lunes, 3 de febrero de 2014

VISIONADOS DE ENERO DE 2014: El mes de la Cuesta y el llanto

Canta, gordito, canta:



Bien. Año Nuevo, Visionado Nuevo, no digáis que no lo avisé.
Ahora, después de Diciembre, las fiestas navideñas y todo el júbilo y la alegría llega Enero, ese mes tan simpático en el que todos os ponéis a llorar y a quejaros de todo como parte de ese fenómeno al que llamamos "La Cuesta de Enero". Es en estos momentos cuando empezaréis a lamentaros cuestionándoos cosas como por qué no follastéis en Nochevieja, si merecía la pena gastarse tanto dinero en langostinos y crustáceos varios o porque despilfarrastéis 120 pavos en un vestido para salir de noche a cazar hombres para luego daros cuenta de que os hacía veros gordas. Quejas y llantos, eso es lo que se oye en multitud de hogares españoles en estas fechas, y en el fondo, sabéis que nos lo merecemos, porque gracias a cosicas cómo construir una armada "Invencible" y mandarla a la aventura (lo que recuerdo, provocó que hoy en día carezcamos de un cachito de territorio peninsular llamado Gibraltar) o que por decisión del pueblo saliera elegido el PP en las últimas elecciones (pueblo que ahora mismo está a un pasito de clavar las cabezas de Rajoy y compañía en picas como hicieron Les Enfants de la Patrie allá por el 1789 con sus gobernantes) es por lo que hoy en día España está al borde del fracaso y la ruina más absoluta. Llamadme extremis, fascista o alpinista, pensad lo que queráis e insultadme todo cuanto podáis (por favor, os incito a ello, la casilla de comentarios está vacía desde hace mucho), me da igual, porque yo sé que en el fondo sólo soy un sucio borracho al que hace tiempo que las mujeres y la felicidad dejaron de importarle y que se permite seguir viviendo un día más porque me quedan aún películas por ver (cada vez menos) y cómics por comprar y leer, aunque ya os aviso que el día que se extingan los cines y Marvel y DC se vayan a la ruina encontrarán mi cuerpo colgado de una viga o en el fondo de un pozo, todo sea dicho.
Pero basta de hablar del futuro, y vamos a comentar unas mugrientas pelis.


Título: Los Ríos de Color Púrpura (Les Rivières Pourpres)
Título en Serbia: Purpurne Reke
Director: Mathieu Kassovitz
Año: 2000
Intérpretes: Jean Reno (Pierre Niemans), Vincent Cassel (Max Kerkerian), Nadia Fares (Fanny)
Calificación (sobre 10): 6,5

Película francesa de policías es lo que tenemos aquí. Comienza siendo un thriller y acaba siendo una mezcla entre esto y una buddy movie protagonizada por Jean Reno (el actor francés que todo el mundo conoce) y Vincent Cassel (el segundo actor francés que todo el mundo conoce).
La cosa es que en un pueblo de las montañas francesas (allá por donde Schumacher se cascó el cráneo) aparece un universitario muerto con signos de tortura. En otro pueblo a 200 km, una tumba es profanada. Los dos policías encargados de los casos verán como sus caminos se cruzan mientras persiguen a un asesino que va dejando pistas en sus crímenes, los cuales parecen tener relación con algún tipo de conspiración oculta.
Normalmente este tipo de películas policiacas, con asesinos grotescos de por medio y tal suelen llegar fácilmente al aprobado con tal de que sepan mantener la atención del espectador y su interés durante todo el tiempo que dure esta, sin embargo, sitúo a Los Ríos de Color Púrpura un poquito por encima de este aprobado, sin que esta llegue a ser un producto verdaderamente notable. ¿Por qué? Pues evidentemente porque tiene cosas buenas y malas.
¿Cosas buenas? El aire malrollero de la película, que se respira gracias a detalles como esos cadáveres sin ojos ni manos, la monja ciega esa que vive a oscuras y aparece en un momento al principio de la peli, los escenarios en cementerios y demás lugares siniestros, la facultad universitaria esa que parece una puta secta, etc. Además, sin llegar a ser gran cosa, las interpretaciones de los protagonistas resultan, como mínimo, creíbles, especialmente en lo referente a como va evolucionando la relación entre ambos personajes, un policía profesional y chapado a la antigua (Reno), y un poli novato y malhablado que hasta fuma canutos y todo (Cassel). Vamos, ese tipo de química que hemos visto tantas veces (en películas como Seven o Arma Letal mismamente) y que tan bien funciona.
¿Cosas malas? Empezando por el final, que de tan brusco que es y tan de golpe que llega te deja más desorientado que una pedrada en la cabeza (a pesar de que todo el trasfondo que hay detrás de este mola bastante); y acabando por la inclusión de momentos completamente absurdos y fuera de lugar. Ejemplo: Cassel llega, investigando el caso, a un club de nazis dispuesto a interrogarlos. Los skinheads, como buenos skins que son enseguida le saltan al cuello y empiezan a decirle que le van arrancar la cabeza y demás lindezas, así que el poli, ni corto ni perezoso, deja la pistola y la placa de lado, mientras el espectador asiste al inicio de un combate de artes marciales en el que tanto Cassel como las versiones adolescentes de Goebbels y Göering se convierten en unos Jet Li y Jackie Chan de baratillo, todo ello animado con música de videojuego a lo Street Fighter.
Por sus defectos y sus virtudes la peli tiene la calficiación que le corresponde, pero aún así es una película bastante entretenida, que consigue enganchar al espectador desde el primer momento. Perfecta para pasar una tarde viéndola si la ponen por la tele, lo cual por cierto, suele ocurrir a menudo, al menos en la televisión de este país.






