viernes, 28 de febrero de 2014

VISIONADOS DE FEBRERO DE 2014: El mas del amor y el odio

Como corresponde al mes, empecemos con una canción sobre el amor:



Febrero, febrero. Archimundialmente conocido como el mes de San Valentín, el día de los enamorados, donde todo el mundo es feliz y se regodea en su propio jolgorio con sus compañeros o compañeras de viaje, sus almas gemelas, sus medias naranjas. Ah, el amor, que hermoso es el amor, el amor...un momento, ¿aún estáis ahí? Bien, pues sabed que todo esto es una mierda y que en este patético universo que tristemente habitamos, el amor es una furcia barata, una mentira sucia proclamada a voz en grito por la sociedad a lo largo de los tiempos, probablemente como parte de un mecanismo natural de autodestrucción de nuestra especie puesto en marcha en el albor de los tiempos por el cual el orgasmo sea una señal química que active el comienzo del fin de nuestras vidas. Porque en estas fechas en las que todo el mundo intenta demostrar que es el mejor amante de todo el planeta, un servidor encuentra cada vez más razones para defender el odio por encima del amor. Y no, no me voy a referir a como las mujeres laváis los cerebros de vuestras parejas para convertirlos en sucios títeres al servicio de vuestras pérfidas intenciones, ni de como los hombres aportan su granito de arena a la macabra maquinaria fingiendo una pose, cuando no directamente engañando a las féminas para conseguir, en una palabra, follar. Simplemente quiero recalcar que el amor actualmente no es un sentimiento válido en todas facetas...si no sintiéramos tanto amor por nosotros mismos, saldríamos a la calle ahora mismo, cuchillo en mano, a hacer justicia, y muchas cosas cambiarían; si no existiera tanto rollo de amor eterno (always together, 3MSC y demás chorradas cursis y sensibleras), no existirían las infidelidades, pues todos tendríamos claro que en el ser humano, el deseo de fornicar con otras hembras es inevitable...coño, mira, se acabó, voy a dejar esto ya, porque la verdad me está mucho asco escribir esto y estoy viendo que está empezando a perder el sentido, si es que alguna vez lo tuvo. Pos eso chavales y chavalas, olvidaos del amor y vivid una vida empujados por el ODIO.
Dios, cada vez se me da peor esto de escribir las introducciones.
Y ahora, las películas, que es para lo que estaréis leyendo esto.


Título: Protección a un ser menor a.k.a Heart of Dragon: El Corazón del Dragón (Long de xin)
Director: Sammo Hung, Fruit Chan
Año: 1985
Intérpretes: Sammo Hung (Dodo), Jackie Chan (Tat), Hoi Mang (Ian), Emily Chu (Jenny)
Calificación (sobre 10): 6

Dios, no podía haber mejor forma de empezar el mes, y la verdad es que me habría encantado ponerle más nota, pero evidentemente, era imposible. Lo que tenemos aquí es un producto verdaderamente bizarro: una película de artes marciales protagonizadas por dos de las más reconocidas estrellas del género, como son Sammo Hung y Jackie Chan, en la que este último interpreta a un policía de ciudad que debe de encargarse de cuidar a su hermano mayor retrasado mental, interpretado por el primero, y rescatarlo cuando se ve inmerso en una trama de robo de joyas con mafiosos de por medio.
Supuestamente entendida en su momento como una peli de artes marciales enfocada hacia el drama, la película intenta mostrar una difícil relación entre un discapacitado y su hermano, que tiene que renunciar a sus sueños en pro del bienestar de este...pero dicho concepto se desploma nada más comenzar el film y queda reducido a escombros según avanza este, convirtiéndose en una comedia absurda con todas las de la ley, al igual que una de las películas que más desprecio y mofa muestra hacia los retrasados mentales, al menos que yo recuerde, empezando por ese gran título (me encantaría referirme a partir de ahora a los retrasados mentales como seres menores, si no fuera porque probablemente esto me acarrearía más de un problema y el odio de mis semejantes, totalmente justificado) y siguiendo por las situaciones vividas por Sammo Hung durante los primeros 40-50 minutos de la película (en los que las artes marciales aparecen reducidas prácticamente al mínimo, y eso que la peli dura 80 ) en las que, ocurra lo que ocurra, prácticamente todos los personajes importantes de la cinta acaban dando de ostias al retrasado en algún momento de la misma.
Pongamos por ejemplo el inicio de la cinta, en la que Sammo Hung y unos críos amigos suyos se meten en un restaurante pensando que pueden comer todos por el módico precio de diez dólares (cuando, lógicamente, los diez pavos que la gente paga son la propina al camarero). Cuando llega el momento de pagar la cuenta, y al ver que el susodicho no tiene con que pagarla, los trabajadores del restaurante, no sabemos si ignorantes de la discapacidad mental del individuo, le propinan una soberana paliza, tras la cual este huye y se esconde en la nevera industrial del local, donde casi muere de congelación, al menos hasta que su hermano se cuela por los conductos de ventilación y le salva la vida.
Y así, situaciones de todo tipo en la que el retrasado sufre todo tipo de vejaciones: es humillado por un profesor privado, recibe patadas giratorias por parte de mafiosos y es arrojado por un barranco; es utilizado por los niños del colegio, quiénes le hacen pasar por sus respectivos padres para librarse de sus movidas; obligado a comer comida del suelo y arrastrase "como una anguila" por el dueño de un restaurante al que Sammo Hung va a buscar trabajo, y así constantemente hasta el final en el que es secuestrado por los mafiosos y Jackie Chan entra en escena, comenzando la peli de artes marciales propiamente dicha (que ojo, Jackie también se alza entre la ofensa y la escarnia hacia los retrasados cuando demuestra en una escena al principio de la peli que únicamente quiere casarse con su novia para poder endosarle a ella el marrón de cuidar de su hermano y así él poder cumplir su sueño de hacerse marinero y poder ver mundo)
 Las peleas, persecuciones, tiroteos y demás no están mal, pero son escasas y en la mayoría de las ocasiones tienen como objetivo principal a Sammo Hung, aunque algunas, como la batalla final contra los mafiosos, que tiene lugar en una obra, y en la que héroes y villanos utilizan toda clase de objetos como llaves inglesas, tuberías, cascos de obrero y hasta carretillas para pelear, hacen merecedora la espera.
Todo este cúmulo de despropósitos viene aderezado con unas sobreactuaciones por parte del dúo protagonista (aunque menor, en el caso de Sammo Hung) dignas de una entrada en el Libro Guinness de los Récords (Atención a la escena en la que Jackie Chan le pide perdón a su hermano y ambos acaban llorando como madalenas, que de lo lamentable que es, no causa otra cosa que carcajadas), lo que convierten a la peli en un divertimento excelente, sobre todo si uno deja de lado la ética, la moral y los principios, dispuesto a abrir su mente para reírse de la mofa y el escarnio a costa de los seres menores. Obra maestra de la infamia que hay que ver si o sí.






