempo que les permite enviar mensajes de texto al pasado, una transgresión de las leyes de la física que les introducirá en contra de su voluntad en un mundo de misterio y conspiración que los arrastrara hacia la oscuridad más profunda.
Es una pena no poder desarrollar y profundizar en la trama en una reseña cómo estar sin tener que introducir spoilers que destrocen el visionado de Steins Gate a cualquiera que aún no lo haya disfrutado, pero desde luego, no se puede pasar por alto ciertos detalles de la misma que son dignos de alabar, sobre todo los concernientes a la forma que tiene de tratar con un tema tan caótico y complejo cómo son los viajes temporales, mostrándonos los principios de los mismo desde un principio de manera que, cuando estos adquieren verdadera importancia, hacia la mitad de la serie, más o menos, ya los veamos cómo algo natural. De todos modos, a pesar de que los viajes temporales y todos los conflictos que se derivan a raíz del descubrimiento de la máquina del tiempo son lo que nos mantienen enganchados al anime hasta la resolución final, este es en el fondo una obra que trata sobre el viaje instrospectivo de autodescubrimiento que irá elaborando a lo largo de la trama un hombre, Okabe Rintarou, protagonista indiscutible del anime y pilar central sobre el que pivotan el resto de personajes. Al margen de una trama compleja y que da el mismo peso al humor y al drama (sin llegar a ser excesivamente melodramática, uno de los detalles que más admiro de esta, pues es uno de los defectos de los que más peca el anime), Steins Gate cumple a rajatabla uno de los requisitos indispensables para que un anime no sólo te enganche sino asegure la simpatía del espectador: presentar un conjunto de personajes que cubran todos y cada uno de los arquetipos propios del género. Así tenemos al protagonista, heroico, honesto y un pelín excéntrico (Okabe Rintarou); el personaje al que le cuesta confiar en los demás, pero que encarna la voz de la razón (Makise Kurisu); el “nerd” de buen corazón (Daru); el personaje “moe” entrañable (Mayuri); el personaje “moe” pícaro (Feyris Nyan); el personaje asocial y misterioso (Moeka-san) y su contrapartida, el personaje divertido y misterioso (Amane Suzuha), y cómo no, el personaje extravagante, es decir, aquel qué se escapa a todos los convencionalismos (Urushibara Ruka). Si acaso se le podría reprochar es la ausencia de una figura villanesca destacable, hecho que, sin embargo, resulta idóneo para un anime cómo este en el que el supuesto enemigo es una organización malvada de la cual nunca llegamos a ver su “cabeza”, únicamente conocemos esbirros y, de hecho, cuando creemos que finalmente la trama nos está presentando al villano principal (cosa que ocurre repetidas veces a lo largo de la misma), nos encontramos con que no es más que otro eslabón más de una cadena cuyo final no vislumbraremos. Por otro lado, a pesar de que todos estos personajes responden a arquetipos, conforme vaya avanzando la trama y los viajes temporales vayan adquiriendo importancia iremos descubriendo el trasfondo detrás de cada uno de ellos y cómo nada es lo que parece y la forma de ser de todos y cada uno de estos personajes tiene una explicación, todo ello narrado a lo largo de 23 capítulos y una OVA de obligado visionario, ya que actúa cómo epílogo cerrando los escasos cabos sueltos que permanecen abiertos al finalizar los capítulos originales del anime. La moraleja de la historia es clara: una verdadera demostración de amor y amistad requiere sacrificios inevitables. Cómo detalle final, comentar dos aspectos del guión que llamaron poderosamente mi atención. El primero, el uso de la figura real del crononauta John Titor, individuo que pululaba por el internet primigenio de finales del siglo XX que afirmaba ser un viajero en el tiempo procedente del futuro y al cual se le atribuyen toda una serie de profecías, el cual juego un peso fundamental en la trama, y el segundo, el cómo el anime parece constantemente empeñado en introducir latiguillos, frases lapidarias y demás parafernalia lo suficientemente “molona” y llamativa cómo para que pasa a formar parte de la cultura popular de hoy día (por poner algunos ejemplos, la frase El Psy Congroo que el personaje de Okabe repite obsesivamente, el “Tuturuuu” de Mayushi, el “Nyan-Nyan” de Feyris, la risa malvada y la pose molona de científico malvado o esos términos inventados para nombrar los conceptos básicos de la trama, cómo el Reading Steiner o el Steins Gate que da nombre al anime).