                                          
Título: Los Ríos de Color Púrpura 2: Los Ángeles del Apocalipsis (Les Rivières Pourpres II: Les Anges De L'Apocalypse)
Director: Olivier Dahan
Año: 2004
Intérpretes: Jean Reno (Pierre Niemans), Benoit Magimel (Reda), Camille Natta (Marie), Christopher Lee (Heinrich Von Garten)
Calificación (sobre 10): 5

La secuela de Los Ríos de Color Púrpura (aunque los ríos de color púrpura ya no pinten nada en la trama de la misma) supuso una repetición del modelo mezcla de thriller con tintes conspiranoicos y buddy movie que tan bien funcionó en la primera parte, pero ensuciada por el malhacer de un director incompetente y un guión que perfectamente podría tener un mejor uso como leña para el invierno.
De nuevo tenemos dos casos, inconexos en un principio que luego se conectan en un caso mayor. Por un lado, descubren un muerto emparedado en una abadía en medio de un páramo francés, mientras que en otro pueblo aparece un señor con aspecto de Jesucristo con un tiro en el hombro y delirando por las calles. Niemans se unirá a un antiguo alumno suyo para desentrañar el misterio concerniente a una serie de crímenes con tintes religiosos.
De nuevo tenemos a Jean Reno, que básicamente repite el mismo papel que en la primera, pero no a Vincent Cassel, el cual supongo se leyó el guión y tomó la sabia decisión de poner pies en polvorosa). En su lugar, tenemos a una especie de sustituto bastante soso y vulgar y a una muchachilla que pinta más bien poco en la trama, que interpreta a una asesora experta en religiones que ayudará a los protas a resolver el caso (traducción: les dará dos pistas en dos momentos clave de la película), y además, tenemos por ahí a Cristopher Lee, que siempre resulta un actor carismático y agradable de ver en acción.
La película entretiene bastante menos que su predecesora, y la verdad, te hace perder progresivamente el interés en ella de manera que a duras penas llegas al final con otra pretensión que no sea la de que aparezcan los títulos de créditos. Y es que es tal la cantidad de idas de olla que tiene la trama que estas le quitan toda atisbo de seriedad a la película.
Para empezar, los malos de la película, a los que conocemos pronto, son una secta de monjes que parecen chutados con el suero del super soldado o algo por el estilo, ya que son super fuertes, super ágiles, atraviesan ventanas, vallados de amdera y puertas como si nada; son expertos en parkour, pueden colgarse del techo cual Spiderman y hasta resisten las balas a pesar de que estas se disparen prácticamente a bocajarro (para que luego digan que en el seminario sólo se aprenden cosas aburridas y poco útiles para la vida moderna).  La trama de la película parece apuntar en principio a una serie de asesinatos rituales con un móvil religioso para luego pegar un giro final tonto y llegar a una explicación de la trama que no queda clara del todo en ningún momento.
A todo esto se únen escenas pésimamente planificadas (atención al tiroteo en los túneles cerca del final de la película y a ese humo, esas llamas y esas balas digitales que cantan más que un coro de góspel), momentos inexplicables para la mente humana (por ejemplo, en un momento de la película encuentran en una cabaña un cadáver, el cual, claramente nos dicen, lleva más de media hora en ese estado, pero cuando los polis están registrando la escena del crímen sale de la choza uno de los monjes saltarines malvados. ¿Qué cojones hacía el monje media hora dentro la cabaña? ¿Estaba rezando? ¿Echándose una siesta? ¿Esperando a los polis para saludarlos y darles los buenos días en vez de huir de la escena del crímen que él mismo había cometido?), repeticiones de errores de la primera entrega (a los diez minutos tenemos otra estúpida pelea de artes marciales, esta vez entre el poli joven y un camello) y un trabajo de dirección nulo (planos constantes de cielo y nubes usados a modo de cortinillas; zooms, ralentizaciones y aceleraciones en plan videoclipero; una iluminación que provoca que los tonos blancos den la sensación de que,directamente,te estén apuntando con una linterna a los ojos,etc).
En conjunto, la secuela de los Ríos de Color Púrpura es una película que si bien no llega a ser una puta mierta, ya que podrías tragartela perfectamente si te la pasaran por la tele una tarde de domino(más aún si decides no encabronarte y prefieres pasártelo bien con las piruetas de los sacerdotes voladores), es completamente olvidable y prescindible como thriller, como buddy movie y como película en general.