Título: Le llamaban Dragón Gordo (Fei Lung gwoh gong)
Director: Sammo Hung
Año: 1978
Intérpretes: Sammo Hung (Ah Lung), Peter K. Yang (Profesor Bak), Feng Feng (Tío Hung)
Calificación (sobre 10): 5

Otro kung-fu puerco protagonizado por un Sammo Hung bien jovencito. En este caso, la trama de la película gira en torno a un joven llamado Ah Lung que desea ser como Bruce Lee y dedica el poco tiempo libre que le deja su trabajo en la granja de su familia a practicar kung-fu con los cerdos a los que cuida, llegando a convertirse en un luchador verdaderamente hábil. Un buen día, su padre le envía a la ciudad a trabajar en el restaurante de su tío. Allí Ah Lung vivirá un entuerto tras otro, irá pasando por un trabajo tras otro y acabará metiéndose de bruces en una trama criminal con mafiosos y falsificadores de arte de por medio.
Básicamente la película viene a ser una brucexploitation más entre el pilón y medio de imitaciones de Bruce Lee que existen por los submundos cinematográficos, pero a diferencia de otras, esta tiene claro en todo momento su naturaleza paródica y no se toma en serio en ningún momento e incluso llega a contener algún que otro momento en el que directamente se crítica el fenómeno de las brucexploitation (vease la escena en la que Sammo Hung acaba como extra en un rodaje con una imitación de Bruce Lee a la que acabará sometiendo con su imbatible técnica de kung-fu por considerarla una ofensa a su ídolo). A todo ello ayuda Sammo Hung, que se alza entre el mar de sobreactuaciones de las que está plagada la película (atención especialmente a la interpretación del malo, que muestra unos caretos antológicos en los momentos más intensos de su papel, y a la del tío del prota, del que ya te descojonas en cuánto aparece cuando ves que se trata de un hombre con una "ligera" parálisis facial, impostada o no, eso ya no lo sabemos) encarnando un papel en el que básicamente se dedica a imitar los gestos, gritos, expresiones y movimientos de Bruce Lee durante los combates, que dicho sea de paso, tampoco brillan especialmente por su espectacularidad (salvaría la primera pelea en el restaurante, la pelea en la fiesta en la que Sammo Hung se emborracha y por supuesto, la pelea final contra los tres sicarios del malo), aunque eso sí, la peli nos deleita con breves momentos de acción que no llegan a convertirse en combates pero que arrancan la risa inmediatamente al espectador, como el inicio practicando el kung-fu con los cerdos o el momento en el que ningunea a dos franchutes que acosan a una camarera del restaurante en el que trabaja.
Y aparte de todo esto, ¿Qué más tenemos? os preguntaréis. Pues tenemos por ejemplo a un chino maquillado de negro interpretando a uno de los sicarios del malo, un afroamericano experto en kárate (anonadado me quedé...); un villano empujado por el odio y la venganza hacia una mujerzuela que le ninguneó y despreció en el pasado, cloroformazos, emocionantes persecuciones y un montaje tan cochambroso que acaba dando la sensación de que la película está compuesta a partir de escenas cortadas y pegadas de otras películas (cosa que, recalco, no es así).
Personalmente, la encuentro menos divertida que la anteriormente comentada Protección a un Ser Menor, pero si puede resultar un divertimento muy aceptable (aunque como película propiamente dicha sea poco menos que una infamia) para una tarde en la que uno no tenga nada que hacer y le apetezca flipar un rato y echarse unas risas de las buenas. Lo que viene a ser un sucio film de kung-fu del bueno vamos.
Y aquí os dejo, gracias a las maravillas de Youtube, la película íntegra en castellano para vuestro disfrute visual y auditivo.