En resúmen, si hay una forma de definir a Steins Gate  es que se trata de un anime sereno pero intenso. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que resulta ser un producto sin estridencias, no excesivamente vibrante, ni dramático, ni adrenalínico, porque que consigue calar hondo en el espectador gracias a un maravilloso conjunto de personajes y una trama que aúna perfectamente la ciencia ficción más compleja con una profundidad en las emociones y sentimientos de los personajes muy cercana al espectador. Definitivamente, y cómo dicen los angloparlantes, un “must-see” dentro del mundo del anime. Y eso puede asegurarlo hasta un neófito en este mundillo como yo.





Título: Perdida (Gone Girl)
Título en Serbia: Iscezla
Director: David Fincher
Año: 2014
Intérpretes: Rosamund Pike (Amy Dunne), Ben Affleck (Nick Dunne), Tyler Perry (Tanner Bolt), Carrie Coon (Margo Dunne), Neil Patrick Harris (Desi Collings), Kim Dickens (Detective Rhonda Money), Emily Ratajkowski (Andie)
Calificación (sobre 10): 8

Tremenda. Tremenda lección nos da David Fincher, aunque yo diría que aquí el mérito lo tiene realmente Gillian Flynn, autora del guión y creadora a su vez de la novela a partir de la cual se ha adaptado esta película, sobre cómo llevar un thriller de suspense durante dos horas y media y mantenerte con los huevos por corbata hasta el final. El señor Fincher ya había demostrado ser capaz de esto en el pasado cuando parió esa obra maestra llamada Seven, película que, por supuesto, no tiene nada que ver con esta, pero a la cual Perdida debe bastante, desde el mantenimiento del ritmo y la tensión hasta el malrollismo constante que supura durante todo el metraje.
Si en la primera teníamos a Brad Pitt y a Morgan Freeman investigando unos asesinatos en serie relacionados con los pecados capitales, aquí tenemos a un Ben Affleck que un buen día llega a casa para encontrarse con una sorpresa inesperada, su querida mujer Amy ha desaparecido. Pronto, todo el pueblo, suegros y hermana inclusive, se involucran al cien por cien en la búsqueda de la desaparecida, y con el paso de las horas, el asunto adquiere más y más relevancia en los medios de comunicación. Sin embargo, cuando, según pasa el tiempo, Amy continúa en paradero desconocido, la opinión pública comenzará a abandonar la idea de la desaparición para acariciar una teoría más siniestra, el asesinato. Así, el dedo acusador señalará inmediatamente al bueno de Nick, y las cosas, pronto se volverán más y más oscuras conforme el misterio vaya desvelándose capa a capa.
La verdad es que no puedo decir otra cosa salvo que Perdida ha sido toda una sorpresa para mí, pues es la primera película en mucho tiempo que me deja totalmente descolocado a la hora de elaborar una opinión sobre ella. No se que aspecto del guión destacar por encima del resto, si esos personajes elaborados con más oscuridades que claros, esa niebla perpetua de sospecha y desconfianza que rodea a todos y cada uno de estos personajes, ese feroz ataque a los medios de comunicación y cómo estos montan un espectáculo dantesco alrededor de las tragedias con el fin de entretener a las masas o ese giro de guión hacia la mitad de la cinta que nos deja ver la verdad por fin y que no resulta ser más que pura maldad y energía negativa, toda una patada en el estómago del espectador.
Tampoco se decir si Ben Affleck es un buen actor, uno malo o uno simplemente mediocre (seguiré mi primer impulso y diré que le he visto bastante decente aquí), lo que sí puedo decir es que se ha metido todos los anabolizantes del mundo, porque está de un mazado que llega a asustar (normal, por otro lado, para una persona que se está preparando para interpretar al Caballero Oscuro en Batman vs Superman, de próximo estreno). Lo que también puedo asegurar es que Rosamund Pike se lleva toda la gloria y las alabanzas por encima del resto de miembros del elenco actoral, pues no sólo compone un personaje femenino que pasará a los anales de la historia del cine, sino que es capaz de modular perfectamente sus gestos, voz y forma de moverse a través de todos los registros que el guión exige, logrando fascinar al espectador, atrapándolo cual araña en su tela en su juego interpretativo (más aún cuando empezamos a saber más de allá tanto a través de flashbacks como a través de los acontecimientos que se desarrollan en el presente). Además, y a pesar de estar rozando prácticamente la cuarentena, la hija de puta está bien, pero que bien rica, y no me avergüenza decir que hubo dos escenas (aparte de todas aquellas en las que sale en braguitas, liguero y demás conjuntitos de lencería),en concreto, una de ducha y una de cama, que me pusieron muy pero que muy cachondo a pesar de toda la sordidez que acompañaba a dichos momentos.