Bueno, queridos amigos y amigas, vamos a hablar de JODAN EL BÁRBARO.
Vale, joder, esto no es una película, es una peli porno, y ni eso, porque sólo dura media hora, en todo caso sería una especie de mediometraje o algo así, pero el caso es que me hacía gracia comentarla un poco por aquí.
El género de las parodias porno siempre ha sido un vehículo más adecuado para el entretinimiento, las risas y el cachondeo que para la masturbación en sí (a pesar de ser porno, resultan cosas tan bizarras que es difícil que te lleguen a excitar de verdad), y en España, los simpáticos amigos de Cumlouder cada vez se están alzando más y más como reyes absolutos del género (y eso que, particularmente, los conozco desde hace muy poco). En esta ocasión, la parodia es evidente, Jodan el Bárbaro es un spoof pornográfico de Conan que cumple desde el primer momento, ya que el actor protagonista es una especie de culturista melenudo, con una cara que da miedo y una polla de elevado grosor y longitud. La cosa es que Jodan/Conan aparece en medio de Montjuic (Barcelona) buscando a su amada Valeria, que aquí es una rubia medio choni y tatuada con tacones y procede a follársela una vez este encuentro se produce. Brutal el comienzo con el prota invocando a Crom y poniendo las mismas poses de Schwarzenegger en la película original y dirigiéndose a pobres turistas y viandantes (que se preguntarían de que cojones iba la cosa) preguntándoles si son enemigos suyos, como brutal es el robo de la banda sonora del film original.Pero vamos, que la parodia prácticamente acaba ahí.
En cuanto a las folladas propiamente dichas, pues se ajustan a los estándares más sencillos: felación, misionero, perrito, cabalgada de la fémina y una escena final apoteósica, que en este caso consiste en el macho usando su hercúlea fuerza para levantar a la tía en el aire y follársela de pie. Pero vamos, más destacable que el polvo en sí son dos pequeños detalles. El primero, el inquietante dilema que uno se plantea cuando no sabe distinguir si la violencia suave del actor hacia la actriz (al fin y al cabo es un bárbaro rudo y salvaje, así que es normal que se la folle duramente, dándole algún azote en el culo, alguna bofetada en la cara, algún tirón del pelo, la típica broma de provocar la arcada con la polla durante la mamada, etc) es intencionada o improvisada, es decir, si la actriz la consiente o no. El otro, la fascinación que me provoca el ver como los de Cumloader son capaces de filmar masturbaciones y mamadas en plena calle, con gente alrededor y todo, sin preocuparles si les pillan o les dicen algo o cualquier cosa. Unos jefes, sin duda.
Vamos, que la cosa esta (personalmente, todo es cuestión de gustos) no da para paja en ningún momento, pero si resulta graciosa de ver, y sobre todo de comentar con los colegas. Vamos, cómo casi cualquier parodia porno. Y cómo soy bueno, os dejo en vez del trailer, la peli completita en una baja calidad que te cagas (pero vamos, que XVideos la podéis ver gratis y mejor en cualquier momento con sólo pinchar aquí).







Título: Starship Troopers: Las Brigadas del Espacio (Starship Troopers)
Título en Latinoamérica: Tropas Estelares
Título en Serbia: Svemirski vojnici
Director: Paul Verhoeven
Año: 1997
Intérpretes: Casper Van Dien (John Rico), Dina Meyer (Dizzy Flores), Denise Richards (Carmen Ibáñez), Jake Busey (Ace Levy), Neil Patrick Harris (Carl Jenkins), Clancy Brown (Sargento Zim), Michael Ironside (Teniente Rasczak)
Calificación (sobre 10): 6