Título: Ga' Hoole: La Leyenda de los Guardianes (Legend of The Guardians: The Owls Of Ga'Hoole)
Título en Serbia: Legenda o čuvarima
Director: Zack Snyder
Año: 2010
Intérpretes: Jim Sturgess (Soren), Emily Barclay (Gylfie), David Wenham (Digger), Anthony LaPaglia (Twilight), Geoffrey Rush (Ezylryb), Helen Mirren (Nyra), Joel Edgerton (Pico de Metal)
Calificación (sobre 10): 7

Peliculilla de animación de fantasía épica. En 3D. Con buhillos y otras criaturas computerizadas de protagonistas.
Si, esto existe.
Unas jóvenes lechuzas son secuestradas del nido y enviadas a una especie de campo de concentración donde son utilizadas como esclavos. Allí, otro búho, un alma cándida, les libera y les encomienda viajar hasta el mítico árbol de Ga'Hoole, donde habitan los Guardianes, una antigua órden de lechuzas guerreras enzarzadas desde hace siglos en una guerra con Los Puros, un clan de lechuzas arias defensoras de la supremacia blanca, con el fin de avisarles del inminente peligro que corren los Reinos de Lechuzas a manos de estos últimos.
Ga'Hoole, en esencia, viene a suponer el traslado del concepto del género de Dragones y Mazmorras (osease, elementos del género fantástico, batallitas, el bien enfrentado al mal, el concepto del grupo en el que cada miembro encarna a un estereotipo determinado, etc) al cine de animación, con lo cual, el entretenimiento está asegurado. Lo malo es que una película de este tipo requiere algo de profundidad, al menos la mínima necesaria como para empatizar con los personajes, cosa de la que carece (salvo por los personajes de Soren, la lechuza protagonista, y su hermano: dos caras de una misma moneda) debido a la regla no escrita por la cual una película de animación enfocada al público infantil (no penséis que esto es otra cosa) no puedo durar más de hora y media. En otras palabras, que la peli va a toda polla y no deja tiempo para desarrollar los personajes y tramas como dios manda, lo que la convierte en una cinta que resulta apresurada y con una historia simple y predecible.
Pero no nos engañemos, que en este caso no es lo que hemos venido a buscar. Y es que en una película que lleva detrás el nombre del director Zack Snyder lo que queremos ver es acción y épica. Y esta está ahí, con todas las marcas de la casa del director: la estética recargada, muy de cómic; las cámaras lentas en las escenas de batallas, etc. El espectador común que quiera divertirse con la peli se lo pasará como un enano y flipará en colores con las lechuzas acuchillándose entre sí mediante prótesis de acero implantadas en sus garras, con las lechuzas herreras amartillando el metal caliente, lechuzas luchando contra murciélagos, todo ello rodeado de fuego, chispas y el entrechocar de los aceros. Hay que verlo para creerlo. Porque cuando los héroes entran en acción, parece que estemos viendo a los putos 300 pero con lechuzas y búhos en vez de espartanos sedientos de sangre.
Y aun así, y a pesar de las carencias del guión que ya he mencionado antes, aún hay tiempo para ese elemento que no puede faltar en una película de este tipo: un discurso épico. Imaginaos la escena, el protagonista, un jóven idealista que sueña con ser un guerrero se encara a su maestro, un autillo anciano, antiguo soldado, un veterano de mil batallas, con las garras mutiladas y el rostro cubierto de cicatrices de antiguas heridas. El joven le pregunta sobre sus acciones en el pasado, sobre la heroicidad de sus anteriores gestas de guerra. El viejo, sabedor como es, le muestra su cuerpo destrozado y le responde lo siguiente: "Este es el rostro de alguien que ha luchado en una batalla. No es glorioso, no es hermoso ni es heroico, sólo es el rostro de un hombre que cumple con su deber una y otra y otra vez, incluso cuando es sabedor de que algún día acabará de esta manera". Brutal.
Todo esto, en el fondo, no deja de ser una mera excusa para que Zack Snyder se alce y desate todo su potencial, haciendo con estas lechuzas todo lo que no podría ser capaz de hacer con personas de carne y hueso. De esta manera, tanto el trabajo de dirección como el de efectos especiales son cojonudos (increíble lo que se puede hacer a estas alturas de la vida con un ordenador) , y esto se nota no sólo en las batallas, la especialidad de Snyder, sino en los planos desde las alturas y sobre todo en las escenas de vuelo, las auténticas joyas de la corona de la peli y la razón por la que la misma será recordada en el futuro, al menos por un servidor, como un hito dentro del cine de animación (especial atención a la escena introductoria de la película, a la del vuelo en la tormenta y a la del incendio, tres de las escenas, a mi juicio, más impecablemente concebidas y filmadas de la historia de la animación en 3D).
En resúmen, Ga'Hoole: La Leyenda de los Guardianes no podrá presumir de ser profunda, de ser capaz de emocionar al público o de buscar la nostalgia y la lágrima fácil en este (no estamos hablando de Pixar). Es una peli de fantasía épica, y como tal es simple, predecible, sigue a rajatabla las normas del género y sufre en exceso el peso de su escasa duración que impide un mayor desarrollo del guión. Pero es épica como ella sola, está realizada impecablemente y, en definitiva, cuando acabas de verla, te das cuenta de que, en el fondo, te ha molado un cojón y la mitad del otro (Y ya en el cine, en pantalla grande, ni os cuento, eso era todo un ESPECTÁCULO GRANDIOSO con mayúsculos)
Y por eso es por lo que la defenderé a muerte frente a todos aquellos que son incapaces de concebir un cine de animación fuera de Disney y de su hermano de sangre Pixar. ¿Capisci?