Acompañando al dúo protagonista tenemos a otra pedazo de actriz como la copa de un pino que espero que le den todas las oportunidades del mundo de aquí a ya mismo, me estoy refiriendo, como no, a Carrie Cook, a la que a partir de ahora apodaré desde el más sincero respeto como “Milady Drama”, pues entre el personaje de Margot de esta Perdida y el de Nora Durst que compuso en la maravillosa y rocambolesca serie de la HBO, The Leftovers, puedo asegurar sin problemas que es la actriz que más capaz es de inspirarme pena y lástima, en el mejor sentido que puede tener esta afirmación. A ella se une Tyler Perry, interpretando al abogado defensor de Nick ;Kim Dickens,que encarna a la policía encargada de llevar el caso de la desaparición, Neil Patrick Harris, más conocido cómo Barney Stinson de Cómo conocí a vuestra madre, que compone el personaje más inquietante del film con diferencia y la modelo Emily Ratajkoswki, que no logra destacar para nada entre los demás, a pesar de que se desnuda en un par de ocasiones, mostrándonos unas berzas enormes pero con los pezones más repugnantes que he visto en el cine desde los de Charlotte Gainsbourgh en Nymphomaniac (y eso que en el videoclip de Blurred Lines, en el que también se despelota, salía bien mona).
En cuánto al resto de aspectos poco que comentar. David Fincher no realiza un trabajo de Óscar pero sin duda sabe cómo retratar los paisajes más cotidianos de la forma más oscura y tétrica posible (de hecho, puedo asegurar que los planos más luminosos y “optimistas” que se verán en la película son el de una sala llena de focos y el de una piscina de día en un sucio motel de carrera), un trabajo que transmite sordidez y que casa perfectamente con una banda sonora igual de inquietante compuesta por el señor Trent Reznor, habitual de las producciones de Fincher, que ya había trabajado La Red Social y Los Hombres que no Amaban a las Mujeres.

Resumiendo en pocas palabras. Un guión de thriller cojonudo, cuidado cual niño mimado por la propia autora de la novela original, Gillian Flynn, con sus correspondientes giros y sopresas, acompañado de una dirección que captura todo el malrollismo de la historia de la mejor forma posible, un Ben Affleck competente y mazadísimo y una Rosamund Pike maravillosa, que se alza como reina de la fiesta, y que se muestra tan bella y excitante que sería capaz de devolverle la vida a un muerto. Evidentemente, la recomiendo. De las mejores películas de Fincher sin duda alguna.





Título: Black Dynamite
Título en Serbia: Crni dinamit
Director: Scott Sanders
Año: 2009
Intérpretes: Michael Jai White (Black Dynamite), Tommy Davidson (Cream Corn), Byron Minns (Bullhorn), Kevin Chapman (O’Leary), Arsenio Hall (Tasty Freeze)
Calificación (sobre 10): 6,5

Unos cuántos años atrás, dos directores, el grandísimo Quentin Tarantino y el caricato de Robert Rodríguez, se unieron para dar a luz a un proyecto conjunto al que apodaron Grindhouse, dos películas, Planet Terror y Death Proof., que por separado no tenían nada que ver pero que, conjuntamente, pretendían recuperar el espíritu de esas películas de serie B de los 70 que eran emitidas en pases dobles y sesiones continuas en los cines más sórdidos y subterráneos del mundo. Si bien la intención era buena, el resultado resultó ser cuestionable, ya que, más que dos largometrajes serios, obtuvimos dos comedias intencionadas, más centradas en hacer mofa (prácticamente se podría decir que eran spoofs) de todos los tópicos de estas películas Grindhouse, dándoles un aspecto tan recargado e impostado que creaba justo el efecto contrario, es decir, que se parecían más bien poco a esos largometrajes homenajeados, lo que, por supuesto, hizo que los más críticos les dieran la espalda al experimento y ambas cintas quedaran condenados a un semi-ostracismo. El caso es que esto provocó el nacimiento de un nuevo subgénero al que podríamos llamar “neo-Grindhouse paródico”, el cuál ha vivido una pequeña “fiebre” estos últimos años, producto de la cual surgieron títulos cómo Hobo With a Shotgun o Machete y su secuela, películas que si bien no son buenas, si resultan entretenidas y, sobre todo en su primer visionado, repletas de puntazos. El último ejemplo de este fenómeno es la película de la toca hablar ahora, Black Dynamite.