Ni Robocop, ni Desafío Total, ni pollas. Esta es la película de Paul Verhoeven que más veces he visto, básicamente por la sencilla razón de que mi abuelo tenía el VHS de la misma en su casa y la tenía más a menos que otras cuando era más joven y lo de Internet no estaba tan trabajado de cara al consumidor. 
La historia de Starship Troopers es la de tres jóvenes amigos que, tras acabar el instituto, se separan para ingresar en el ejército del gobierno futuro de la Tierra, un organismo político fascista, donde se prepararán como soldados, pilotos u oficiales de inteligencia para defender al planeta en una guerra contra una raza de insectos alienígenas.
Básicamente una película bélica ambientada en el futuro, centrada en un protagonista que empieza la peli como recluta y la acaba como oficial, en lo que es una especie de analogía con el sueño americano (a pesar de que la mayoría de personajes en la película son ciudadanos argentinos), de manera que si se sustituyera a los aliens por asiáticos, podría pasar perfectamente por una peli sobre la guerra de Vietnam, de hecho, toda la película es similar, el cuanto al concepto, a La Chaqueta de Metálica de Kubrik , de manera que la primera hora es más reposada (incluyendo toda la parte de la instrucción en la escuela militar, qué es lo mejor de la película), en la que se nos presenta como es ese futuro, en el que, por ejemplo se utilizan los institutos como centros de reclutamiento y la ciudadanía sólo se les concede a los que llevan a cabo el servicio militar, mientras que la segunda es la guerra en sí, es decir, tiros, bombardeos, acción, sangre y tripas a raudales, etc. En cualquier caso, la violencia y el humor negro están garantizados, pues al fin y al cabo es una película de Verhoeven, al igual que, por ejemplo, los efectos especiales, que resultan bastante solventes (no es la Guerra de las Galaxias pero es casi lo mejor que podían conseguir en ese momento), pero no todo en la cinta es oro en paño. Y es que la misma es uno de los mayores nidos de cutres de la historia de cine, es decir, una de las películas con peor casting que recuerdo.
Tenemos actores malos, comenzando por Casper Van Dien, uno de los más memorables reyes del videoclub de los tiempos modernos y un señor que ha llegado a trabajar con grandes gigantes de la caspa cinematográfica como The Asylum o el canal Sci-Fi y a protagonizar bodrios históricos como Skeleton Man, que aquí interpreta al protagonista manteniendo la misma cara de rabia durante toda la película, de manera que los momentos en los que tiene que mostrar tristeza, amor o cualquier otro sentimiento que no sea la pura ira quedan totalmente patéticos. También tenemos en esta categoría a Jake Busey, el hijo de Gary Busey que aquí recoge el testigo de su padre, elevando la mediocre capacidad interpretativa de este al cuadrado interpretando al clásico soldado bocazas y medio bobo; y a Neil Patrick Harris, cuando todavía no era famoso, interpretando a Barney Stinson un mindundi con poderes telepáticos que aparece contadísimos minutos en la película.
Y tenemos actores horrendos, como Denise Richards (la que enseñaba las tetas en Juegos Salvajes), interpretando a la novia zorripaina de Casper Van Dien, cuya actuación, totalmente horripilante y negada, provoca en el espectador el deseo de que una bala perdida le reviente la cabeza; o Dina Meyer, que hace las veces de la amiga de Casper Van Dien que en realidad quiere ser su novia zorripaina, cuyo mayor aportación al film es enseñar las tetas y protagonizar la escena de muerte más graciosa de toda la película.
En resúmen, que muy mal tienen que estar las cosas para que Michael Ironside (uno de los malos de Desafío Total) y Clancy Brown (que ojo, considero que es un actor solvente que ha hecho muy buenos papeles como el de El Kurgan en Los Inmortales o el del Reverendo Justin Crowe en la serie de televisión Carnivále) sean los mejores intérpretes de la película. Ahí lo dejo.
En cuanto a la dirección, la verdad es que Paul Verhoeven no hace un esfuerzo titánico por mostrar algo nuevo, salvo quizás en las acciones de acción, en las que la cámara, en muchos momentos, abandona los planos cercanos a los personajes para posicionarse por encima de todos ellos, permitiendo al espectador ver el campo de combate en su totalidad, un acierto, y más en este tipo de películas que se supone, siguen el ejemplo de las tácticas de guerra modernas a la hora de confeccionar las escenas de batallas.
Por otro lado, tenemos a los malos, los enemigos, los aliens, los arácnidos...llamadlos como queráis, pero es indudable que están hechos de puta madre todos ellos, desde la especie de "hormigas" que hacen las veces de soldados rasos hasta el bicho asqueroso succiona-cerebros del final de la película, pasando por las cucarachas escupe ácidos gigantes. El trabajo de animatrónicos, marionetas y decorado de la película es lo que verdaderamente hay que alabar de la película, ya que es en el fondo lo que entretiene de verdad y consigue enganchar al espectador, ya que hace creíble lo que este está viendo. Si los bichos fueran una mierda, esta película sería un bodrio con todas las de la ley.
Pero el caso es que, a pesar de todo, la película es bastante entretenida, se deja ver muy bien y perfectamente podría servir para pasar la tarde y verla de vez en cuando, siempre que uno no ponga las expectativas demasiado altas, porque son tantos los tiros, los alienígenas y la testosterona que rezuma la historia (el prota es un tipo súper duro al que las chicas adoran y que conseguirá llegar a lo más alto y follarse a la tía más buena a base de matar y demostrar a todo el mundo que aquí manda su polla) que a casi cualquier hombre le parecerá aceptable, y coño, a las mujeres también, pues la protagonista femenina también consigue el éxito sin la ayuda de los hombres partiéndole de paso el corazón al macho de turno y salen bastantes traseros y torsos desnudos (no sólo los tíos van a tener su ración de nudismo). Vamos, que al final del todo y, a pesar de sus defectos, Starship Troopers puede calificarse como una película merecedora de un aprobado.