Título: Robocop
Título en Serbia: Robokap
Director: Jose Padilha
Año: 2014
Intérpretes: Joel Kinnaman (Alex Murphy /Robocop), Gary Oldman (Dr. Dennett Norton), Michael Keaton (Raymond Sellars), Abbie Cornish (Clara Murphy), Samuel L. Jackson (Pat Novak), Jackie Earl Haley (Rick Mattox)
Calificación (sobre 10): 5

Uno de los estrenos de este nuevo año que más prometía…que más prometía ser una puta mierda ha demostrado al final no llegar a esos niveles, pero tampoco ha conseguido ser una gran película. Un entretenimiento, una peli para pasar el rato y un duermesiestas. Todo eso es el remake del gran clásico de la ciencia ficción, la niña de los ojos de Paul Verhoeven, osease, el Robocop.
Evidentemente, y aún más en este caso, siendo una película que marcó un camino a seguir para las futuras generaciones, es imposible ignorar la existencia de la original al disponernos a visionar este remake. Y es que esta nueva versión se parece más bien poco a la historia original de Alex Murphy, aquel policía que era cosido a tiros por unos mafiosos cabrones y posteriormente reconvertido en una criatura mitad máquina, mitad hombre, programada para traer el orden y la ley a las calles. Sí en esta versión tenemos a Alex Murphy, tenemos al Robocop, a Omnicorp y a los robots asquerosos de los malos, pero todo el espíritu gamberro, el cachondeo y especialmente la violencia de la original se han perdido, engullidas por el PG-13 (la calificación por edades considerada idónea para vender una película de este tipo en el mercado americano) y la intención de hacer una historia seria y dramática con un personaje al que no le pega ni con cola.
Olvidaos de la sangre, las tripas, las pollas destruidas a tiro limpio y los malosos bañados en ácido, el nuevo Robocop no tiene nada de eso. Aquí Alex Murphy no muere siendo mutilado progresivamente a tiro limpio por una cuadrilla de hijos de puta, sino que en su lugar lo hace víctima de una estética explosión, el 80% de las víctimas del Robocop son robotos, y tanto en estos casos como en los momentos en los que son los humanos los que reciben las balas, presenciamos unos niveles de hemoglobina prácticamente nulos. Y eso que la acción resulta cojonudamente rodad por momentos, no en vano detrás de la cámara tenemos a José Padilha, director de ese pepino que es Tropa de Élite y su secuela, un tío que sabe lo que el público, y en especial el masculino ansioso de testosterona, quiere ver en una película de acción. El resultado: momentos como la escena del entrenamiento del Robocop, el asalto al laboratorio de drogas o la pelea final con los robotos gordacos malvados están rodadas con un pulso que te cagas y un ritmo de infarto, hasta el punto de que por momentos, parece que estemos dentro del puto Call of Duty.
Igualmente, la peli puede presumir de tener un diseño de producción bueno, que no excelente, pues a pesar de que el diseño de los escenarios, las armas, la tecnología, etc, resulta agradable a la vista, presenta un fallo de diseño insalvable, que es, ni más ni menos, que el puto traje del Robocop, que por momentos parece una mezcla entre el traje de Juez Dredd, el kevlar del Batman de las pelis de Nolan y los trajes de los pilotos de Jaegger de Pacific Rim, amén de ese hecho inexplicable como es la presencia de una mano de carne y hueso implantada en un cuerpo que es prácticamente cien por cien metálico. De verdad, es ridículo ver un hombre del que lo único que se conserva es una cabeza, unos pulmones y una mano por ahí suelta (atención a la escena en la que nos presentan el estado de Murphy tras su intento de asesinato, que de la pena que da, destruye completamente cualquier repulsión o sentimiento de desagrado que podría provocar y lo sustituye por la vergüenza), y lo peor es que con esto se pierde todo el aspecto de máquina, de lata, ese aspecto tan inorgánico y aberrante que tenía el Robocop original. Una pena.
El otro gran fallo de la película es consecuencia de una moda que se está poniendo de moda, especialmente entre el género de superhéroes, que es ni más ni menos que coger un personaje y volverlo todo lo serio y humano posible, aunque ello vaya en contra de la propia naturaleza de este. Funcionó con las pelis de Batman de Cristopher Nolan porque Batman nunca ha sido un ser sobrehumano con poderes, sino simplemente un hombre empujado al camino del justiciero; pero no funcionó con Superman en el Hombre de Acero y definitivamente no funciona con Robocop. La idea de la original era que, tras su muerte, Murphy era reconvertido en, básicamente, un ordenador con patas e investido policía. Se convertía en el arma más eficaz contra el crímen pero perdía su humanidad en el proceso para, progresivamente, recuperarla ,hasta llegar al final donde finalmente hombre y máquina se convertían en uno. En el remake, todo ese mensaje, esa evolución, se pierde. Robocop retiene su conciencia humana con sus sentimientos y todo durante toda la película, de manera que únicamente vemos retazos del Robocop original en un momento en el que tienen que drogar a Murphy debido a ciertos acontecimientos que no voy a revelar, convirtiéndole en el autómata que todos apreciábamos de la original (y esta situación dura más bien poco). ¿Qué onseguimos con esto? Pues que durante la primera hora/ hora y cuarto, la película sea más un drama sobre como Murphy se convierte en un monstruo y tiene que hacer frente a los sentimientos de miedo y rechazo de su mujer e hijo (hecho que queda patente en una escena en la que la mujer de Murphy le asalta en plena calle soltándole un sermón sobre las pesadillas nocturnas de su hijo ,que desemboca en un Robocop conduciendo su moto a toda ostia por las calles de Detroit mientras suena una musiquilla de piano digna de la banda sonora de Forrest Gump). Vamos, que poco ha faltado para que no nos pusieran al Robocop llorando y soltando un monólogo existencial a la cámara. ¿Dónde quedaron la desvergüenza y el humor negro del personaje? Yo no lo sé, pero lo que es innegable es que la película no es una cinta de acción y ciencia ficción pura hasta los últimos tres cuartos de droga, lo cual convierte a todo lo anterior en…¡Tachaaan! Un coñazo de tres pares de cojones (aunque el resto de la película merezca salvarse).
En cuanto al tema de interpretaciones, el prota, la verdad, no me hace ni fu ni fa, es simplemente un mero maniquí al que le han endosado el papel del héroe, el cual, seamos sinceros, podría haber hecho cualquier otro. El plato fuerte de la película estaba en los secundarios.
Por un lado tenemos a Samuel L. Jackson haciendo de periodista mega patriótico y sobreactuando que te cagas en cada aparición suya hasta rozar el delirio en esa aparición final en la que afirma que Estados Unidos es “El mejor país del mundo” (textualmente).  Gary Oldman también acomete una interpretación bipolar, al momento le veos cohibido y bonachón para, a la siguiente escena,  recordar sus míticos papeles en El Quinto Elemento y en El Profesional para soltar todo un ejemplo digno de manual de sobreactuación, gritando y gesticulando como pocas veces le he visto antes. También tenemos a Michael Keaton, que resulta tan indiferente que bien podría haber sido sustituido por un actor de tercera sin que hubiéramos notado la diferencia; un cameo de Michael K. Williams (Chalky White en la serie de TV Boardwalk Empire) y un montón de mindundis que ni pinchan ni cortan en la película (y si, en esta categoría incluyo a Jackie Earl Haley, que además, sale más feo que nunca).
Finalmente, no puedo dejar de comentar, aunque sea en dos frasecillas, la banda sonora.  Básicamente, es un compendio de guitarrillas, tecnosonidos y demás moderneces. Peeero…en ciertos momentos de la película escuchamos el tema principal de la original compuesto por el gran Basil Poledouris , y en cierta escena, aparece en escena el concierto de Aranjuez, hogar y patria de un servidor que escribe. Así que podría decir que en esos determinados momentos, la banda sonora se alza. Durante el resto de la película, sin embargo, es la sosez e indiferencia en estado puro.
En resúmen, el remake de Robocop no es una gran película, pero tampoco es una puta mierda. Es uno de esos ejemplos en los que el buen hacer de la dirección, el ritmo y la composición de las escenas y el diseño de la producción llega a un precario equilibrio con las inconsistencias del guión, la falta de gancho de los intérpretes y la desvirtuaciones clarísimas y notables respecto al film original. El resultado se deja ver, perfectamente podría servir para entretenerte una noche que no tuvieras otra cosa mejor que ver o para verla una tarde si la pasan por la tele, pero no pasará a la historia ni por su grandeza ni por ser mierdera. Es así.