La cinta es una parodia totalmente intencionada de las películas Blaxploitation de los 70  protagonizada por un ex agente de la CIA, experto en kung-fu, reconvertido en chulo de putas que iniciará una cruzada contra la delincuencia y las drogas en su barrio cuándo su hermano es asesinado por “The Man”, una figura misteriosa involucrada en una conspiración a nivel nacional que nuestro héroe, Black Dynamite, deberá de impedir.
Bueno, la película sólo se puede definir cómo un festival. Un festival de sobreactuaciones, pero de ese tipo de sobreactuación que demuestra que un actor es lo suficientemente solvente cómo para que esta parezca impostada, en especial cuándo nos fijamos en las actuaciones de un Michael Jai White (Black Dynamite) mazado al extremo, un Byron Minns exageradísimo, y en el cameo de Arsenio Hall, con esos caretos y poses forzadísimas, y esos acentos tan exagerados que no causan otra cosa que risa.
Un festival también de tópicos del blaxploitation llevados al extremo. La película es una saturación de peinados afro, bigototes, vestimentas chillonas y horteras, y música afro que hace acto de presencia sin venir a cuenta.
Y más que cualquier otra cosa, un festival de absurdeces. El guión es una absoluta chorrada y los responsables (entre ellos el propio Michael Jai White, que participó en la creación del mismo), conscientes de lo coñero y absurdo del mismo, aprovechan para meter todas las tonterías que se les ocurren. Así, vemos cómo el apodo (me niego a creer que su auténtico nombre sea Black Dynamite) del protagonista es repetido hasta la saciedad por todos y cada uno de los personajes (hasta por su propia madre en su lecho de muerte), cómo este habla constantemente en tercera persona de sí mismo, incluido en los flashbacks (dicho de otra forma, sale en un flashback de pequeño refiriéndose a sí mismo como “el Black Dynamite con 18 años”), cómo cada vez que aparece en escena suena el tema principal de la película coreado, por no hablar de la aparición de personajes que hablan medio rimando cómo si fueran Warwick Davis en Leprechaun, el increíble (por lo absurdo) giro de guión con el que se resuelve la trama, la revelación del villano detrás de la trama, totalmente inesperada y que te hace desencajarte de la risa, ese anuncio publicitario con el que se abre la película, o, lo que es ya la repanocha, la inclusión en medio del metraje de lo que parece ser una toma falsa.
Eso sí, ole los cojones del director para, aún teniendo cuatro pavos de presupuesto cómo quién dice (a lo que yo llamo cuatro pavos otros lo llaman casi tres millones de dólares), rodar la película en 16 mm con el fin de intentar imitar la estética de esas sementeras películas blaxploitation, una labor loable, y más aún en una época cómo la actual, en la que se recurre al rodaje en formato digital cómo método de ahorro de costes, incluso por aquellos abanderados de este “neo-Grindhouse” que defienden su intención de homenajear a este subgénero.
En cualquier caso, Black Dynamite es básicamente la misma mierda que todos esos otros ejemplos comentados anteriormente, una película que si bien no es buena ni por asomo, resulta divertida y vale perfectamente para echarse unas risas, tanto por su carácter paródico cómo por el propio surrealismo y absurdez que desprende la cinta de por sí. Dicho de otra forma, entretenimiento puro y duro para ver y olvidar.



Y así, con el buen rollito que nos deja Black Dynamite, nos despedimos de todos con un temazo que sólo los auténticos negros de Harlem pueden disfrutar de verdad. ¡Hasta el mes que viene, damas y caballeros!