Título: La Leyenda del Samurai: 47 Ronin (47 Ronin)
Título en Serbia: 47 Ronina
Director: Carl Rinsch
Año: 2013
Intérpretes: Keanu Reeves (Kai), Hiroyuki Sanada (Ôishi), Tadanobu Asano (Kira), Ko Shibasaki (Mika), Rinko Kikuchi (La Bruja)
Calificación (sobre 10): 6

Me ha costado ver la puñetera película, debido en parte a la penosa distribución que ha tenido la misma en Madrid y alrededores, y también a las horribles críticas que recibía y que la encubraban como poco menos que un aborto digno del mismísimo diablo. Y una vez más me he llevado la sorpresa de comprobar cuan exageradas pueden ser los señores mal llamados "críticos de cine".
La Leyenda del Samurai se inspira en la leyenda de japonesa de los 47 Ronin, una banda de samurais despojados de su título cuando pierden el honor tras haber fallado a su señor (lo que trajo consigo su prematura muerte), que se embarcaran en una misión de venganza contra un noble enemigo, culpable de la situación que atraviesan los guerreros, ayudados por un paria mestizo.
Vamos a ver. No estamos frente a un nuevo 300 o algo parecido, ni de coña, pero la película tampoco es malucha. Es entretenida, se deja ver de maravilla y podría hacerle la competencia a productos como Piratas del Caribe (o al menos sus secuelas) sin complicación algunas. Es un producto palomitero, y como tal tiene cosas buenas y cosas malas.
Cosas buenas: un casting lleno de caras conocidas, como Hiroyuki Sanada (el malo de Lobezno Inmortal), Rinko Kikuchi (la heroína japonesa de Pacific Rim) o, aunque me costó reconocerle, Tadanobu Asano (osease, el genial Kakihara de la bizarrada Ichi The Killer, ya comentada anteriormente por aquí), todos aquellos comandados, al menos a la hora de vender la película, por Keanu Reeves, que una vez más demuestra que es el rey del anticarisma, pero que sirve de excusa para mostrar algo que no se ha visto muchas veces (al menos que yo recuerde) en el cine: el racismo de los asiáticos hacia el hombre occidental (esos demonios blancos, perros gaijin). Por otro lado, la estética, aunque quizá excesivamente marcada, es perfecta para ambientar la historia en ese japón mitológico de las leyendas tradicionales y ,en general, mola bastante. Finalmente, aunque la historia no deja de ser una cosa sencillita (como buena leyenda tradicional en la que está inspirada) pero tiene un final atípico para esta clase de producciones y que a mí, personalmente, me ha gustado mucho.
Cosas malas: el casting no acaba de convencer en muchos aspectos, el doblaje en castellano para ciertos actores es poco menos que penoso, a las escenas de acción les falta algo más de violencia y gore que sin duda habrían mejorado bastante el producto, ciertos efectos especiales cantan la Traviata en algunos momentos de la cinta y los demonios malvados que aparecen en cierto momento de la película tienen caras y narices de cocainómanos consumidos por la escama. Nimiedades, en su mayoría, ya que no impiden que uno pueda disfrutar del producto en condiciones. 
Visto lo visto, podría decirse que gustará a los que suelen disfrutar de los típicos blockbusters palomiteros veraniegos, siempre y cuando no le exijan grandes cosas a la misma. Queda dicho y escrito.