Título: Las Aventuras de Ford Fairlane (The Adventures Of Ford Fairlane)
Título en Latinoamérica: Ford Fairlane: Policía del Mundo del Rock
Director: Renny Harlin
Año: 1990
Intérpretes: Andrew Dice Clay (Ford Fairlane), Lauren Holly (Jazz), Maddie Corman (Susú Pétalos), Wayne Newton (Julian Grendel), Priscilla Presley (Colleen Sutton), Ed O'Neil (Teniente Amos), Robert Englund (Smiley)
Calificación (sobre 10): 4

Tremenda  película esta, Santa María Madre de Dios.
Ford Fairlane es el detective del rock n roll, un individuo que trabaja como investigador privado para las grandes compañías de música y las estrellas más reconocidas del mundillo del rock, hasta que un buen día, recibe el encargo de encontrar a una joven desaparecida de nombre Susú Pétalos, lo que le conducirá de lleno a una conspiración criminal repleta de mentiras, sexo y, por supuesto, rock n roll.
Detrás de esta comedia del montón, porque no nos engañamos, es lo que es, se encuentra Renny Harlin, conocido director  de pelis de acción como La Jungla 2 y Máximo Riesgo, amen de otras como Deep Blue Sea o Cazadores de Mentes, que hace lo que buenamente puede para reflotar un proyecto con un único objetivo, servir de vehículo promocional para el cómico Andrew Dice Clay. ¿Qué supone esto? Pues que, al margen del prota, el resto del casting son actores de segunda o tercera (el cameo de Robert Englund como uno de los sicarios malvados sólo sirve para enfatizar esta sentencia) a cada cual peor, especialmente la actriz que interpreta a Susú Pétalos, que vale que tiene que hacer de un personaje estúpido y ridículo, pero una cosa es eso, y otra cosa es hacer que parezca que estás interpretando a un ser menor en vez de a una groupie quinceañera.
En cualquier caso, el señor Dice Clay se alza, gobernando el timón de la película y conduciéndola a donde le viene en gana, aunque, desgraciadamente, su pericia no es la necesaria y la película, en muchos aspectos, se queda  encallada en algún que otro banco de arena del aburrimiento, cuando no se estrella directamente contra las rocas del fracaso y la vergüenza. Los gags, en su mayoría, no hacen ni puta gracia; hacia la mitad, la peli se queda estancada durante minutos y minutos y no progresa hasta que, de repente, llega a un final apresurado de cojones, de manera que todo el conjunto da la sensación de haber sido pensado por una persona sin ningún tipo de sentido del ritmo dramático…o de sentido común directamente.