Título: Makinavaja "El Último Choriso": La Pinicula
Director: Carlos Suárez
Año: 1992
Intérpretes: Andrés Pajares (Makinavaja), Jesús Bonilla (Popeye), Mario Pardo (Moromierda), Pedro Reyes ( Pirata), Llàtzer Escaller (Abuelo Matías)
Calificación (sobre 10): 5,5

Bueno, aquí tenemos una comedia muy española, y más aún teniendo en cuenta que es una adaptación de uno de los personajes de las tiras cómicas de la revista El Jueves, probablemente una de las pocas publicaciones de España que a día de hoy continúan teniendo los cojones bien puestos y soltando toda la mierda que pueden sobre los desastres que asolan nuestra patria querida.
Pero refiriéndonos a la película, primero deberíamos preguntarnos si de verdad esto es una película o no, y digo esto porque la presencia de un guión solido en la misma es ninguna, cero patatero, la trama de la película se resuelve en un conjunto de gags sin hilar protagonizados por Maki y su inseparable Popeye durante hora y media. En cierto modo me recuerda más a un maratón de capítulos de una sitcom (de hecho, posteriormente a esta película y su secuela vería la luz una serie de televisión) o a una de esas películas que sacaba la Disney directas a VHS construidas a partir de pegar varios cortos animados suyos (vease por  ejemplo Mickey y las Judías Mágicas). Por tanto, partiendo del hecho de que no vamos a tener ningún tipo de historia, tenemos que confiar en el talento de los actores y en la calidad de los gags para que estos sean capaces de entretenernos. Y en cierto modo lo consiguen. Para empezar, Andrés Pajares está que se sale (y eso que no soy un fan acérrimo suyo, de hecho, son muy pocas las películas suyas que he visto) como Maki, al igual que Mario Pardo y Llàtzer Escaller como sus respectivos personajes (Jesús Bonilla no, el sólo se interpreta a sí mismo, vamos, lo que ha hecho toda su vida). Luego los gags, pues como podría suponerse, los hay mejores (el gag del atraco al banco, el de la emisora de radio o el de Frank Sinatra) y peores (el del bar de ambiente o el del anarquista, que no tienen ni puta gracia).
Vamos, que poco más puedo decir de la sucia película, salvo que, resumiendo, es una comedia más del montón, que aun así forma parte de un tipo de película que se ha perdido no sólo en este país, sino en la cinematografía mundial en general.






Título: American Horror Story: Coven (American Horror Story, 3ª Temporada)
Emitido en: FX (2013-2014)
Intérpretes: Jessica Lange (Fiona Goode), Sarah Paulson (Cordelia Goode), Kathy Bates (Delphine LaLaurie), Evan Peters (Kyle), Lily Rabe (Misty Day), Taissa Farmiga (Zoe), Angela Bassett (Marie Laveau), Emma Roberts (Madison Montgomery), Gaboury Sidibe (Queenie), Denis O'Hare (Spaulding), Danny Houston (El Hombre del Hacha)
Calificación (sobre 10): 5,5

NOTA: HABRÁ SPOILERACOS

American Horror Story tiene el dudoso privilegio de ser una de las series pioneras que marcó el inicio de la nueva oleada de de series de televisión con temática terrorífica, de la cual han surgido cosas más o menos buenas como esta de la que estamos hablando ahora o el Hannibal de la NBC (Cojonuda precuela en formato televisivo de El Silencio de los Corderos y El Dragón Rojo), y cosas de peor calaña como el Drácula de la NBC, el gran fracaso que fue 666 Park Avenue (una única temporada duró, y a duras penas) o la nueva serie de Abierto Hasta el Amanecer que está por llegar.
El caso que AHS, para abreviar, destacaba por encima de las demás por dos sencillas razones: el protagonismo repartido a partes iguales entre todos los personajes (es una serie muy coral) y una estética ACOJONANTE en todos los sentidos (brutal en todas las temporadas hasta ahora el trabajo de maquillaje, efectos especiales, sonido, banda sonora y, en general, todos los ingredientes destinados a crear una atmósfera si no terrorífica al menos inquietante en todo momento), al margen de otro de los grandes conceptos de la serie, que es que cada temporada tuviera una trama autoconclusiva, pudiendo verse por separado cada una al no haber continuidad entre ellas.
La primera temporada (posiblemente la más redonda hasta la fecha) giraba en torno a una casa encantada en la que todos los que morían en ella acababan convertidos en fantasmas atrapados en el edificio por toda la eternidad y alternaba las vivencias de una típica familia americana en la vivienda con las historias de los fantasmas que la habitaban, sentando las bases que caracterizarían también las posteriores temporadas, esto es: personajes extravagantes y acertados giros de guión.
La segunda temporada transcurría en un manicomio en el que tenían lugar sucesos extraños, y supuso una especie de compendio de prácticamente todos los géneros del cine de terror. Por el psiquiátrico de Briarcliff se pasearon extraterrestres, monstruos caníbales, asesinos en serie, un santa claus psicópata y hasta el mismísimo demonio. Todo ello unido a las magistrales interpretaciones de unos actores aún por descubrir como son Zachary Quinto (Dr. Thredson, Dr. Thredson...) y Lily Rabe (todo un descubrimiento), unido a la presencia de otros veteranos siempre eficientes como James Cromwell o la siempre eficiente Jessica Lange tuvo como consecuencia que los primeros ocho capítulos se convirtieran en lo mejor que ha dado la serie hasta el momento, una montaña rusa infartante con un giro de guión espectacular en el que se revelaba la identidad del asesino en serie conocido como Bloodyface. Sin embargo, el tramo final de la serie se desinflaba progresivamente para acabar con un final muy flojo y para nada acorde con lo que había sido la trama hasta el momento, hasta el punto de dar la sensación de que los guionistas se habían quedado sin ideas y no tenían ni idea de como terminar lo que habían empezado.
Y hemos llegado a la tercera, AHS: Coven, que en esta ocasión gira en torno a un aquelarre de brujas descendientes de las famosas brujas de Salem que habita en Nueva Orleans y mantiene una rivalidad histórica con un cónclave de sacerdotisas de vudú, al mismo tiempo que nos muestra las luchas internas dentro del propio aquelarre por descubrir quién será la próxima Suprema, la nueva líder del mismo.
Si Asylum (la segunda temporada) decaía a partir del noveno episodio, en esta ocasión la falta de imaginación se hace claramente patente a partir del cuarto y la serie cae en picado hasta hundirse en la mediocridad más absoluta. Los guionistas, incapaces de mantener una historia estable, abren tramas por doquier que bien se cierran de golpe o acaban por no pintar nada en absoluto. Los actores que aparecían en estado de gracia en Asylum son reducidos durante el grueso de la serie a meros cameos y aquellos más veteranos se limitan a cumplir sin aportar nada nuevo, sin conseguir destacar como lo habían hecho anteriormente. Y es que todo en esta tercera temporada, tanto el guión, como los personajes y la estética, parecen contagiados de la misma incompetencia que rodea a las actuales y exitosas sagas de "romance con tintes sobrenaturales" adolescentes como Crepúsculo. Pero vamos a ser más concretos.
Tenemos por un lado a Jessica Lange, que interpreta a Fionna,la que es al menos al principio de la serie, la Suprema del aquelarre, una mujer madura pero poderosa e influyente obsesionada con la juventud eterna. Su desarrollo está unido inevitablemente al de resto del resto de personajes, y viene a ser el hilo conductor de toda la historia, en tanto que ,ya sean las jóvenes brujas deseosas de ser la nueva Suprema, sus ancestrales enemigas del cártel del vudú o su hija Cordelia, todos y cada uno de los personajes entran en algún momento en conflicto con ella. Pero he aquí que a mitad de temporada aparece un nuevo personaje, el Hombre del Hacha, el fantasma de un asesino que habita en la academia de brujas y que lleva toda la vida enamorado de Fionna, y es entonces donde se introduce una historia de amor que parece que va a servir de redención al personaje pero que al final no sirve de nada, ya que un giro final cochambroso (y está temporada está llena de ellos) nos devuelve el lado más cabrón del personaje para cerrar su trama de golpe de la manera más agridulce posible.
Luego tenemos a Sarah Paulson, repitiendo en un papel importante otra vez como Cordelia, la hija de Fionna, que es quizás el personaje más definido de toda la temporada: una luchadora sin descanso que busca el bien para sus alumnas y el resurgimiento del aquelarre y que se convierte en la absoluta protagonista de un final de serie que, dicho sea de paso, un servidor veía venir desde kilómetros de distancia.