¿Cosas buenas de la peli? Hay rock y bailoteos, Andrew Dice Clay tiene presencia frente a la cámara y hasta llega a cantar en cierto momento de la película, y uno de los personajes secundarios es un koala que come ganchitos.  Pero por encima de todo está ese doblaje…ese doblaje tan asqueroso y repugnante encabezado por un Pablo Carbonell que realiza un trabajo tan patético que por momentos parece que a Fairlane le hayan doblado cuatro personas distintas en vez de un único actor. Y no sólo eso, sino que o bien el nivel de traducción del doblaje de la película era digno de un curso de primaria de inglés, o bien Carbonell hizo lo que le salió de la polla, porque la verdad, ignoro de que vocablo británico han podido derivar expresiones como “Salta membrillo” o “Eres un menosmola, tócame las bolas”. Lamentable e hilarante a la vez, este pútrido doblaje se convierte a la vez en lo peor y mejor de la película y, al final, en lo que la acaba salvando del suspenso más absoluto, lo que sin embargo, no la libra de ser una peli más del montón que no volvería a ver ni en broma, salvo quizás para reírme de la repulsiva voz de Carbonell o del koala come-ganchitos…que por cierto, son dos cosas que podría ver en cualquier video de Youtube sobre la película…entonces…no, no encuentro ninguna razón por la cual volvería a ver Las Aventuras de Ford Fairlane
Y eso que no he dicho que sea un truño de tres pares de cojones, sólo una peli mediocre más. 
Ironías de la vida.





Título: Tropa de Élite
Título en Serbia: Elitne jedinica
Director: José Padilha
Año: 2007
Intérpretes: Wagner Moura (Capitán Nascimento), André Ramiro (Matías), Caio Junqueira (Neto), Fernanda Machado (María), María Ribeiro (Rosane), Milhem Cortaz (Fabio Barbosa)
Calificación (sobre 10): 8

Hacía mucho, pero que mucho tiempo que no encontraba una película de la naturaleza de Tropa De Élite, una cinta con dos cojones, difícil de ver sin acabar posicionándote a favor o en contra de la misma, un film verdaderamente duro pero tan real como una patada en las tripas, totalmente acorde con los tiempos que corren hoy en día. Sin ninguna duda, una película que es incapaz de dejarte indiferente.
La acción de Tropa de Élite transcurre en Río de Janeiro en 1997 y, básicamente, narra las historias de tres personajes distintos en los meses previos a la visita del papa Juan Pablo II a la ciudad. Roberto Nascimento es un capitán del B.O.P.E. , el escuadrón de operaciones especiales de la policía brasileña, encargado de limpiar las favelas de Río de escoria criminal antes de la llegada del Papa. Neto y Matías son dos jóvenes agentes de policía honrados y conscientes de la corrupción que rodea al cuerpo que, tras un tiroteo en una fiesta en el que se ven involucrados, deciden entrar en el curso de reclutamiento del B.O.P.E. Todos ellos se verán inmersos en una lucha encarnizada con los narcotraficantes locales la que el miedo y la violencia se alzarán como reinas de la fiesta.
En el fondo, esta es una de esas películas en la que lo que destaca no es el plantel de actores (todos muy correctos, pero sin llegar a ser sobresalientes), ni el aspecto estético (que fuera de las escenas de acción, tampoco es que importe demasiado), ni la dirección (aunque estando José Padilha detrás de la cámara podéis esperar lo mejor de lo mejor en cuanto a las escenas de tiroteos y de acción en estado puro, cómo ya he comentado unas cuántas críticas más arriba en el párrafo dedicado al remake Robocop ), sino el tema que la misma quiera tratar y cómo el señor Padilha y el señor  Braulio Mantovani, guionista de la cinta, nos lo venden.
Tropa de Élite es una película sobre la corrupción, sobre la violencia y sobre lo repugnante que puede llegar a ser el humano. Es una historia sobre el crímen y la "justicia" en la que no hay víctimas, sólo culpables en mayor o menor medida, una cinta que no pretende abusar de moralinas ni pretende meternos a presión una moraleja en el cerebro. Simplemente nos muestra toda la crudeza de un mundo como el nuestro, en el que todo aquello que podemos ver en la ficción es simplemente eso, y ni llega a acercarse a lo ruin y miserable que puede ser el ser humano en la realidad. Porque en Tropa de Élite los narcos no son peores que los policías, sino todo lo contrario, ambos son hermanos en formas de actuar pero enemigos por naturaleza. Si los criminales utilizan el miedo y la violencia para acojonar a la gente y lavan el cerebro a los jóvenes para reclutarlos para sus organizaciones, los miembros del B.O.P.E. no se quedan cortos, utilizando ese miedo y esa violencia para mantener a los narcos a raya, llegando hasta el extremo de usar la tortura para obtener información de los civiles sobre estos, e igualmente lavan el cerebro a los aspirantes a ingresar en semejante cuerpo de élite (la historia de los jóvenes agentes de policía no está puesta ahí porque sí, desde luego), con un entrenamiento que deja en pañales a las salvajadas que sufrían los marines de La Chaqueta Metálica, de manera que para cuando acaba la película, las personalidades de los personajes han quedado completamente tergiversadas.
La película es un compendio de situaciones que desde luego te hacen cuestionarte la propia naturaleza del ser humano como algo distinto a una animal salvaje, el significado de la justicia o donde está el límite del bien y el mal o si acaso este existe (¿Cuándo un mal se puede considerar necesario?). Es más que una película, es una experiencia intensa, de la que es muy difícil componer una reseña objetiva sin antes meditarla profundamente (os juro que de verdad me está costando tres pares de cojones escribir estas líneas). 
Yo mismo noto que no me encuentro capaz de decir algo más sobre la película, como si mi cerebro se resistiera a dejar salir todas esas emociones que la puta cinta ha despertado en mi interior, pero en cualquier caso, una cosa es segura: estamos ante un film que será un futuro clásico de culto con una certeza casi absoluta, no lo dudéis. Recomendadísima. Hay que verla. 
Y siento no haber hecho una reseña mejor, pero cuando veáis la puta maravilla esta comprenderéis como me siento en estos momentos, os lo aseguro.