Kathy Bates, que iba a ser la gran incorporación de esta entrega, interpreta a la sádica Madame LaLaurie, una mujer esclavista inmortal que en sus ratos libres se dedicaba a torturar a sus siervos negros mediante todo tipo de atrocidades que se explayan en mostrarnos en esos primeros capítulos que ponían toda la carne en el asador  y que verdaderamente prometían algo grande...aunque luego todo se quedó en agua de borrajas, porque la verdad es que es un personaje cuya trama nunca llega a definirse del todo y que termina con un final esperado para el espectador en el que se invierten los papeles: la torturadora se vuelve la torturada tras su paso al más allá.
En cuanto al resto de los personajes, la verdad es que ninguno me parece digno de mención, porque la verdad aporta tan poco. 
Angela Basset comienza definiéndose como un enemigo antológico para el aquelarre, para a mitad de la serie sufrir un giro de guión mediante un recurso pobre como pocos (se introduce una trama secundaria de cazadores de brujas que dura, literalmente, dos capítulos) y acaba convertida en aliada para finalmente unir su trama a la de Kathy Bates y cerrarla convirtiéndola en una torturadora infernal compartiendo condenación eterna con la mismísima LaLaurie, no sin antes mostrarnos una explicación para su aparente inmortalidad, que no es ni más ni menos que un pacto con un demonio negro cocainómano llamado Papa Legba (literal).
Lily Rabe, que deslumbró a propios y ajenos en Asylum, interpreta a una bruja hipster que se pasa la mitad de la temporada siendo poco menos que un sucio cameo para luego ganar algo de protagonismo que se le ve arrebatado de golpe por una muerte prematura, para volver al final de la serie en una resurrección "inesperada" que culmina en una muerte definitiva. Y es que, al igual que con otros personajes como el de Madison Montgomery, la ineptitud de los guionistas queda patente cuando uno se da cuenta de que el único recurso que tienen los guionistas para introducir cambios en las tramas es matar personajes para resucitarlos prácticamente de inmediato lo que a todas luces resulta inútil y telefilmesco a más no poder.
Y por último, y no menos importante, tenemos a Taissa Farmiga (volviendo tras su ausencia en la segunda temporada) y a Evan Peters (repitiendo tras sus papeles protagonistas en la primera temporada y en Asylum), lo que indicaba seguro que ibamos a tener ración de romance...pero no indicaba en absoluto que ibamos a tener a dos de los personajes más maltratados por el guión de la historia de la televisión. Taissa Farmiga es una bruja que mata a la gente a polvos (poder que sólo demuestra en dos momentos de la temporada dicho sea de paso) que se ve involucrada en la muerte de Kyle (Evan Peters), por lo que decidirá juntar los cachos de su cadáver para convertirlo en un resucitado a lo Frankenstein. Hasta aquí, todo claro, ¿No? Bien, pues a partir de esta situación disfrutaremos de unas cuidadas interpretaciones de Peters comportándose como un retrasado mental berreando y lloriqueando constantemente y de Farmiga en plan madre cuidadosa, ocultándolo del resto y arreglando sus estropicios a la vez que realiza su consabido papel cómo buena secundaria, montándose tríos, masacrando zombies con una motosierra o resucitando mayordomos muertos para matarlos de nuevo a los cinco minutos siguientes. En el penúltimo, y tras una milagrosa transformación en la que Kyle pasa de ser un engendro con la mentalidad de un niño de dos años a una persona normal y corriente, parece que la pareja va a huir y a vivir su vida de amantes lejos del aquelarre para volver al comienzo del siguiente capítulo porque así lo exigía la trama. En pocas palabas, que habrían salido mejor parados si les hubieran pegado una pedrada a cada uno en la cara y luego les hubieran curado las heridas con una cataplasma de mierda.
Pero ojo, no todo es malo en la puta tercera temporada de AHS, no. La estética sigue triunfando, detalles como ese minotauro, el mayordomo malrollero de los pelos largos, los vestuarios y las escenas gore (ese auto-acuchillamiento de ojos cerca del final de la temporada) cumplen con creces con lo esperado y es prácticamente la única razón por la que no he suspendido esta entrega de AHS (coño, si al fin y al cabo, hasta el demonio de la escama es gracioso y todo).
Básicamente resumiría los errores de American Horror Story: Coven en tres puntos: el primero, un guión desastroso e incompetente en el que las ideas se agotan de golpe a partir del capítulo cuatro más o menos; segundo, un exceso de personajes que no hace sino complicar la dura tarea de componer unas tramas aceptables; y tercero, y que no he mencionado anteriormente, que prácticamente casi todo el aspecto malrollero y/o potencialmente terrorífico del que hacían gala las anteriores entregas desaparece, de manera que parece que en vez de ver una serie de terror estemos contemplando un culebrón de sobremesa.
Termino ya de una puta vez con una sentencia. La cuarta temporada va a ser la última temporada con Jessica Lange (entiendo que haya acabado hasta los ovarios una vez terminada esta). Esto quiere decir que se va uno de los principales atractivos de la serie. Por lo tanto, ya se pueden poner las pilas guionistas y demás responsables y hacer una cuarta entrega apoteósica (corren rumores ya de que tendrá lugar en un circo, lo cual podría resultar fantástico si metieran deformes, enanos y demás aberraciones de la naturaleza) o mucho me temo que Coven habrá sido la primera estocada para una serie que en un principio pintaba muy bien y que actualmente está al borde la agonía final. Y es que de verdad American Horror Story está pidiendo a gritos una última resurrección de esas que tanto han abundado en esta tercera temporada. Dios lo quiera así.



Bueno, esto se acabó un mes más. Y como no me apetece comerme el coco os dejo aquí abajo como despedida al señor compositor James S. Levine y su La La La Song, de la banda sonora de AHS: Coven, un tema que se te mete en la cabeza y no se va ni con la ayuda de una taladradora. Ale, hasta el mes que viene señores lectores. Felices orgasmos.






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