Título: La Horda (La Horde)
Título en Serbia: Horda
Directores: Yannick Dahan & Benjamin Rocher
Año: 2009
Intérpretes: Eriq Ebouaney (Markoudi), Jean-Pierre Martins (Ouessem), Claude Perron (Aurore), Doudou Masta (Bola), Aurélien Recoing (Jimenez), Yves Pignot (Renée)
Calificación (sobre 10): 5


Película de zombis francesa con gran componente de acción, que no de terror,porque la peli miedito miedito, pues la verdad no da mucho, que además forma parte de aquella hornada de cine de terror francés tan prolífica de la que salieron títulos como Martyrs o A L’Interieur, La Horde cuenta como un grupo de policías se reúnen para cargarse a un grupo de mafiosos cabrones que previamente se habían cepillado a un compañero suyo. Una vez llegan al acuartelamiento de los mafias, la operación resulta una cagada monumental y son capturados por los criminales. La cosa es que cualquier posible problema que este inconveniente pudiera causar se va a tomar por culo cuando, en el exterior del edificio, se desata el apocalipsis zombi y ambos grupúsculos se ven obligados a colaborar para salir con vida de la infernal situación.
Esto es una película que, aunque haya momentos en que intenta fingir lo contrario, es muy baratita, y desgraciadamente, eso se nota, especialmente en los momentos en que los efectos especiales toman más protagonismo (véase unas balas, humo y llamaradas digitales que cantan más que el Orfeón donostiarra). Aun así, el diseño de los rabiosos no está mal del todo y en ciertos momentos, efectos tradicionales, como el uso de petardos para simular los tiros y sangre falsa a borbotones resulta efectivo.
Lo interesante de la película, lo que la hace diferente a otras películas del género, son los pequeños detalles, como son, por ejemplo, el hecho de que, cada vez que tienen que enfrentarse a un grupete de zombis, los protagonistas esnifen cocaína para ponerse la adrenalina a tope para el combate; el que estemos probablemente ante una de las pocas películas en la que los personajes, en ciertos momentos de la peli, se enfrentan a ostia limpia con los muertos vivientes (glorioso el ver a una mujer con dos ovarios puestos darle puñetazos, patadas giratorias y cabezazos a un zombi sediento de sangre), así como podemos ver, en cierta escena, una crítica encubierta a los crímenes de guerra y como se desvirtúan los valores humanos en esta cuando algunos de los personajes comienzan a ensañarse con una mujer zombificada, disparándola y dándole de ostias, hasta el punto de intentar, al menos de palabra, violarla (cosa que no llega a ocurrir, pero que habría sido el culmen de la apoteosis) , de manera que llegas incluso a sentir lástima por el puto cadáver andante.
El casting está bastante correcto, todos los actores, sin grandes aspavientos (salvo un par de momentos de sobreactuación en la que los protagonistas se encuentran en situaciones “desgarradoras”), cumplen con su papel  sin más, siendo los más destacables  Eriq Ebouaney y Aurèlien Recoing, aunque este último, a los quince minutos de metraje, se pone en la cola para la revisión por parte de San Pedro, con lo cual tampoco se puede decir que disfrutemos mucho de su papel.

En fin. Esto ya sólo por ser una peli con zombis, tiros y mogollón de muerte y sangre ya merece mi aprobado, pero ya está, se queda ahí. Como casi cualquier peli de muertos vivientes, es disfrutable, pero no penséis que porque sea francesa y esté rodada con el estilo que caracteriza a los enfants de la patrie se va a alzar por encima de otras. Vamos, que ni de coña. Le doy un cinquillo.





Título: Templario (Ironclad)
Titulo en Serbia: Templar
Director: Jonathan English
Año: 2011
Intérpretes: James Purefoy (Thomas Marshal), Paul Giamatti (Rey Juan Sin Tierra), Brian Cox (Barón de Albany), Kate Mara (Lady Isabel), Jason Flemyng (Gil Becket), Derek Jacobi (Barón de Cornhill), Mackenzie Crook (Daniel Marks), Charles Dance (Arzobispo de Canterbury)
Calificación (sobre 10): 7


Una vez terminada la tercera cruzada, el rey Juan Sin Tierra, hermano del difunto Ricardo Corazón de León se ve obligado, tras enfrentarse a  una rebelión popular dirigida por los principales barones de Inglaterra, a firmar la Carta Magna, por la cual concede mayores poderes al pueblo limitando el suyo propio. Una vez firmada, sin embargo, el monarca comienza una feroz campaña contra aquellos nobles que le traicionaron. Uno de ellos, el barón de Albany, decidido a pararle de una vez por todas,  inicia un proceso de pacto con los franceses, por los cuales estos proporcionarían a los rebeldes apoyo militar en el conflicto. Mientras espera la llegada de la ayuda, Albany y un grupo de mercenarios, entre los cuales se encuentra un recto caballero templario se acantonan en el castillo de Rochester, el centro estratégico clave del conflicto. Son poco más de veinte hombres enfrentándose a todo el ejército del rey. Oh, si…habrá sangre.
Un drama histórico en la línea de películas como 300 o El Álamo, recreando una de esas batallas épicas en la que unos pocos hombres se enfrentaron a muchos, pero con un presupuesto muy modestito en todos los sentidos. Y es por ello que la película consigue alejarse de esas grandes superproducciones con argumentos similares y desprende una magia especial, algo que la hace única.
Por un lado, el que esté hecha con cuatro perras, no es excusa para que la película escatime en violencia, de hecho, las escenas de batallas están repletas de un realismo y una violencia descarnada, rozando el puro gore, que las hacen memorables (y podrían haber resultado legendarias de no ser por el epiléptico que se encontraba a la cámara, que estropea con sus espasmódicos movimientos los momentos en los que la acción se introduce directamente en el corazón de la lucha). Así que olvidaos de violencia edulcorada y de acción tipo PG-13 que sucede a todo ostia sin una gota de sangre de por medio, porque aquí váis a ver sangre y tripas por un tubo. En Templario, cuando un enemigo recibe un hachazo en la cabeza vemos la puta grieta que le abre el arma en el colodrolo, cuando no nos lo muestran abierto en dos mitades como si de un melón de Villaconejos se tratara; cuando seccionan extremidades, saltan la sangre y las astillas de hueso; las pedradas en la cabeza hacen saltar los sesos hacia la cámara, y hasta en un momento determinado vemos como un hombre es lanzado con una catapulta contra una pared, quedando literalmente reventado contra la misma como una mosca  contra el parabrisas. Y todo ello, al menos en los primeros planos (en los planos lejanos, de multitudes, vemos la mano del ordenador y los efectos digitales de por medio) parece(no he podido asegurarlo al cien por cien) estar hecho con efectos especiales tradicionales, de manera que vemos una cabeza abrirse por la mitad, estamos viendo un puto monigote de látex, curradísimo eso sí. Y podrán decir lo que quiera, pero ningún ordenador podrá jamás equipararse a un buen efecto hecho a mano como dios manda.
Otro detalle a favor es que, fuera del dueto protagonista compuesto por un James Purefoy (Solomon Kane, Joe Carroll en la serie de TV The Following) en pleno alzamiento , en uno de esos papeles que le van como anillo al dedo,  interpretando a un templario que se pasa toda la película con un gesto perpetuo de ira contenida y mugriento como un sucio mendigo; y un Paul Giamatti simplemente bestial como el Rey Juan, la película no puede presumir de tener un reparto de campanillas, aunque bien es verdad que entre los miembros del casting encontramos caras muy conocidas como las de Jason Flemyng (el Dr. Jeckyll de La Liga de los Hombres Extraordinarios; Lock, Stock and Two Smoking Barrels…), Brian Cox (William Stryker en X-Men 2), MacKenzie Crook (el pirata feo del ojo de cristal de la saga Piratas del Caribe), Kate Mara (American Horror Story, House Of Cards y la futura Susan Storm del nuevo remake de Los Cuatro Fantásticos) o Charles Dance (actualmente en alza gracias a su papel de Tywin Lannister en la serie de TV Juego de Tronos). En otras palabras, un plantel de actores secundarios de segunda pero de calidad, que si bien no serán una garantía de audiencia, si lo son de una estabilidad conjunta. Vamos, que ninguno de ellos se puede decir que esté mal.
Sin embargo, a pesar de sus batallas bien conseguidas, a su aceptable plantel de actores y a su violencia sin tapujo, la peli sigue teniendo sus defectos, los cuales básicamente se deben al escaso presupuesto, entre los cuales podemos resaltar la pobreza de los efectos digitales cuando estos son usados (véase ese derrumbamiento de una torre en una de las últimas batallas en el que prácticamente se ven los polígonos y los bordes aserrados de la animación) y la, como ya he comentado anteriormente, pésima labor de dirección, cosa que no extraña en absoluto cuando vemos que la película viene de la mano de Jonathan English, un señor cuyo único largometraje anterior a este había sido ese tordo con cuernos llamado Minotaur quedaba más pena que otra cosa.
En resúmen, que no será una obra maestra  con millones de dólares de presupuesto detrás y un plantel de actores de cinco estrellas, pero es una película resultona y muy entretenida que invita a repetir su visionado y a sorprenderse con el hecho de que, con tan poco presupuesto, hayan logrado parir algo tan satisfactorio (Vamos, igualito que aquí en la madre patria...).
Qué coño…la peli es cojonuda. Merece la pena verla, os lo aseguro



Y con esto es un bizcocho, se acabaron los Visionados de este mes. En Marzo más, y espero que mejor, a ver si mejoro un poco la calidad de las reseñas que se cuelgan en esta pedazo de mierda que es este blog.
Os dejo con la clásica canción de cierre de Visionados. Y si la de inicio era un tema sobre el amor, la que ponga el punto y final a esta tanda de mal llamadas críticas tenía que tratar sobre el odio. Con ustedes Leo Nucci y Nino Machaidze interpretando el dueto final del acto II del Rigoletto de Verdi: Si Vendetta, tremenda vendetta.
A Chuparla.


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